29 mayo 2010

La dama del desierto



Un viejo proverbio decía que la mujer es la mitad de cielo, pero para nosotros y otros tantos, Aminetu lo es todo. La gallardía de una mujer nos hizo reflexionar durante más de treinta días de huelga de hambre, en que los verdaderos causantes de la desgracia general habían preescrito que el catorce de noviembre se marcaría en la historia como un referente nefasto en la memoria colectiva de los saharauis. De hecho, la réplica sísmica de los acuerdos de Madrid sigue sintiéndose con más fuerza, a pesar del paso del tiempo.

Pues se deduce, que no se operó cambio alguno en lo concerniente a los derechos humanos, la autodeterminación y el cumplimiento de la legalidad internacional; valores universales que es necesario hoy más que nunca defender con primor contra viento y marea. Sin embargo, lejos de toda esa objetividad quimérica, la vara de doble medir sigue siendo la receta inadecuada que rige hoy las relaciones internacionales. No hay duda que la víctima continúa debatiéndose en el lado del sufrimiento, las capitales que provocaron la inacabable tragedia de los saharauis no han cambiado de nombre ni de postura, cara a una verdad apaciguada por artimañas e intereses bien tangibles como los que figuran en los acuerdos del catorce de noviembre.

El catorce de noviembre los pequeños Haiat y Mohamed se levantaron temprano con la ingenua esperanza infantil para que les cobijase de nuevo el calor materno. La madre regresaba de un viaje por el exterior donde fue galardonada por su acción en pro de los derechos humanos. Por desgracia, el reencuentro añorado se transformó en una pesadilla. En el aeropuerto de El Aaiun los gendarmes marroquíes aguardaban impacientes el arribo del vuelo procedente de Las Palmas en el que viajaba Aminetu. Una travesía aérea que cuyo número de vuelo quedó grabado con el nombre de Aminetu. Tanto en El Aaiun como en el exterior la gente vivió largas jornadas de expectativas y decepción. Pilotos y pasajeros se quedaron sorprendidos por el hecho. No hubo entonces, reencuentro alguno, ni abrazos ni flores ni caramelos para los niños.

Lágrimas de mayores y pequeños por lo acontecido a Aminetu en los pasillos del aeropuerto. Un secuestro de la dama del desierto y un procedimiento injusto que se tramó en su ausencia, pero la mujer estaba consciente más que nunca de haber emprendido de nuevo el batallar por la esperanza y la dignidad. La dama del desierto, sin miedo alguno, levantó frente al gendarme la misma bandera que tejió de los hilos de su atuendo, sin temblor de manos ni de voz.

No cedió, la obligaron a un destierro espinoso para que se encontrase con la muerte. De terminal a terminal, como si no existieran fronteras entre países ni protocolos que regulen la emigración. Ante el desorden y la ausencia de papeleo y la complicidad, la gente de bien se irguió como clamor de viento ante la injusticia y por el regreso de Aminetu. Más de treinta días de tensión y desencanto frente a la aberrante amalgama de soberbia. Sin embargo, el espíritu de Aminetu sólo era comparable con la acción de El Mahatma Ganhdi y contra todos aquellos que pretenden menospreciar la vida y la dignidad. El tiempo pasaba lentamente con hambre y sed de libertad, sin que la dama del desierto levantara el pañuelo blanco de la rendición. El mundo contemplaba a una mujer al borde del abismo. Sin duda, por parte de algunos, hubo indiferencia, mas se levantaron barreras análogas a la anaconda de arena y piedra que cargó con la vida, la gente y la tierra en estos últimos treinta y cuatro años de impedimento de reencuentro. Cargaron los arcabuces de la infamia contra el endeble e indómito cuerpo de Aminetu, pero la dama del desierto con voz inaudible a causa del cansancio, optó por la continuidad de la vida o que envolvieran su cuerpo en un sudario de colores de la bandera, sin que arrojasen en su ausencia flores marchitas de noviembre.

