11 diciembre 2010

El mentiroso

El insomnio un hecho perdido

en mi casa irrumpió el vecino

para que dejara la suya al otro lado de la frontera.

Hundió la casa hasta el tejado, los cimientos

y hasta la cocina.

Barrió las cuatro esquinas,

arrojo sus desechos y

permaneció a mi lado insostenible en

larga espera a que abandone mi cuerpo tullido.

Su habla y locura me llevaron enseguida por camino desconocido.

Olvidé el viejo vecino de la próxima esquina, su semblante

y su dulzura.

El vecino prosaico se perdió en el cielo, en la tierra, en mi mar

de agua de piedras

con el que construye a sangre viva

mi refugio para toda la vida.

Mi vecino degolló el gallo del alba

en un intento fallido.

La protesta llego a sus oídos y

mi cuerpo aún fallido, tullido,

abierto a mar de barlovento

para que siga la vida. La geografía y el destino,

y me olvide que más vale comprar primero

el vecino.

Y me costó el coste de toda una vida.

27 octubre 2010

Mar adentro



Si por fortuna los lejanos golfos espolean las olas de tu cuerpo que reposaban sobre la arena. La obstinación de los pliegues husmean ensueño de corrientes cálidas marinas, que a flote llevan a solas las maravillas de tu nombre.

El despiadado pillaje de los frutos de tu vientre es lúgubre y aborta el sosiego de la seducción de las raíces del tiempo.

Y el desamparo de la gente simple de tu arcilla temen por la extinción de la foca monje, amenazada con el arpón de la indulgencia y las redes cada vez más vacías.

En la otra orilla un lamento en el vacío que no desentrañaría el misterio de la desolación frenética del hábitat de los Amraguen, que retoman con su humilde caña la mano de la amargura, a que las siete olas de mar adentro no bendecirán el despojo de la locura ni la indiferencia ante el robo de tu suelo y de tus recursos marinos.

Estos tiempos de robo...



20 octubre 2010

Los seres gigantes de la luna


A lo lejos se oyó la voz del espejismo cediendo los pasos al filo de la marcha de la sombra de las dunas de tu pecho, y un vendaval de llanto trajo consigo a una sibila de los confines del norte para apresar el encanto pertinaz de tu encanto.

La desmedida desmesura ignoraba la profecía por no evitar que las malditas conchas no mataran las alas enloquecidas del viento.

El rosario mítico de los años apenas se acordaba del calendario que llevaba a tu nombre y la perfidia de los pretendientes en su ilusión lírica del tiempo.

Y los gigantes de la luna quedaron en la andanza al no poder adaptarse a la hibridez de los genes que heredaste de pueblos libios, de oriundos de Adén y de guanches, que todos fueron ahogados sus pulmones por la tosferina para dormir eternamente encogidos, rememorando en silencio el alfabeto TIFINAGH entre moles azabaches de sal en el ombligo de la arena.

10 julio 2010

Se fue el hijo del Barrio: Al- Mahfud


El viernes las manecillas del reloj dejaron de desplazarse lentamente por un instante. La tristeza abrigó corazones de niños, mujeres y hombres. El Mahfud dejo de existir físicamente para siempre, es el momento del reto y el recuento para tener presente las enseñanzas que encierran contenidos diáfanos: “En ningún momento la causa tendrá que desaparecer con la desaparición de los hombres”, ahí está el secreto y el ejemplo que hay que seguir por todos y para todos.

Un adiós al hijo del barrio que había escalado posiciones siempre a favor de la causa de su pueblo. Humilde en la cúspide ejecutiva. Era un hombre que pertenecía a la base popular, a la cantera de gente sencilla. Era entonces de madera saharaui propiamente dicho.

En estos momentos difíciles tus compatriotas reconocen con justicia que te fuiste sin haber caído en la fungiblidad moral y política, que restó siempre savia al proceso social y político, a la causa y a los saharauis en su totalidad. Un adiós para siempre, conquistado y merecido con honor de no haber dado la espalda al proyecto de autodeterminación e independencia, a los pobres, a los humildes que un día contigo y con muchos otros, presentes y ausentes, emprendieron el largo camino de la victoria o de la muerte. Tu gente eran tan pobres, tan héroes, tan nobles, tan justos y humildes como lo era Colomina Vieja, barriada de El Aaiún donde vivías antaño, y donde los niños del lugar, hoy mayores, veían en ti el cambio hacia un porvenir mejor, después de malos periodos de oscurantismo y de mala gestión que hasta el momento de tu despedida se sigue pagando la factura de la despiadada política de la traición y la agresión. De hecho, el pueblo te acogió en una marcha mancomunada por la disciplina, por la fe y por la entrega, porque sabe sentir y valorar en los momentos más inesperados. Es la historia que nunca abandona el juicio y la razón porque describe y escribe los pasos con abnegación y contumacia, sin importarle a quién servimos verdaderamente: al pueblo o a la insolencia de nuestros propios propósitos. Eres de los que abrazaron al pueblo para la eternidad.

El pueblo saharaui tanto aquí como en tu ciudad natal, El Aaiún, seguirán recordando tu infancia y tu rebeldía que es la causa misma. Hoy, sin embargo, El Pueblo ve cómo te lleva la muerte. Y como decía Mahmud Darwish en uno de sus excelentes versos. “…Mas ahora, tras haberme llenado de todos los motivos de la marcha,

No soy mío,
Yo no soy mío,
No soy mío.
Mi mañana lejano, la vuelta de mi espíritu errante.
Como si nada hubiera sido.
Como nada hubiera sido,
Una pequeña herida en brazos frívolos presente…
Mientras se ríe la historia de sus victimas
Y sus héroes…
A quienes mira de reojo, y se va...
Este mar, mío,
Este aire húmedo, mío
y mi nombre
_incluso si fallo al pronunciarlo sobre el ataúd_
Es mío.
“u”; uno, único, unidad
“d”: destierro, dirección, directriz que me dirige y
Me desgarra,
Este nombre es el mío…
Y es de mis amigos allá donde se encuentren,
Y es mío, en presencia o ausencia, mi cuerpo prefijado…
Me bastarían tan sólo dos metros de esta tierra
(Uno setenta y cinco para mí…
Y el resto para la flor de colores confusos
Que, despacio, me sorbe).Y es mío
Aquello que fue mío: mi ayer y lo que será mío.
…moribundo marchando hacia la muerte.
“a”: amigo de la vida, amante, amado, adiós
“hace”: hermano, humano, huerto y huérfano de hambre
“ame”: un manojo de rosas…una insólita estrella en los tejados
y una calle que conduce hacia el puerto…”

Fin. Todo tiene su fin. Que las lágrimas se conviertan en ímpetu de justicia y continuidad. Más no tengo que añadir.



Mohamidi Fakal-la

29 mayo 2010

La dama del desierto



Un viejo proverbio decía que la mujer es la mitad de cielo, pero para nosotros y otros tantos, Aminetu lo es todo. La gallardía de una mujer nos hizo reflexionar durante más de treinta días de huelga de hambre, en que los verdaderos causantes de la desgracia general habían preescrito que el catorce de noviembre se marcaría en la historia como un referente nefasto en la memoria colectiva de los saharauis. De hecho, la réplica sísmica de los acuerdos de Madrid sigue sintiéndose con más fuerza, a pesar del paso del tiempo.