Mohamidi Fakal-la

18 mayo 2010

Trabajo etnográfico: "Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular" (III parte y final)




....También se concentra durante los días de El Id para vestir ropas tradiciones de color blanco (especialmente los hombres) asociadas a la pureza y serenidad y la cultura de apertura, junto a la circuncisión de los niños, que es una doctrina religiosa que refleja el principio de la inserción del niño en la tendencia sociocultural. Y acompaña esta tradición, que tiene lugar durante la fiesta del Nacimiento Profético, se prepara una atadura por parte de la madre o la abuela en la que se coloca una pequeña cantidad de sal gema y “Harmel”. Dicha atadura se hace con un hilo rojo y se cuelga en la cintura del niño circuncidado y no se quita hasta después de pasados varios días de la circuncisión.

Esta es la fiesta en el Sahara, un evento festivo y ritual en el que se mezcla lo religioso con lo místico, y encarna el uso de estas creencias populares y su ejercicio de tal forma que exprese el deseo, la superstición y la voluntad de curar, incluso aunque tienden en su conjunto a la voluntad de proteger el cuerpo y defender su propiedad mediante la protección, con acciones recogidas de una cultura etnográfica compleja, contra muchas fuerzas malignas que no viven que con la división entre los individuos, sembrar el odio y el rencor dentro de sus filas, lo que es contradictorio con la simbolización de la fiesta.


EL FENÓMENO DE CHUPA SANGRE.

- Tentativa de explicar el fenómeno

Dado el hecho que explicar el fenómeno del “chupa sangre” en el Sahara se considera un hecho difícil a causa de la existencia de aspectos comunes con otros fenómenos antropológicos muy complicados y complejos extraños, ha cundido en el tejido cultural saharaui en el marco de lo que llaman algunos “mitos”, nos basamos en esta parte en los pocos y dispersados datos que hemos recogido de las lenguas de ciertos recitadores. Algunos “presumen” y otros confirman haber convivido de cerca con muchos casos “reales” durante los cuales algunos de sus familiares han sido objeto de la maldad del “chupador de sangre” por parte de chupadores de sangre, que son descritos con fuerte negrura de la piel, alta talla, y ojos rojizos, aspectos que constituyen las características principales del “Chupador de sangre”

“Chupar la sangre” como fenómeno no se puede separar de las costumbres y rituales que se asocian a ellos, pues es una fuerza natural basada en la magia y el encantamiento, con la cual desea el “Chupador de sangre” chupar la sangre de la víctima (ser humano) desde una distancia determinada en la que abunda la concentración visual y mental y transformar dicha sangre, como mencionan muchas de las fábulas, en una cabra, cordero o de forma general en carne.

Otros explican este fenómeno como si fuera una mentalidad primitiva lejos de la clarificación, basado en lo extraño, la ignorancia y el abuso, cuyo fin es poner de manifiesto la grandeza de la gente de anteriores generaciones, una mentalidad que brota de una ideología salvaje ligada al nivel de comprensión, entendimiento e imaginación… es decir que son guiados por ideas ingenuas y reveses de imaginación que empujan las personas a retroceder a las eras de la magia, la brujería y el charlatanismo y el mundo de los fantasmas.

En nuestra opinión, chupar sangre –como idea resultante de creencias y rituales heredados- es una práctica contraria a la religión que se basa en energías y poderes instintivos únicos de los Chupadores de sangre cuya situación es prohibida e ilegal, ya que sus relaciones con sus víctimas son al inicio y al final, una relación de abuso y de depredación…

Entonces, la persona chupadora de sangre maltrata simbólica y prácticamente a su víctima desde lejos, pues utiliza en esto y para esto, medios y puntos de partida mágicos que son en origen fuerzas de mal invisibles y no se pueden probar y de modo extraño y transforma torio, lo que hace de chupar la sangre un fenómeno extraño cuya extrañeza no es menor que la extrañeza de la leyenda del Triangulo de Bermudas. Dentro de este marco se dice en el Sahara que la persona chupadora de sangre, por temor a ser descubierta por la gente, se transforma en seres y criaturas animales “domésticos” (gatos en especial, tortugas, erizos, ovejas) u otros, al igual que en el caso del grupo Zuni en Nuevo Méjico cuando en su mayoría estaba compuesto de hechiceros que poseían capacidades sobrenaturales que les permitían convertirse en gatos.