Pues se deduce, que no se operó cambio alguno en lo concerniente a los derechos humanos, la autodeterminación y el cumplimiento de la legalidad internacional; valores universales que es necesario hoy más que nunca defender con primor contra viento y marea. Sin embargo, lejos de toda esa objetividad quimérica, la vara de doble medir sigue siendo la receta inadecuada que rige hoy las relaciones internacionales. No hay duda que la víctima continúa debatiéndose en el lado del sufrimiento, las capitales que provocaron la inacabable tragedia de los saharauis no han cambiado de nombre ni de postura, cara a una verdad apaciguada por artimañas e intereses bien tangibles como los que figuran en los acuerdos del catorce de noviembre.

El catorce de noviembre los pequeños Haiat y Mohamed se levantaron temprano con la ingenua esperanza infantil para que les cobijase de nuevo el calor materno. La madre regresaba de un viaje por el exterior donde fue galardonada por su acción en pro de los derechos humanos. Por desgracia, el reencuentro añorado se transformó en una pesadilla. En el aeropuerto de El Aaiun los gendarmes marroquíes aguardaban impacientes el arribo del vuelo procedente de Las Palmas en el que viajaba Aminetu. Una travesía aérea que cuyo número de vuelo quedó grabado con el nombre de Aminetu. Tanto en El Aaiun como en el exterior la gente vivió largas jornadas de expectativas y decepción. Pilotos y pasajeros se quedaron sorprendidos por el hecho. No hubo entonces, reencuentro alguno, ni abrazos ni flores ni caramelos para los niños.

Lágrimas de mayores y pequeños por lo acontecido a Aminetu en los pasillos del aeropuerto. Un secuestro de la dama del desierto y un procedimiento injusto que se tramó en su ausencia, pero la mujer estaba consciente más que nunca de haber emprendido de nuevo el batallar por la esperanza y la dignidad. La dama del desierto, sin miedo alguno, levantó frente al gendarme la misma bandera que tejió de los hilos de su atuendo, sin temblor de manos ni de voz.

No cedió, la obligaron a un destierro espinoso para que se encontrase con la muerte. De terminal a terminal, como si no existieran fronteras entre países ni protocolos que regulen la emigración. Ante el desorden y la ausencia de papeleo y la complicidad, la gente de bien se irguió como clamor de viento ante la injusticia y por el regreso de Aminetu. Más de treinta días de tensión y desencanto frente a la aberrante amalgama de soberbia. Sin embargo, el espíritu de Aminetu sólo era comparable con la acción de El Mahatma Ganhdi y contra todos aquellos que pretenden menospreciar la vida y la dignidad. El tiempo pasaba lentamente con hambre y sed de libertad, sin que la dama del desierto levantara el pañuelo blanco de la rendición. El mundo contemplaba a una mujer al borde del abismo. Sin duda, por parte de algunos, hubo indiferencia, mas se levantaron barreras análogas a la anaconda de arena y piedra que cargó con la vida, la gente y la tierra en estos últimos treinta y cuatro años de impedimento de reencuentro. Cargaron los arcabuces de la infamia contra el endeble e indómito cuerpo de Aminetu, pero la dama del desierto con voz inaudible a causa del cansancio, optó por la continuidad de la vida o que envolvieran su cuerpo en un sudario de colores de la bandera, sin que arrojasen en su ausencia flores marchitas de noviembre.

Mohamidi Fakal-la

18 mayo 2010

Trabajo etnográfico: "Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular" (III parte y final)




....También se concentra durante los días de El Id para vestir ropas tradiciones de color blanco (especialmente los hombres) asociadas a la pureza y serenidad y la cultura de apertura, junto a la circuncisión de los niños, que es una doctrina religiosa que refleja el principio de la inserción del niño en la tendencia sociocultural. Y acompaña esta tradición, que tiene lugar durante la fiesta del Nacimiento Profético, se prepara una atadura por parte de la madre o la abuela en la que se coloca una pequeña cantidad de sal gema y “Harmel”. Dicha atadura se hace con un hilo rojo y se cuelga en la cintura del niño circuncidado y no se quita hasta después de pasados varios días de la circuncisión.

Esta es la fiesta en el Sahara, un evento festivo y ritual en el que se mezcla lo religioso con lo místico, y encarna el uso de estas creencias populares y su ejercicio de tal forma que exprese el deseo, la superstición y la voluntad de curar, incluso aunque tienden en su conjunto a la voluntad de proteger el cuerpo y defender su propiedad mediante la protección, con acciones recogidas de una cultura etnográfica compleja, contra muchas fuerzas malignas que no viven que con la división entre los individuos, sembrar el odio y el rencor dentro de sus filas, lo que es contradictorio con la simbolización de la fiesta.


EL FENÓMENO DE CHUPA SANGRE.

- Tentativa de explicar el fenómeno

Dado el hecho que explicar el fenómeno del “chupa sangre” en el Sahara se considera un hecho difícil a causa de la existencia de aspectos comunes con otros fenómenos antropológicos muy complicados y complejos extraños, ha cundido en el tejido cultural saharaui en el marco de lo que llaman algunos “mitos”, nos basamos en esta parte en los pocos y dispersados datos que hemos recogido de las lenguas de ciertos recitadores. Algunos “presumen” y otros confirman haber convivido de cerca con muchos casos “reales” durante los cuales algunos de sus familiares han sido objeto de la maldad del “chupador de sangre” por parte de chupadores de sangre, que son descritos con fuerte negrura de la piel, alta talla, y ojos rojizos, aspectos que constituyen las características principales del “Chupador de sangre”

“Chupar la sangre” como fenómeno no se puede separar de las costumbres y rituales que se asocian a ellos, pues es una fuerza natural basada en la magia y el encantamiento, con la cual desea el “Chupador de sangre” chupar la sangre de la víctima (ser humano) desde una distancia determinada en la que abunda la concentración visual y mental y transformar dicha sangre, como mencionan muchas de las fábulas, en una cabra, cordero o de forma general en carne.

Otros explican este fenómeno como si fuera una mentalidad primitiva lejos de la clarificación, basado en lo extraño, la ignorancia y el abuso, cuyo fin es poner de manifiesto la grandeza de la gente de anteriores generaciones, una mentalidad que brota de una ideología salvaje ligada al nivel de comprensión, entendimiento e imaginación… es decir que son guiados por ideas ingenuas y reveses de imaginación que empujan las personas a retroceder a las eras de la magia, la brujería y el charlatanismo y el mundo de los fantasmas.

En nuestra opinión, chupar sangre –como idea resultante de creencias y rituales heredados- es una práctica contraria a la religión que se basa en energías y poderes instintivos únicos de los Chupadores de sangre cuya situación es prohibida e ilegal, ya que sus relaciones con sus víctimas son al inicio y al final, una relación de abuso y de depredación…

Entonces, la persona chupadora de sangre maltrata simbólica y prácticamente a su víctima desde lejos, pues utiliza en esto y para esto, medios y puntos de partida mágicos que son en origen fuerzas de mal invisibles y no se pueden probar y de modo extraño y transforma torio, lo que hace de chupar la sangre un fenómeno extraño cuya extrañeza no es menor que la extrañeza de la leyenda del Triangulo de Bermudas. Dentro de este marco se dice en el Sahara que la persona chupadora de sangre, por temor a ser descubierta por la gente, se transforma en seres y criaturas animales “domésticos” (gatos en especial, tortugas, erizos, ovejas) u otros, al igual que en el caso del grupo Zuni en Nuevo Méjico cuando en su mayoría estaba compuesto de hechiceros que poseían capacidades sobrenaturales que les permitían convertirse en gatos.