Luego el Chupador de sangre procede a la ejecución de su meta basándose en muchos métodos extraños que no incluyen el arte del desfallecimiento y dominio desde lejos, asistido en ello por su gran capacidad a ver en el interior del cuerpo humano, para que elija de entre ellos los que le gusta. Chupar sangre -como creen muchos verdadera o falsamente- no es una simple imagen de la mentalidad primitiva (leyenda mística), tal como representa una fuerza sobrenatural más allá de los límites de la razón humana ejercidas por el chupador de sangre (cuando le muerde el hambre y aumenta su ansia por la carne) y que pone su sombra y oscuridad de amplia forma de dominio mental y enfoque visual o mediante reunión o saludo con las manos tal como es habitual en el Sahara. En virtud de esto y aquello podemos decir que el fenómeno de Chupar la sangre no se aleja mucho de los fenómenos antropológicos similares que caracterizan la vida de otras muchas tribus y pueblos. Es el caso de la antropofagia que es el hecho de comer carne humana (canibalismo) y beber su sangre de forma ritual, hechos a veces impuestos por el hambre y la necesidad de comer.

- Prácticas preventivas y métodos curativos.

Muchos habitantes del Sahara creen que el chupador de sangre (varón o hembra) se caracteriza con una peculiaridad sobrenatural que consiste en la fuerza de su visión, y la precisión de su vista, pues cuando mira con concentración a cualquier cosa la destruye o la perjudica, y cuando mira hacia una persona o ser vivo, puede hacerle enfermar o fallecer. Por ello no es extraño que los habitantes del Sahara se interesen por este fenómeno –en sus tentativas de defenderse de sus efectos y protegerse de sus peligros- tanto mediante la protección desde antaño con el uso de ciertos amuletos o encantamientos, algunos de ellos recogidos de la religión y la creencia islámica, y también sacados de las costumbres ligadas a su ambiente y sociedad. Es el caso de la expresión: Salah Wa el melle Elena, “Granos de acacia y sal viva”, que se lee y recita repetidamente sin olvidar hablar de ella y tratarla en la mayoría de sus creaciones artísticas, literarias y filosóficas, de conformidad con las palabras del profeta (RSL): “Esclavos de Alah, curaos, pues Allah Loado y Todopoderoso ha creado para cada enfermedad un remedio, salvo para la vejez”.

Se manifiesta especialmente el temor de los saharauis al fenómeno de “chupar sangre” y los peligros que resultan de ello, ya que conduce en ciertas ocasiones a la muerte y la perdición, a través de muchas prácticas y reacciones entre las palabras y los hechos, lo cual entra en el marco de sus tentativas de enfrentar el perjuicio resultante de dicho mortal fenómeno y que mata con toda certeza.

Cuando se teme por el hombre, y los hombres son los que están más expuestos a que les chupen la sangre, del perjuicio que resulta de este extraño fenómeno, pintan su frente y cuello con alquitrán o le dan cigarrillos y tabaco, y por este motivo y otros muchos más, se explica que muchas mujeres moras empleaban el tabaco en una determinada época, sobre todo en Mauritania y sus zonas vecinas, puesto que el chupador de sangre prefiere que su víctima tenga sangre pura no contaminada.

Junto a estas abundantes prácticas que no salen del círculo de las fantasías y temores de la gente, hay otras acciones preventivas, que entran a su vez en el marco de la medicina mística o el tratamiento con la ayuda de espiritismos, cuyo objeto es proteger el cuerpo, defender su propiedad mediante amuletos y talismanes, u otros elementos totémicos animales o vegetales que se cree simbolizan la buena suerte y son fuente de bien, para alejar el mal en cualquiera que sus manifestaciones. En este marco recurren los saharauis en cuanto entra de forma inesperada un hombre chupador de sangre a poner una aguja de coser, sin que les viera, en el interior de un calentador de agua para preparar el té, maghrech. Esta operación preventiva es la mas común y empleada en el Sahara

Sin embargo, cuando ocurre la lesión, o mejor dicho la desgracia, se recurre a un marabot, adivinador o adivinadora, de reconocida reputación, para que con la eficacia de sus métodos llegue gracias a la ayuda de útiles y medios curativos terapéuticos sobretodo a determinar el grado de exposición de la victima al chupado de sangre. Esto es un asunto positivo durante las primeras fases del tratamiento, y puede que llegue el adivinador a la posibilidad de “obligar” al agresor, chupador de sangre, a presentarse y desde donde esté para presentar sus excusas y devolver la sangre chupada, y en dicho caso se dice en hasaniya “Rad lu damo”, le ha devuelto su sangre.