Luego el Chupador de sangre procede a la ejecución de su meta basándose en muchos métodos extraños que no incluyen el arte del desfallecimiento y dominio desde lejos, asistido en ello por su gran capacidad a ver en el interior del cuerpo humano, para que elija de entre ellos los que le gusta. Chupar sangre -como creen muchos verdadera o falsamente- no es una simple imagen de la mentalidad primitiva (leyenda mística), tal como representa una fuerza sobrenatural más allá de los límites de la razón humana ejercidas por el chupador de sangre (cuando le muerde el hambre y aumenta su ansia por la carne) y que pone su sombra y oscuridad de amplia forma de dominio mental y enfoque visual o mediante reunión o saludo con las manos tal como es habitual en el Sahara. En virtud de esto y aquello podemos decir que el fenómeno de Chupar la sangre no se aleja mucho de los fenómenos antropológicos similares que caracterizan la vida de otras muchas tribus y pueblos. Es el caso de la antropofagia que es el hecho de comer carne humana (canibalismo) y beber su sangre de forma ritual, hechos a veces impuestos por el hambre y la necesidad de comer.

- Prácticas preventivas y métodos curativos.

Muchos habitantes del Sahara creen que el chupador de sangre (varón o hembra) se caracteriza con una peculiaridad sobrenatural que consiste en la fuerza de su visión, y la precisión de su vista, pues cuando mira con concentración a cualquier cosa la destruye o la perjudica, y cuando mira hacia una persona o ser vivo, puede hacerle enfermar o fallecer. Por ello no es extraño que los habitantes del Sahara se interesen por este fenómeno –en sus tentativas de defenderse de sus efectos y protegerse de sus peligros- tanto mediante la protección desde antaño con el uso de ciertos amuletos o encantamientos, algunos de ellos recogidos de la religión y la creencia islámica, y también sacados de las costumbres ligadas a su ambiente y sociedad. Es el caso de la expresión: Salah Wa el melle Elena, “Granos de acacia y sal viva”, que se lee y recita repetidamente sin olvidar hablar de ella y tratarla en la mayoría de sus creaciones artísticas, literarias y filosóficas, de conformidad con las palabras del profeta (RSL): “Esclavos de Alah, curaos, pues Allah Loado y Todopoderoso ha creado para cada enfermedad un remedio, salvo para la vejez”.

Se manifiesta especialmente el temor de los saharauis al fenómeno de “chupar sangre” y los peligros que resultan de ello, ya que conduce en ciertas ocasiones a la muerte y la perdición, a través de muchas prácticas y reacciones entre las palabras y los hechos, lo cual entra en el marco de sus tentativas de enfrentar el perjuicio resultante de dicho mortal fenómeno y que mata con toda certeza.

Cuando se teme por el hombre, y los hombres son los que están más expuestos a que les chupen la sangre, del perjuicio que resulta de este extraño fenómeno, pintan su frente y cuello con alquitrán o le dan cigarrillos y tabaco, y por este motivo y otros muchos más, se explica que muchas mujeres moras empleaban el tabaco en una determinada época, sobre todo en Mauritania y sus zonas vecinas, puesto que el chupador de sangre prefiere que su víctima tenga sangre pura no contaminada.

Junto a estas abundantes prácticas que no salen del círculo de las fantasías y temores de la gente, hay otras acciones preventivas, que entran a su vez en el marco de la medicina mística o el tratamiento con la ayuda de espiritismos, cuyo objeto es proteger el cuerpo, defender su propiedad mediante amuletos y talismanes, u otros elementos totémicos animales o vegetales que se cree simbolizan la buena suerte y son fuente de bien, para alejar el mal en cualquiera que sus manifestaciones. En este marco recurren los saharauis en cuanto entra de forma inesperada un hombre chupador de sangre a poner una aguja de coser, sin que les viera, en el interior de un calentador de agua para preparar el té, maghrech. Esta operación preventiva es la mas común y empleada en el Sahara

Sin embargo, cuando ocurre la lesión, o mejor dicho la desgracia, se recurre a un marabot, adivinador o adivinadora, de reconocida reputación, para que con la eficacia de sus métodos llegue gracias a la ayuda de útiles y medios curativos terapéuticos sobretodo a determinar el grado de exposición de la victima al chupado de sangre. Esto es un asunto positivo durante las primeras fases del tratamiento, y puede que llegue el adivinador a la posibilidad de “obligar” al agresor, chupador de sangre, a presentarse y desde donde esté para presentar sus excusas y devolver la sangre chupada, y en dicho caso se dice en hasaniya “Rad lu damo”, le ha devuelto su sangre.

Y para que tenga lugar el proceso de tratamiento -que le acompañan rituales populares especiales- de forma practica y eficaz, se pone –y Allah es el Sabio- un cuerno, cuya naturaleza ignoramos y del que se dice que contiene sagacidad, en un recipiente lleno de agua, leyendo una serie de peticiones, versos y otros en voz baja que casi no se escucha. Es natural que el enfermo y las personas que están con él al oír decir dichas peticiones crean en su eficacia y efecto… y además de estos métodos, hay otros muchos.

- Caso real con fases emocionantes

Una familia saharaui nos contó que uno de sus hijos sufrió un relativo chupo de sangre por parte de un chupador de sangre perteneciente a una casta negroide, Lekwar, que representa una minoría negra en la formación humana que constituye el pueblo mauritano y sus vecinos y que habla en dialecto individual llamado “tekruria” –todos los colores–.

En una de las rutinarias reuniones familiares, el niño –la víctima- que era muy travieso y sonreía constantemente, fue objeto de un hombre chupa sangre que les visitaba a menudo hasta que tuvo la ocasión y chupó la sangre del pequeño después de planificar bien su operación, dejando al niño como un cuerpo “inerte” en el que no había movimiento y al que se le escapaba la vida.

Los familiares del joven quedaron estupefactos, y se apoderó de ellos el susto y el miedo, dudando algunos de la conducta del hombre negro que tenía los ojos rojos, larga talla, era también muy nervioso y se movía constantemente. Creaba dudas y se caracterizaba por el silencio y la ambigüedad.

La experiencia y el conocimiento son fundamentales en estas situaciones, la abuela del niño confirmó que lo que sufrió su nieto era uno los casos de muerte mediante la petición, la toma y el dominio a distancia y que la sangre de la víctima se encontraba en posesión del hombre chupador de sangre. La mujer no descubrió su identidad, pero pidió tomar medidas inmediatas, porque todo retraso en este sentido expondría al joven a la muerte.

Se extendió la noticia con la velocidad del rayo entre muchas personas, especialmente entre las que se relacionaban con la víctima y su familia. Esto transformó la víctima, el niño chupado, de ser un pequeño muy inquieto a ser otro niño diferente que se movía poco, concentrado, flaquito e incapaz de realizar ningún trabajo y sin apetito.

Los familiares de la víctima se movieron en más de un aspecto y en todas las direcciones durante varios días en busca de Fakir –adivinador– que poseyese la sagacidad del chupo de sangre y si fuera necesario recurrirían a otro chupador de sangre más conocedor y que tuvieran una fuerza contraria –o lo que algunos llaman “magia blanca” capaz de hacer retornar las cosas a su ritmo habitual… y eso es lo que ocurrió efectivamente, lo cual dejó manifestar una imagen de tristeza preocupante de entre muchas imágenes similares vividas por los habitantes del Sahara en las épocas pasadas.

Sin embargo, los habitantes de la región confirman que esta clase de gente “chupadores y chupadoras de sangre” aun existe y vive en el Sahara, aunque muchos de sus individuos tienden a hacer más el bien que el mal, lo que les ha permitido integrarse rápidamente con las otras familias, a pesar de que este fenómeno tiene muchos peligros.

Queda por decir que en general el tema de chupar la sangre en el Sahara es uno de los temas más importantes que requieren de los investigadores, antropólogos y otros especialistas en la interpretación de los comportamientos de la sociedad y los rituales de sus individuos, profundizar el estudio, la discusión y el análisis de este raro fenómeno debido a los peligros que encierra y que a menudo constituyen un factor directo de propagar el miedo y el estupor entre las personas y grupos.


ENCANTAMIENTOS Y AMULETOS:

Como las otras comunidades beduinas, los Hasnitas creen muchísimo en la envidia y el efecto del mal de ojo y los daños que pueden resultar de ellos y que sobrepasan el cuerpo para comprender los bienes, las relaciones y los cargos sociales y otros. Esta obediencia se manifiesta especialmente en los rituales y prácticas populares que reúnen entre las palabras y hechos, entre ellos los encantamientos y amuletos, la protección con escapularios y amuletos y otras muchas cosas.

El miedo de los Hasanitas a la envidia consistente en que “la persona vea un bien en poder de su hermano y desee que la pierda para le sea a él único” (La lengua) Muawiya que Allah lo admite había dicho: “Toda la gente consideró sus tierras salvo el envidioso; no le gusta nada salvo que desapareciese el bien de su hermano”. El envidioso es una persona que padece enfermedad psicológica, rencoroso de todos los bienes que alegran a los demás, incluso el envidioso puede hasta envidiar a una persona muy pobre que no posee nada, los egipcios dicen: “Envidian hasta el desnudo por haber comprado jabón”, es decir que envidian al pobre y necesitado incluso por cosas simples y de limitado beneficio.

“Maldita sea la envidia”, así dicen los hasanitas en su dialecto popular siempre que oyen esta reprochada palabra que comprende un maligno significado y una mala acción, tal como se recoge del Hadiz “La envidia come los favores tal como come el fuego la leña”. Pues el envidioso no sólo perjudica al envidiado, perjudica a su propia persona, pues se le vuelve contra sí su hecho, beneficiándose de él el envidado al decir del poeta árabe : “He sido envidiado y Alah aumentó mi envidia, que no viva quien no viva un día sin ser envidiado, la persona no es envidiada más que por sus ideales, su saber, su situación, su ropa, su generosidad”, y añade otro : “Soporta la maldad del envidiador, porque tu paciencia le mata, puesto que las llamas unas comen a otras si no encuentran qué comer”. La envidia significa el mal efecto del mal de ojo, es la acción del ojo y la meta de quien hace mal de ojo, es decir, que la persona se afecta mucho por el ojo, tal como significa lingüísticamente “desear que desaparezca un bien de quien lo merece y quizás habrá en ello acción para que desaparezca”. Según el dicho: “La envidia es como el óxido, come el hierro hasta debilitarlo, e igual cosa sucede con la envidia en el corazón, lo enferma hasta debilitarle”

En cuanto al ojo, es según la expresión de Ibn Jaldun: “El efecto del alma del maleador de ojo cuando desea con su ojo afectando personas y bienes y abuso en deseo, resultando de ello entonces que él deseara usurpar dicha cosa de su característica”. Dada la gravedad del ojo y su nefasto afecto sobre la persona a la que se echa el mal de ojo y el tocado (el infectado del mal de ojo) encontramos al Profeta (RSE) decir: “De tres no salva nadie: el creer, la superstición y la envidia, pues cuando crees no darás en meta, cuando superticias no retrocederás y cuando envidias no llegarás”, recitado por Termedi. Es también el útil esencial de la envidia (el golpe del mal de ojo, infectar con el mal del ojo) y lo que se dice para apresurarse a su maldad y agresividad con la palabra “Maldito sea el mal de ojo” ante toda suerte, bienes o abundancia de bienes, salud, y belleza. El mal de ojo destruye lo que envidia para que se apodere de él en un estado de “mironismo posesivo” (poseer a través de la vista deseosa del envidioso) y de allí la creencia de la gravedad de la visión del envidioso y su peligrosa fuerza destructora, pues es suficiente con una sola visión llena con el deseo de apoderarse para que la desgracia afecte al tema envidiado.

Como resultado de su fuerte temor del mal de ojo y de la envidia, los hasanitas practican muchos rituales verbales y se protegen con muchas versiones habladas que no sale del círculo de su beduina imaginación y de su cultura popular, pues cuando tropiezan con alguien famoso por el mal de ojo, que ve una cosa determinada y la comenta, le hablan inmediatamente con palabras y expresiones fruto del imaginario popular o recogidas del texto coránico o el Hadiz profético.

Pues las peticiones (y su colección de talismanes) provienen del verbo “recurrir” y significa el “grito” es decir los nombres escritos colgados sobre la persona para protegerla del mal de ojo y de los demonios, mientras que “rakia” significa pedir ayuda a fuerzas invisibles y sobrenaturales para obtener un asunto beneficioso o perjudicial según el caso.

Los encantamientos son versiones verbales recogidas en su mayoría de textos y libros religiosos (Coran, Hadiz profético...), y se caracterizan por la santidad de su contenido y la retórica de sus métodos, caracterizados por su rima para que aparezcan como palabras rimadas semejantes a la poesía, y el objetivo final esperado de su recitación o repetición es la neutralización del efecto del mal de ojo y evitar los daños causados por la envidia. Mencionamos en este aspecto los modelos siguientes:

- Me he protegido con Sad de Samad, el Ha y los dos M de Mahoma

- Te ruego con el cuerpo de Mahoma cura a mi cuerpo de todo mal durante toda mi vida


- Di: Me refugio en el Señor del rayar del alba, del mal de lo que ha creado

- Di: Me refugio en el Señor de los hombres

Ligado a esto vemos que los hasanitas han recogido muchos de los rituales y expresiones verbales de su vivida realidad con el deseo de combatir el poder del dañino mal de ojo. Por ejemplo el poner un tamiz al lado de la mujer que ha dado a luz para protegerla del mal de ojo de los envidiosos, pues cuando la mujer pare ponen un tamiz cerca de su cabeza bajo la jaima y se pone dentro del tamiz un trozo de sheba, una aguja, un cuchillo y tinta de ojo, es decir el khol que se usa para hacer la raya del ojo. Por su parte al niño le ponen un atado en su mano compuesta de sulfuro y fósforo, sal y sheba. La sheba es una sustancia de color blanco transparente de sabor salado y que se considera como una materia esencial usada mucho por los hasanitas para ahuyentar los peligros resultantes del mal de ojo. Cuando alguien siente que le ha afectado el mal de ojo, quema un poco de sheba y la apaga en el agua y ese líquido lo vierte en un lugar que no atraviesa nadie.