Y para que tenga lugar el proceso de tratamiento -que le acompañan rituales populares especiales- de forma practica y eficaz, se pone –y Allah es el Sabio- un cuerno, cuya naturaleza ignoramos y del que se dice que contiene sagacidad, en un recipiente lleno de agua, leyendo una serie de peticiones, versos y otros en voz baja que casi no se escucha. Es natural que el enfermo y las personas que están con él al oír decir dichas peticiones crean en su eficacia y efecto… y además de estos métodos, hay otros muchos.

- Caso real con fases emocionantes

Una familia saharaui nos contó que uno de sus hijos sufrió un relativo chupo de sangre por parte de un chupador de sangre perteneciente a una casta negroide, Lekwar, que representa una minoría negra en la formación humana que constituye el pueblo mauritano y sus vecinos y que habla en dialecto individual llamado “tekruria” –todos los colores–.

En una de las rutinarias reuniones familiares, el niño –la víctima- que era muy travieso y sonreía constantemente, fue objeto de un hombre chupa sangre que les visitaba a menudo hasta que tuvo la ocasión y chupó la sangre del pequeño después de planificar bien su operación, dejando al niño como un cuerpo “inerte” en el que no había movimiento y al que se le escapaba la vida.

Los familiares del joven quedaron estupefactos, y se apoderó de ellos el susto y el miedo, dudando algunos de la conducta del hombre negro que tenía los ojos rojos, larga talla, era también muy nervioso y se movía constantemente. Creaba dudas y se caracterizaba por el silencio y la ambigüedad.

La experiencia y el conocimiento son fundamentales en estas situaciones, la abuela del niño confirmó que lo que sufrió su nieto era uno los casos de muerte mediante la petición, la toma y el dominio a distancia y que la sangre de la víctima se encontraba en posesión del hombre chupador de sangre. La mujer no descubrió su identidad, pero pidió tomar medidas inmediatas, porque todo retraso en este sentido expondría al joven a la muerte.

Se extendió la noticia con la velocidad del rayo entre muchas personas, especialmente entre las que se relacionaban con la víctima y su familia. Esto transformó la víctima, el niño chupado, de ser un pequeño muy inquieto a ser otro niño diferente que se movía poco, concentrado, flaquito e incapaz de realizar ningún trabajo y sin apetito.

Los familiares de la víctima se movieron en más de un aspecto y en todas las direcciones durante varios días en busca de Fakir –adivinador– que poseyese la sagacidad del chupo de sangre y si fuera necesario recurrirían a otro chupador de sangre más conocedor y que tuvieran una fuerza contraria –o lo que algunos llaman “magia blanca” capaz de hacer retornar las cosas a su ritmo habitual… y eso es lo que ocurrió efectivamente, lo cual dejó manifestar una imagen de tristeza preocupante de entre muchas imágenes similares vividas por los habitantes del Sahara en las épocas pasadas.

Sin embargo, los habitantes de la región confirman que esta clase de gente “chupadores y chupadoras de sangre” aun existe y vive en el Sahara, aunque muchos de sus individuos tienden a hacer más el bien que el mal, lo que les ha permitido integrarse rápidamente con las otras familias, a pesar de que este fenómeno tiene muchos peligros.

Queda por decir que en general el tema de chupar la sangre en el Sahara es uno de los temas más importantes que requieren de los investigadores, antropólogos y otros especialistas en la interpretación de los comportamientos de la sociedad y los rituales de sus individuos, profundizar el estudio, la discusión y el análisis de este raro fenómeno debido a los peligros que encierra y que a menudo constituyen un factor directo de propagar el miedo y el estupor entre las personas y grupos.


ENCANTAMIENTOS Y AMULETOS:

Como las otras comunidades beduinas, los Hasnitas creen muchísimo en la envidia y el efecto del mal de ojo y los daños que pueden resultar de ellos y que sobrepasan el cuerpo para comprender los bienes, las relaciones y los cargos sociales y otros. Esta obediencia se manifiesta especialmente en los rituales y prácticas populares que reúnen entre las palabras y hechos, entre ellos los encantamientos y amuletos, la protección con escapularios y amuletos y otras muchas cosas.