En algunos casos, los hasanitas proceden a quemar un trozo de la ropa de la persona que ha lanzado el mal de ojo o quitqan algunos pelos de su cabeza y hacen una plegaria: “Ala weili ma guelt chi” (Que me maldigo no haber dicho nada) o hablarle con palabras preventivas “Femak lahsu kelb” (Un perro ha lamido tu boca)

Además de esto, la gente del Sahara recurre a crear una serie de versiones verbales con el mismo fin, con lo que la lengua se convierte en un soporte defensivo y preventivo y un medio de protección que transforma la función inicial de comunicación y diálogo para darle la fuerza de proteger al hombre de las maldades que puede sufrir a causa de la envidia de otros y su deseo de que desaparezcan los bienes que ha recibido de Alah. Entre los ejemplos más comunes entre los hasanitas de expresiones que protegen del mal de ojo mencionamos:

- Cinco y cinquito en tus ojos y la sexta te ciega

- Que seas ciego y tu remedio sea en el cielo

- Que se te den fastidios y malestares,

- Que sea ciego quien hace mal de ojo

- Que tu veneno sea bajo tu talón

- La leche y la espuma y el camello con giba

- Que se enfríe tu veneno tal como se enfría el agua en el viento del Este

Y en el mismo contexto, encontramos al difunto poeta Hasanita Mohamed Maroua Rosafi decir al describir la envidia y verla como una mala costumbre para pedir abandonarla y dejar de emplearla al decir:

Oh, envidioso qué te ha ocurrido
Te queda un lugar por donde atraviesas
No envidias a nadie que te ha ganado
Pero haz tú lo que te permita ganar

Además de esto, los saharauis se defienden inmediatamente al oír palabras reprochadas especialmente lo que se liga al mal de ojo con muchas recitaciones y encantos populares como:

- Ciego y tuerto... granos de Deidan y de Lekwar

- La ceguera de Fala… y la mala situación

- La ceguera de Bey Bey que ha nacido sin cabeza

- Los astros y la montada maldad

- La mudez de Deih no dice nunca ni sí

- La acidez de Bah que le ha hecho llorar durante su rezo

Y luego:

- Mi nombre es Salka y estoy acurrucada en mis bienes

- Un palo con dirección al Norte buscando la paz

- Mi dedo en Cuscus

- Mi mano en mi espalda

Y cuando se levanta la tempestad de arena, se le enfrentan los hasanitas diciendo:

- Oh, viento pasa de lado que nuestra jaima cobija al Profeta

Y además de esto, el hombre del Sahara se ha habituado a recibir la mañana con el siguiente dicho popular en signo de bendición y de bienvenida:

- Nos hemos levantado de madrugada como buitres sobre panes

- La mañana de cabras con sus cabritos debajo

Mientras que al atardecer, repetían:

- La bendición del hijo de Um El Jair

- Hemos anochecido el anochecer del bien

Y teniendo en cuenta que los habitantes del desierto están en constante desplazamiento a causa de sus condiciones climatológicas, cada vez que seestablecían en un nuevo hogar, repetían palabras de bendición como:

- Nuestro hogar es un hogar bendito en el que esta sentado el Profeta

Y también:

- Nuestro hogar es un hogar bendito en el que esta tumbado el Profeta

Y ligados a la necesidad del agua y las preocupaciones diarias para conseguirla las mujeres saharauis recitaban muchas expresiones populares cuando viajaban sus maridos e hijos para traer agua, de entre ellas :

- Nuestra caravana de búsqueda de agua es la caravana del profeta, se va y se viene victoriosa

Y luego:

- Nuestra caravana es la caravana de las garrapatas se va sin encontrar palabra

Mientras que al cambiar de hogar, el hombre saharaui repetía:

- Triunfador, Triunfador, anda y venga

Y la expresión;

- Oh, Triunfador, Triunfador, Venga, Venga


TEMOR Y SUPERSTICIÓN DE LOS ANIMALES:

La superstición es el hecho de ser supersticioso del mal de ojo, y no ha venido sobre este ejemplo que por eso. El origen de la palabra es único e indica la ligereza de una cosa en el aire, y de ello el pájaro. Ibn El Azir había dicho que Alah le acuerde clemencia. Y su origen de lo que se dice, ligereza con malos y raros pájaros y lagartos y otros.

Y tener superstición de los pájaros es ser pesimista, y ser pesimista es contrario a la bondad. El origen de esta palabra indica el lado izquierdo y el Profeta (RSL) consideraba el pesimismo como una parte de El Jibt, que es la magia siendo dicho en el Noble Hadiz: “El odio, la superstición y el picado son partes del Jibt” recitado por Abu Daud, y la suposición, o tanzir, es una acción que se basa en la ilusión y la imaginación y es más antigua que el tiempo, pues Alah nos ha informado que el Faraón y sus gentes sintieron superstición de Moisés y de quienes estaban con él, “Y si logran bien, dicen este nos pertenece y si les afecta mal de superstición de Moisés y los que estaban con él”

Contrario a esto surge el optimismo, que es contrario a la superstición, Ibn El Azir, Paz de Alah sobre él, había dicho “Sentí optimismo con esto y sentí aligerar el corazón”, y Ibn Hajez había dicho también: “El optimismo en lo que sea bueno y malo, la superstición en lo malo únicamente”

Y ha aparecido en el Noble Hadiz lo que pudiera referirse a la mala suerte de los pájaros, pues se ha mencionado del Profeta (RSL) que ha enseñado a la gente una petición: “Quien vea en los pájaros lo que no le gusta debe decir: Oh Alah no hay más pájaros que los tuyos y no hay más bien que el tuyo y no hay más ídolo que Tú; no le afectara en nada” y el optimismo es una buena palabra con la cual se alegra la persona, Ibn El Azir había dicho: “El optimismo se puede aligerar y es como si la persona estuviese enferma” y oye a otro decir: “Oh, vivo” y oye a otro decir: “Oh encontrado”, y se pone en su mente que se curara de su enfermedad, y encuentra lo que le faltaba, y espera la veracidad de esta noticia, y se alienta con esto por haber procedido del optimismo según se ha convenido. Y se dice de ello: “fuiste optimista”, el Profeta se alegraba cuando oía palabras como “Oh Adulto, Oh aprobado”.

En el Sahara mucha gente tenía superstición del gato negro, y creían que atraía el mal y la mala suerte, sobre todo después de encontrarle de noche, y también del búho, que son símbolos de superstición y presagio de la cercana muerte. El búho en la creencia de muchos hasanitas no se consideraba un pájaro, mientras que era un cúmulo de piedras sobre una tumba que se ha convertido con el paso del tiempo en un pájaro que habita los lugares abandonados del Sahara –y aun- evitan dejar sus ropas fuera y sobre los tejados por temor a que les viniera de noche el búho. Muchos de ellos interpretan ver en el sueño este odiado pájaro con la entrada de un ladrón en el hogar y el robo de todos los artículos que tuviera la familia. También hay superstición sobre el cuervo, que es un pájaro de mal presagio debido a su voz y su fea forma. Muchos hasanitas creen que quien sueña que está comiendo carne de cuervo será expuesto a una gran difamación que pudiera afectar a su reputación y honor, contrariamente a los beduinos de Libia (por ejemplo) que ven con buenos ojos al cuervo, diciendo al oír su voz: “Bien lo que diga el pájaro. Si es bien es para nosotros y tú, y si es mal es para él solo”

Y también existe el vampiro cuya visión en el sueño significa la existencia de un hombre mago o de una mujer maga que amenaza uno de los miembros de la familia, mientras que su visión muerto en sueños simboliza un doloroso accidente. Se interpreta el aullido del lobo con la existencia de demonios, y dicen si el hombre sueña con el lobo lamiendo sus cabras, significa que va a perder algo muy valioso de sus bienes, sin embargo creen que la mordedura del lobo en sueño simboliza muchos bienes y favores.

También hay una gran superstición entre los hasanitas con los reptiles, especialmente el escorpión, pues creen rotundamente que el escorpión quemado es símbolo de certera muerte y que quien sueña que está comiendo un escorpión eso significa que esta comiendo bienes prohibidos ilícitos. Mientras que la visión de dos escorpiones peleándose simboliza que va a ver un rápido pleito con un prójimo que pudiera llegar hasta la justicia.

Y a pesar de que la serpiente simboliza en la mentalidad árabe la envidia y el odio, los hasanitas son ven bien el tropezar con una serpiente durante el viaje, y dicen que si la serpiente se para delante de una mujer embarazada es un símbolo de que tendrá un hijo varón, y si la persona sueña que una pequeña serpiente le muerde, es símbolo positivo de que se salvará de una profunda herida.

Y también el asno entra en el pensamiento místico del Sahara, existiendo la creencia que el demonio monopoliza al burro, y por ello se apresuran los hasanitas a leer estas dos Suras “Di: Me refugio en el Señor de los hombres” y “Di : Me refugio en el Señor del rayar del alba” al oír el rebuzno del burro, y algunas familias interpretan el hecho de que una mujer vea un burro en sueños con su divorcio y que el hombre que vea este animal en sueños significa que se va a entrevistar con una gran personalidad y tendrá buen puesto en la sociedad y también quien vea a una burra pariendo en el sueño se duplicarán sus bienes y favores. Esto al lado de otros animales como la liebre, que muchos no se atreven a comerla por considerar que es reprochado o mal visto. El hombre del Sahara cuando tropezaba con una liebre, dejaba de viajar ese día contrariamente a si veía a las gacelas de rica carne, que simbolizan el optimismo y buena suerte. Lo mismo pasa con los caballos que simbolizan enfrentarse al mal, y por eso los Hasanitas protegen sus almas y cuerpos con herraduras de caballos. Esta tradición de origen árabe se prolonga a creen que la herradura del caballo era en lejanos tiempos el símbolo de “Achetrot” y cada que persona que encontrase una herradura la cogía con optimismo por considerar que el dios Achetrot se la había regalado. Y muchas personas en el Sahara creen que los caballos habían descendido del cielo, y por ello los caballos genuinos siempre andan con la cabeza erguida, tal como creen que si los caballos relinchan continuamente, y giran a su alrededor, y se apoyan sobre sus pies posteriores, simbolizan la existencia de un peligro que les amenaza.

En la creencia popular Hasanita también se cree que el que sueña haber montado sobre un caballo obtendrá un gran prestigio, y soñar con un caballo equipado con su silla de montar significa la entrada de una mujer al hogar, resultado de un matrimonio o en feliz visita.

Esto además de muchas creencias populares y diversas formuladas por los hasanitas en el Sahara a la talla de sus pensamientos totémicos y su amplia interpretación mística y antropológica de las cosas, y por ello, ligan la larga vida con el buitre, la valentía con el león, la fidelidad con el perro, el temor con la gallina, la vigilancia con el gallo, la paciencia con el camello y el asno, y la astucia y la perspicacia con el zorro y otros muchos modelos.

10 abril 2010

Trabajo etnográfico: "Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular" (II parte)


Cuando se le caía un diente de leche a un niño, éste lo cogía entre dos dedos, miraba hacia el sol y lo tiraba diciendo: “Oh sol, cámbiamelo por otro mejor” y siguiendo esta antigua tradición, los saharauis a cuyos hijos les caían sus primeros dientes, ordenaban a sus pequeños cogerlos y arrojarlos en dirección del sol, durante su ascensión repetían las siguientes palabras: "Oh, Sol coja el diente de un burro, y dame el de una gacela".

La mujer que no pare más que hijas realiza lo que se llama etaguib y significa que trenza su pelo de una manera particular. O recurren a colocarse una sola pulsera de tobillo en lugar de dos. También se aconseja a estas mujeres ir en el cuadragésimo día después del parto a algunas de las familias que han tenido hijos para ser bendecida por esta familia y pedir a la dueña de la casa agujerear la oreja de la hija pequeña para que le sigan hermanos varones. Y aparecía en el libro de los Hanbali (escuela jurídico-religiosa islámica que se dedica a resolver los problemas que puedan surgir en el contexto de la Ley Coránica) que perforar los oídos de las hijas para decoración es permitido pero se repudia en los muchachos varones y en las decisiones del Juez Khan, de los hanafitas. No está mal visto perforar las orejas de las hijas, porque se hacía en la era preislámica y el Profeta no lo censuró de entre las otras prácticas populares que no trascienden del círculo del pensamiento místico del hombre hasanita en el Sahara. La mujer que desea tener hijos varones recurre a beber la orina de la camella que sólo pare machos y da de beber su orina a la misma camella para tenga el efecto recíproco, además de comer algunos huevos de serpiente… y otras muchas cosas más. Cuando se consigue este anhelo y dicha mujer da a luz, se sacrifican cabras y se ulula y la madre del recién nacido pone en su frente una mancha de color verde o cuelga un anillo en su cabeza.

Además de esto existe la creencia en el Sahara que cuando la mujer cuyo periodo de parto se acerca, se dice que ha puesto uno de sus pies en la tumba y el otro su borde, simbolizando que está más cercana de la muerte que de la vida. Es un ritual popular hasanita basado en la creencia mística ligada a la vida, la muerte y la extinción

Y también cuando una mujer saharaui sólo pare niñas su familia recurre a llamar a la última de ellas con el nombre de Tawfa, Basta, o Izana, Suficiente, ambos nombres simbolizan convicción y suficiencia, y en ello culmina una clara señal de deseo de tener varones, anhelados por mucha gente, que los prefieren a tener hembras, y que es un deseo que se prolonga en la mentalidad asentada, en el pensamiento del ser humano de las comunidades agrícolas y trashumantes… y de esta forma se dice al hombre que acaba de tener una niña que "se le ha caído una cocina" o que “ha sufrido un chichón”. Sin embargo al que acaba de tener un hijo varón todo el mundo se apresura a felicitarle, por el hecho de haber "tenido una jaima".

Antiguamente los hasanitas recompensaban a la niña seguida de su hermano varón poniéndole lo que se conoce como redila, trenza en la frente, decorada con muchas joyas y perlas especiales y abalorios que producen sonidos siempre que la muchacha mueve su cabeza. Los habitantes del Sahara interpretan dichos sonidos como sustituto de petición de salvación, paz y longevidad.

Otra costumbre popular común en el Sahara, y que se inscribe en la interpretación mística de los acontecimientos de la vida y sus dificultades, es la de que muchas mujeres de recurrir inmediatamente después de peinar sus cabellos y cortar sus uñas a librarse de esos restos escondiéndolos en un lugar secreto por creer que existen quienes los manipulan para efectos malignos. En medida de la proliferación de estas creencias se extiende la incapacidad de enfrentarse la realidad y entender sus secretos. Hecho que hace que la persona corra engañada detrás del dominio místico de su presente y futuro mediante la atadura de su esperanza en imágenes engañosas y hacer que se desvanezca miedos, debilidades e incapacidades ante enemigos místicos simbólicos visibles e invisibles

En el ámbito de los sueños hay muchas explicaciones que no salen del círculo de las creencias populares por los cuales se interesan los hasanitas y que se ligan a las imágenes y visiones que llenan su oculta imaginación durante el sueño, "siempre el sueño es hermano de la muerte" como dicen. De entre estas explicaciones las lágrimas durante el sueño, son signo de muerte de un conocido; soñar con una boda es una señal de muerte, por el contrario soñar con la muerte significa longevidad y larga vida; ver el mar en sueños significa que se va a entrar en batallas; el hundimiento se interpreta con el fracaso, mientras soñar con la henna (tinta para tatuaje tradicional) se interpreta con un pleito; soñar con la subida a una montaña podría significar que el soñador ocuparía un cargo supremo, y ver pescado asado durante el sueño podría simbolizar la obtención de abundancias; mientras que el sueño con escorpiones y serpientes podría significar la existencia de envidia… y hay muchas otras interpretaciones que toman su significado de diferentes observaciones y audiciones de sueño que no se pueden creer en muchos casos.