El miedo de los Hasanitas a la envidia consistente en que “la persona vea un bien en poder de su hermano y desee que la pierda para le sea a él único” (La lengua) Muawiya que Allah lo admite había dicho: “Toda la gente consideró sus tierras salvo el envidioso; no le gusta nada salvo que desapareciese el bien de su hermano”. El envidioso es una persona que padece enfermedad psicológica, rencoroso de todos los bienes que alegran a los demás, incluso el envidioso puede hasta envidiar a una persona muy pobre que no posee nada, los egipcios dicen: “Envidian hasta el desnudo por haber comprado jabón”, es decir que envidian al pobre y necesitado incluso por cosas simples y de limitado beneficio.

“Maldita sea la envidia”, así dicen los hasanitas en su dialecto popular siempre que oyen esta reprochada palabra que comprende un maligno significado y una mala acción, tal como se recoge del Hadiz “La envidia come los favores tal como come el fuego la leña”. Pues el envidioso no sólo perjudica al envidiado, perjudica a su propia persona, pues se le vuelve contra sí su hecho, beneficiándose de él el envidado al decir del poeta árabe : “He sido envidiado y Alah aumentó mi envidia, que no viva quien no viva un día sin ser envidiado, la persona no es envidiada más que por sus ideales, su saber, su situación, su ropa, su generosidad”, y añade otro : “Soporta la maldad del envidiador, porque tu paciencia le mata, puesto que las llamas unas comen a otras si no encuentran qué comer”. La envidia significa el mal efecto del mal de ojo, es la acción del ojo y la meta de quien hace mal de ojo, es decir, que la persona se afecta mucho por el ojo, tal como significa lingüísticamente “desear que desaparezca un bien de quien lo merece y quizás habrá en ello acción para que desaparezca”. Según el dicho: “La envidia es como el óxido, come el hierro hasta debilitarlo, e igual cosa sucede con la envidia en el corazón, lo enferma hasta debilitarle”

En cuanto al ojo, es según la expresión de Ibn Jaldun: “El efecto del alma del maleador de ojo cuando desea con su ojo afectando personas y bienes y abuso en deseo, resultando de ello entonces que él deseara usurpar dicha cosa de su característica”. Dada la gravedad del ojo y su nefasto afecto sobre la persona a la que se echa el mal de ojo y el tocado (el infectado del mal de ojo) encontramos al Profeta (RSE) decir: “De tres no salva nadie: el creer, la superstición y la envidia, pues cuando crees no darás en meta, cuando superticias no retrocederás y cuando envidias no llegarás”, recitado por Termedi. Es también el útil esencial de la envidia (el golpe del mal de ojo, infectar con el mal del ojo) y lo que se dice para apresurarse a su maldad y agresividad con la palabra “Maldito sea el mal de ojo” ante toda suerte, bienes o abundancia de bienes, salud, y belleza. El mal de ojo destruye lo que envidia para que se apodere de él en un estado de “mironismo posesivo” (poseer a través de la vista deseosa del envidioso) y de allí la creencia de la gravedad de la visión del envidioso y su peligrosa fuerza destructora, pues es suficiente con una sola visión llena con el deseo de apoderarse para que la desgracia afecte al tema envidiado.

Como resultado de su fuerte temor del mal de ojo y de la envidia, los hasanitas practican muchos rituales verbales y se protegen con muchas versiones habladas que no sale del círculo de su beduina imaginación y de su cultura popular, pues cuando tropiezan con alguien famoso por el mal de ojo, que ve una cosa determinada y la comenta, le hablan inmediatamente con palabras y expresiones fruto del imaginario popular o recogidas del texto coránico o el Hadiz profético.

Pues las peticiones (y su colección de talismanes) provienen del verbo “recurrir” y significa el “grito” es decir los nombres escritos colgados sobre la persona para protegerla del mal de ojo y de los demonios, mientras que “rakia” significa pedir ayuda a fuerzas invisibles y sobrenaturales para obtener un asunto beneficioso o perjudicial según el caso.