De entre los otros rituales populares extraños hay que destacar la opinión de los saharauis sobre los días de la semana. Prefieren viajar y poner nueva ropa el martes, contrariamente al viernes, designado a la pureza y a la ablución siguiendo la Doctrina Profética. También se aconseja no lavar la ropa el miércoles y sábado y no peinar el pelo y cortar las uñas en el domingo, y acompaña a estos días recitar una serie de refranes seleccionados que reflejan el temor de la comunidad hasanita de las desventajas que pueden atraer esos días, entre ellas:

- Leznein ifikna min si chein: Lunes que nos salve del mal
- Ezlaza ifikna min waaza: Martes que nos salve de las enfermedades
- Lareba ifikna min daawa mgareba: Miércoles que nos salve de un insulto maligno
- Lejmis ifikna min dihlis: Jueves que nos salve de los túneles oscuros
- El jumoa la isaiel aleina demaa: Viernes que vertamos lágrimas
- Esebt sabet we saad nabet: Sábado alentador y suerte creciente
- El had ibati anna lahd: Domingo que tardemos mucho en ver el sepulcro…

En el Sahara, los hasanitas no pasan por encima de una persona si está dormida ni hacen pasar por encima de su cuerpo un recipiente por temor a que lleve puesto un escapulario que contenga los nombres de Al-lah.

Las creencias populares del Sahara incluyen igualmente las piedras preciosas, cundiendo la fe de la eficacia de la piedra zinzira, de color verde, en la prevención del mal de ojo para los niños pequeños así como la piedra chriaa, usada con frecuencia en los collares y anillos, pues se cree que tiene la cualidad de proteger del mal de ojo y la envidia. Igual ocurre con otras piedras como “El Puro Leban”, de color amarillo, el Kus, piedra preciosa de color, y piedras como el Meyal, a la que recurren las mujeres cuyo parto se ha retrasado quemándolas como incienso… Semejantes creencias juegan el papel de mecanismos de defensa, crean psicológicamente un grado de satisfacción ante el incierto destino y siembran la calma en la psicología del hombre que sufre tensiones.

Hay muchos ejemplos ligados a los ritos del matrimonio en el Sáhara. Pasadas pocas horas después del clima festivo animado por los igawen (cantantes populares tradicionales), durante los días de la boda, se presenta el novio, al que se apoda Sultán o Mulay, con todos sus uniformes y rodeado por todos los individuos de su familia en una marcha fervorosa llena de aplausos, sgarits (grito de júbilo de la mujeres) y canciones con las que se desea expulsar a los malos espíritus y los demonios que participan habitualmente en este tipo de eventos para hacerlos fracasar. Por ello se aconseja al novio tener un cuchillo (o cualquier otro utensilio de hierro) en su mano o en su bolsillo, debido a que los demonios o diablos rehúyen el metal.

El novio antes de entrar en la jaima, debe dar tres vueltas alrededor de ésta creyendo con ello en el inicio de una alegre vida matrimonial, contrariamente a la novia, que no se presenta hasta que acabe la fiesta, a horas tardías de la noche, una vez embellecida, trenzados sus cabellos, cosida a sus ropas conocidas con el nombre de baisa, una ropa blanca y otra negra que no deben ser cosidas por una mujer divorciada o viuda, por superstición a que el destino de la novia sea idéntico al de la costurera.

Añadimos a esto zikaf, rabt o gbid dhar, que en dialecto hasani significan un tipo de magia practicada por un mago o por una bruja que solicita a los demonios que el novio sienta la total impotencia en el momento de yacer con su esposa. Estas prácticas son conocidas en caso del hombre como Atar y de las mujeres Anudar, a partir de un proceso de magia consistente en cerrar y abrir, y basado en un grupo de herramientas que se abren y cierren como el candado kifl, las tijeras mikas, la puerta bab, las latas ulab. Y se prohíbe al novio o la novia responder con la voz a cualquier persona que les llame por su nombre.

Otras prácticas populares preventivas contra la impotencia que ejercen los hasanitas para hacer fracasar el efecto de zikaf o gbid dhar y evitarlo es que el novio se siente encima sobre sus sandalias en la jaima de la boda o que ponga una aguja de coser en su sandalia derecha o camuflarla en el interior de la pernera derecha de sus pantalones

En cuanto a la mujer, hay otros rituales preventivos que se emplean en vista de proteger su honor y su castidad. De entre ellas se puede señalar que la madre recurra a agujerear un antiguo plato con agujero grande que permita ser atravesado por la niña siendo aun pequeña, de arriba hacia abajo comenzando por la cabeza, tres veces al menos. Durante esta operación la madre debe repetir lo siguiente Minti hait, uld nas jait, es decir "Mi hija es una pared, y el hijo de la gente es un hilo" y luego procede a ocultar el plato agujereado en un lugar seguro.

Otros rituales y creencias especificas a Id El-Adha (Fiesta del Sacrificio):

La cultura hasanita que caracteriza al hombre del Sahara, como dato ideológico y de conocimiento, resultante de un ambiente beduino, ha estado y de manera constante atada a los buenos métodos y valores tribales, se ha interesado por resolver muchos temas y asuntos extensamente relacionados a los comportamientos e ideas de las personas y sus comportamientos individuales y colectivos.

Entre estos temas, encontramos ritos y costumbres populares y las creencias y prácticas místicas que las acompañan, que se han arraigado en la memoria de la gente, se han reproducido y han obligado su presencia en el tiempo y en el lugar, entre ellos las manifestaciones de alegría, miedo y tristeza. Se trata de comportamientos etnográficos que implican vacío de pantomímica y exageración, revelando la existencia de una cultura paradójica que recoge sus elementos de una mentalidad compleja, difícil de analizar en muchos casos. De la profundidad de esta cultura popular que promueve un conflicto dialéctico entre el medio natural y la cultura (o “Lo crudo y lo cocido” según el ensayo del antropólogo Claude Lévi-Strauss) ponemos de manifiesto algunas de las prácticas populares caracterizadoras del festejo de la comunidad hasanita en la celebración de Id El Adha

Encarnación simbólica de la muerte:

Id El-Adha es una alegría que se arraiga en los corazones de los musulmanes y un evento de sacrifricio antiguo en el tiempo. Durante el mismo la gente expresa su alegría y felicidad mediante el uso de nueva y pura ropa, limpiar las casas y preparar los utensilios y muebles. En él también prevalece la tolerancia y se refuerza la atracción de la reunificación mediante el intercambio de visitas entre los parientes y seres queridos.

Id El-Adha simboliza en la memoria popular hasanita los acontecimientos conmemorativos que encarnan la simbolización de la muerte (matanza y sacrificio). Se trata de un antiguo ritual de sacrificio en la historia del Islam en el cual mencionó Alah Todo Poderoso la historia del profeta Abraham, quien estaba a punto de matar a su hijo Ismail en respuesta a la petición de Alah, pero finalmente cambió a Ismail por un gran cordero en pro de Alah. Por eso se le llamó Id El Adha, por ligarse al sacrificio. Y en el Hadiz se dijo que “los habitantes de cada hogar están obligados cada año al sacrificio". Los sacrificios de El Id constituyen la principal actividad de la fiesta de conmemoración de Achura. Es típico de esta festividad utilizar el fémur del cordero para hacer la marioneta conocida como Achur. Entre los marroquíes se utilizan las pieles de ovejas y cuernos del carnero.