Los encantamientos son versiones verbales recogidas en su mayoría de textos y libros religiosos (Coran, Hadiz profético...), y se caracterizan por la santidad de su contenido y la retórica de sus métodos, caracterizados por su rima para que aparezcan como palabras rimadas semejantes a la poesía, y el objetivo final esperado de su recitación o repetición es la neutralización del efecto del mal de ojo y evitar los daños causados por la envidia. Mencionamos en este aspecto los modelos siguientes:

- Me he protegido con Sad de Samad, el Ha y los dos M de Mahoma

- Te ruego con el cuerpo de Mahoma cura a mi cuerpo de todo mal durante toda mi vida


- Di: Me refugio en el Señor del rayar del alba, del mal de lo que ha creado

- Di: Me refugio en el Señor de los hombres

Ligado a esto vemos que los hasanitas han recogido muchos de los rituales y expresiones verbales de su vivida realidad con el deseo de combatir el poder del dañino mal de ojo. Por ejemplo el poner un tamiz al lado de la mujer que ha dado a luz para protegerla del mal de ojo de los envidiosos, pues cuando la mujer pare ponen un tamiz cerca de su cabeza bajo la jaima y se pone dentro del tamiz un trozo de sheba, una aguja, un cuchillo y tinta de ojo, es decir el khol que se usa para hacer la raya del ojo. Por su parte al niño le ponen un atado en su mano compuesta de sulfuro y fósforo, sal y sheba. La sheba es una sustancia de color blanco transparente de sabor salado y que se considera como una materia esencial usada mucho por los hasanitas para ahuyentar los peligros resultantes del mal de ojo. Cuando alguien siente que le ha afectado el mal de ojo, quema un poco de sheba y la apaga en el agua y ese líquido lo vierte en un lugar que no atraviesa nadie.

En algunos casos, los hasanitas proceden a quemar un trozo de la ropa de la persona que ha lanzado el mal de ojo o quitqan algunos pelos de su cabeza y hacen una plegaria: “Ala weili ma guelt chi” (Que me maldigo no haber dicho nada) o hablarle con palabras preventivas “Femak lahsu kelb” (Un perro ha lamido tu boca)

Además de esto, la gente del Sahara recurre a crear una serie de versiones verbales con el mismo fin, con lo que la lengua se convierte en un soporte defensivo y preventivo y un medio de protección que transforma la función inicial de comunicación y diálogo para darle la fuerza de proteger al hombre de las maldades que puede sufrir a causa de la envidia de otros y su deseo de que desaparezcan los bienes que ha recibido de Alah. Entre los ejemplos más comunes entre los hasanitas de expresiones que protegen del mal de ojo mencionamos:

- Cinco y cinquito en tus ojos y la sexta te ciega

- Que seas ciego y tu remedio sea en el cielo

- Que se te den fastidios y malestares,

- Que sea ciego quien hace mal de ojo

- Que tu veneno sea bajo tu talón

- La leche y la espuma y el camello con giba

- Que se enfríe tu veneno tal como se enfría el agua en el viento del Este

Y en el mismo contexto, encontramos al difunto poeta Hasanita Mohamed Maroua Rosafi decir al describir la envidia y verla como una mala costumbre para pedir abandonarla y dejar de emplearla al decir:

Oh, envidioso qué te ha ocurrido
Te queda un lugar por donde atraviesas
No envidias a nadie que te ha ganado
Pero haz tú lo que te permita ganar

Además de esto, los saharauis se defienden inmediatamente al oír palabras reprochadas especialmente lo que se liga al mal de ojo con muchas recitaciones y encantos populares como:

- Ciego y tuerto... granos de Deidan y de Lekwar

- La ceguera de Fala… y la mala situación

- La ceguera de Bey Bey que ha nacido sin cabeza

- Los astros y la montada maldad

- La mudez de Deih no dice nunca ni sí

- La acidez de Bah que le ha hecho llorar durante su rezo

Y luego:

- Mi nombre es Salka y estoy acurrucada en mis bienes

- Un palo con dirección al Norte buscando la paz

- Mi dedo en Cuscus

- Mi mano en mi espalda

Y cuando se levanta la tempestad de arena, se le enfrentan los hasanitas diciendo:

- Oh, viento pasa de lado que nuestra jaima cobija al Profeta

Y además de esto, el hombre del Sahara se ha habituado a recibir la mañana con el siguiente dicho popular en signo de bendición y de bienvenida:

- Nos hemos levantado de madrugada como buitres sobre panes

- La mañana de cabras con sus cabritos debajo

Mientras que al atardecer, repetían:

- La bendición del hijo de Um El Jair

- Hemos anochecido el anochecer del bien

Y teniendo en cuenta que los habitantes del desierto están en constante desplazamiento a causa de sus condiciones climatológicas, cada vez que seestablecían en un nuevo hogar, repetían palabras de bendición como:

- Nuestro hogar es un hogar bendito en el que esta sentado el Profeta

Y también:

- Nuestro hogar es un hogar bendito en el que esta tumbado el Profeta

Y ligados a la necesidad del agua y las preocupaciones diarias para conseguirla las mujeres saharauis recitaban muchas expresiones populares cuando viajaban sus maridos e hijos para traer agua, de entre ellas :

- Nuestra caravana de búsqueda de agua es la caravana del profeta, se va y se viene victoriosa

Y luego:

- Nuestra caravana es la caravana de las garrapatas se va sin encontrar palabra

Mientras que al cambiar de hogar, el hombre saharaui repetía:

- Triunfador, Triunfador, anda y venga

Y la expresión;

- Oh, Triunfador, Triunfador, Venga, Venga


TEMOR Y SUPERSTICIÓN DE LOS ANIMALES:

La superstición es el hecho de ser supersticioso del mal de ojo, y no ha venido sobre este ejemplo que por eso. El origen de la palabra es único e indica la ligereza de una cosa en el aire, y de ello el pájaro. Ibn El Azir había dicho que Alah le acuerde clemencia. Y su origen de lo que se dice, ligereza con malos y raros pájaros y lagartos y otros.

Y tener superstición de los pájaros es ser pesimista, y ser pesimista es contrario a la bondad. El origen de esta palabra indica el lado izquierdo y el Profeta (RSL) consideraba el pesimismo como una parte de El Jibt, que es la magia siendo dicho en el Noble Hadiz: “El odio, la superstición y el picado son partes del Jibt” recitado por Abu Daud, y la suposición, o tanzir, es una acción que se basa en la ilusión y la imaginación y es más antigua que el tiempo, pues Alah nos ha informado que el Faraón y sus gentes sintieron superstición de Moisés y de quienes estaban con él, “Y si logran bien, dicen este nos pertenece y si les afecta mal de superstición de Moisés y los que estaban con él”

Contrario a esto surge el optimismo, que es contrario a la superstición, Ibn El Azir, Paz de Alah sobre él, había dicho “Sentí optimismo con esto y sentí aligerar el corazón”, y Ibn Hajez había dicho también: “El optimismo en lo que sea bueno y malo, la superstición en lo malo únicamente”

Y ha aparecido en el Noble Hadiz lo que pudiera referirse a la mala suerte de los pájaros, pues se ha mencionado del Profeta (RSL) que ha enseñado a la gente una petición: “Quien vea en los pájaros lo que no le gusta debe decir: Oh Alah no hay más pájaros que los tuyos y no hay más bien que el tuyo y no hay más ídolo que Tú; no le afectara en nada” y el optimismo es una buena palabra con la cual se alegra la persona, Ibn El Azir había dicho: “El optimismo se puede aligerar y es como si la persona estuviese enferma” y oye a otro decir: “Oh, vivo” y oye a otro decir: “Oh encontrado”, y se pone en su mente que se curara de su enfermedad, y encuentra lo que le faltaba, y espera la veracidad de esta noticia, y se alienta con esto por haber procedido del optimismo según se ha convenido. Y se dice de ello: “fuiste optimista”, el Profeta se alegraba cuando oía palabras como “Oh Adulto, Oh aprobado”.

En el Sahara mucha gente tenía superstición del gato negro, y creían que atraía el mal y la mala suerte, sobre todo después de encontrarle de noche, y también del búho, que son símbolos de superstición y presagio de la cercana muerte. El búho en la creencia de muchos hasanitas no se consideraba un pájaro, mientras que era un cúmulo de piedras sobre una tumba que se ha convertido con el paso del tiempo en un pájaro que habita los lugares abandonados del Sahara –y aun- evitan dejar sus ropas fuera y sobre los tejados por temor a que les viniera de noche el búho. Muchos de ellos interpretan ver en el sueño este odiado pájaro con la entrada de un ladrón en el hogar y el robo de todos los artículos que tuviera la familia. También hay superstición sobre el cuervo, que es un pájaro de mal presagio debido a su voz y su fea forma. Muchos hasanitas creen que quien sueña que está comiendo carne de cuervo será expuesto a una gran difamación que pudiera afectar a su reputación y honor, contrariamente a los beduinos de Libia (por ejemplo) que ven con buenos ojos al cuervo, diciendo al oír su voz: “Bien lo que diga el pájaro. Si es bien es para nosotros y tú, y si es mal es para él solo”

Y también existe el vampiro cuya visión en el sueño significa la existencia de un hombre mago o de una mujer maga que amenaza uno de los miembros de la familia, mientras que su visión muerto en sueños simboliza un doloroso accidente. Se interpreta el aullido del lobo con la existencia de demonios, y dicen si el hombre sueña con el lobo lamiendo sus cabras, significa que va a perder algo muy valioso de sus bienes, sin embargo creen que la mordedura del lobo en sueño simboliza muchos bienes y favores.

También hay una gran superstición entre los hasanitas con los reptiles, especialmente el escorpión, pues creen rotundamente que el escorpión quemado es símbolo de certera muerte y que quien sueña que está comiendo un escorpión eso significa que esta comiendo bienes prohibidos ilícitos. Mientras que la visión de dos escorpiones peleándose simboliza que va a ver un rápido pleito con un prójimo que pudiera llegar hasta la justicia.

Y a pesar de que la serpiente simboliza en la mentalidad árabe la envidia y el odio, los hasanitas son ven bien el tropezar con una serpiente durante el viaje, y dicen que si la serpiente se para delante de una mujer embarazada es un símbolo de que tendrá un hijo varón, y si la persona sueña que una pequeña serpiente le muerde, es símbolo positivo de que se salvará de una profunda herida.

Y también el asno entra en el pensamiento místico del Sahara, existiendo la creencia que el demonio monopoliza al burro, y por ello se apresuran los hasanitas a leer estas dos Suras “Di: Me refugio en el Señor de los hombres” y “Di : Me refugio en el Señor del rayar del alba” al oír el rebuzno del burro, y algunas familias interpretan el hecho de que una mujer vea un burro en sueños con su divorcio y que el hombre que vea este animal en sueños significa que se va a entrevistar con una gran personalidad y tendrá buen puesto en la sociedad y también quien vea a una burra pariendo en el sueño se duplicarán sus bienes y favores. Esto al lado de otros animales como la liebre, que muchos no se atreven a comerla por considerar que es reprochado o mal visto. El hombre del Sahara cuando tropezaba con una liebre, dejaba de viajar ese día contrariamente a si veía a las gacelas de rica carne, que simbolizan el optimismo y buena suerte. Lo mismo pasa con los caballos que simbolizan enfrentarse al mal, y por eso los Hasanitas protegen sus almas y cuerpos con herraduras de caballos. Esta tradición de origen árabe se prolonga a creen que la herradura del caballo era en lejanos tiempos el símbolo de “Achetrot” y cada que persona que encontrase una herradura la cogía con optimismo por considerar que el dios Achetrot se la había regalado. Y muchas personas en el Sahara creen que los caballos habían descendido del cielo, y por ello los caballos genuinos siempre andan con la cabeza erguida, tal como creen que si los caballos relinchan continuamente, y giran a su alrededor, y se apoyan sobre sus pies posteriores, simbolizan la existencia de un peligro que les amenaza.

En la creencia popular Hasanita también se cree que el que sueña haber montado sobre un caballo obtendrá un gran prestigio, y soñar con un caballo equipado con su silla de montar significa la entrada de una mujer al hogar, resultado de un matrimonio o en feliz visita.

Esto además de muchas creencias populares y diversas formuladas por los hasanitas en el Sahara a la talla de sus pensamientos totémicos y su amplia interpretación mística y antropológica de las cosas, y por ello, ligan la larga vida con el buitre, la valentía con el león, la fidelidad con el perro, el temor con la gallina, la vigilancia con el gallo, la paciencia con el camello y el asno, y la astucia y la perspicacia con el zorro y otros muchos modelos.