Rituales y prácticas populares:

La gente del Sahara vela a menudo a recibir El Id con muchas preparaciones siguiendo en ello la tolerante doctrina profética, puesto que durante la noche de El Id, las mujeres saharauis proceden a pintar sus manos y piernas con alheña y tatuajes resultantes de su uso (o el bienestar como se conoce localmente), como forma de celebración simbólica con el cuerpo. También limpian las casas y preparar los utensilios y los equipamientos necesarios para dicha ocasión.

La celebración de Id El-Adha comienza con la realización de la oración del Id en la mañana del primero de sus cuatro días y la culminación del sacrificio. Durante éste salen los niños después de haber vestido sus nuevas ropas y nuevas joyas o adornos. A lo largo del día la gente intercambia las palabras de enhorabuena y bendición y continúan las visitas entre ellos hasta el rezo del mediodía, donde se comienza a almorzar y donde, y aun persiste, tiene lugar una de las tradiciones de los habitantes del Sahara que es presentar incienso y perfumes a los huéspedes antes de que salgan. Elegir las mejores calidades de perfume aun constituye un asunto común y habitual entre los hasanitas

Después de la oración se matan a los corderos poniéndoles pequeñas mezclas de cebada y alheña en sus bocas, y sacrificándoles en dirección de La Meca, Kebla, mientras se recita el versículo: ‘Es cierto que te hemos dado la Abundancia, por eso reza a tu Señor y ofrece sacrificios"

Y a partir de una mentalidad que brota del pensamiento supersticioso común, cunde la habitud entre los habitantes del Sahara en este evento, Fiesta de la Carne, de guardar parte de la sangre del sacrificio, de color rojo oscuro, en un recipiente del hogar, asumiendo esta misión el ama de casa, cundiendo la convicción del efecto de este ritual en mantener y reforzar los lazos entre la familia. Esa sangre más tarde se seca y se utiliza como incienso para el mismo propósito.

Y a pesar de la gran ambigüedad de esta totémica práctica, algunos relacionan la forma y color de la sangre de los sacrificios a ciertas explicaciones y predicciones metafísicas ligadas al futuro de los miembros de la familia. También se puede utilizar dicha sangre en recetas mágicas o médicas, bajo forma de amuletos o escapularios para proteger los niños lactantes y su prevención de todo daño al que pueden estar expuestos durante su primera cuarentena de días de edad, o para embellecer o decorar su pie derecho con una línea roja en forma de pulsera de tobillo empleado por la mujer para adornar sus piernas.

Además de crear para el público en general gran sensibilidad y ambiguas sensaciones por ser compatible, en color y olor, a muchas de las complicadas características y rituales de la magia. Por ser un útil de pureza según la creencia popular hasanita puede desempeñar el papel de magia curativa o de medicina terapéutica contraria, ¿acaso no es la medicina hija de la magia como dicen?

Algunas mujeres hasanitas recurren a la trituración de la sangre seca de los sacrificios y mezclarla con la alheña para curar algunas de las enfermedades relacionadas con el mundo femenino, en especial aquellas que afectan sus pechos... y hay mucho más.

El día de nuestra fiesta es el día de nuestra hambre:

Los rituales populares de Sahara reflejan largas experiencias de la vida de la gente durante su larga historia plena de pluralidad y diversidad. Sus creencias dejan una clara huella en el comportamiento de la sociedad marcándole con actitudes y costumbres populares profundas en su complejidad. De la profundidad de este ritual brota una extraña paradoja en el Sahara, puesto que muchas tribus y clanes prohíben comer la carne de los sacrificios en el día del Id ,conformándose únicamente con comer Afachay, el hígado, los pulmones, el corazón y Duwara el estómago, creyendo que cortar y consumir la carne del sacrificio, lo que se conoce como herir El Id, provocaría perjuicio para la familia y causaría desintegración y desorden; así, la carne del El Id solo se consumirá a partir del segundo día de la fiesta, y por ello, los hasanitas decían durante el primer día de la fiesta: "El día de nuestra fiesta es el día de nuestra hambre"

Hay otros rituales populares que no se interpretan que en su calidad de operaciones para purificar el espíritu (sentido de catársis) de las alucinaciones y el miedo del futuro, como la conservación de la vesícula del animal y colgarla en la pared de la hogar y dejarla secarse con el paso del tiempo. Muchos ligan esta tradición con el deseo de expulsar la maldad y alejar la tristeza del ambiente familiar y darle un carácter de armonía y de coherencia, o la renovación en cuanto a la relación de los conyugues. Y algunos indican que la vesícula secada se emplea también en el Sahara para curar muchas de las enfermedades de la piel.

Hay otras costumbres locales que marcan la naturaleza excepcional de los fenómenos populares en el Sahara, como la prohibición de comer el bazo, taihan, para aquellos cuyos padres aun viven. Contrariar este ritual constituye una forma de asesinato simbólico del padre. Además de otros muchos rituales sociales que reflejen los lazos de cohesión y comunicación familiar. De entre ellos la reunión de la familia en el hogar del más viejo o el más notable, esto radican los significados de la sinergia y de cohesión social... CONTINUARÁ

21 marzo 2010

Trabajo etnográfico: "Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular"


Presentación:

“Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular”, bajo este título, Brahim Elhaisen con una ponderación considerable y una indagación pertinaz nos invita este extraordinario trabajo etnográfico a viajar por los fascinantes laberintos de “El reino de este mundo hasani” en el que hurgamos sin darnos cuenta en la relación implícita del pasado y el presente de las raíces del acervo cultural saharaui. Es la transición oral y material de un folclor integral y bien definido geográficamente que emergió de una estrecha convivencia, donde lo negroide, bereber, y lo árabe marcaron la huella e impronta indeleble en su surgimiento. Es el cruce de la proliferación de valores, conceptos y creencias que tejieron el conjunto humano hasani desde el sur de Marruecos, el Sahara Occidental, Mauritania, sin obviar los demás límites fronterizos, Tinduf y Tombuctú. Todo un cúmulo de facultades y experiencias adquiridas con el roce casi permanente con otras civilizaciones más próximas o más lejanas que despertaron en su día en el individuo saharaui una contemplación y una veneración de su entorno, el desierto, con su destello, magia, miedo, y la fuerza sobrenatural que invoca a la reflexión. Es por tanto el juicio contemplativo, ilusorio, real, sencillo y complejo que nos inserta una disertación favorable y contraria, en la que intervengan elementos potencializadores que encierran los secretos de los ritos, costumbres y tradiciones que configuran una simbiosis en la que nunca falta la espiritualidad y la temporalidad absoluta de la sociedad beduina.

Por su interés, extensión y complejidad, la traducción del árabe al español de este trabajo se impone como una necesidad imperiosa y más aún con el sumo agradecimiento a todas aquellas personas que fueron consultadas tanto en la traducción como en la corrección. No obstante, ojala que el propósito deseado por todos sea cabal y como decía George Steiner: “Sin la traducción habitaríamos provincias lindantes con el silencio”.

email: mohfakala2004 @ yahoo .es


PRIMERA PARTE:


Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular

El pensamiento mitológico hasani del Sahara está lleno de muchas creencias y rituales populares heredados de los antepasados y antecesores, que se pueden clasificar conforme a la concepción mística, mitos y falsas ideas de muchas cosas relacionadas con la vida cotidiana… algunos ocurren debido a causas naturales y fisiológicas ligadas al cuerpo humano y algunos son explicados mediante múltiples significados sumergidos en la interpretación.

Casi todas estas creencias populares provienen del pensamiento místico que florece y prospera con la existencia de casos del miedo, preocupación, sensación de debilidad… y otras que emergen de las leyendas repletas de valores y principios que representan un modelo intelectual complejo que dibuja los límites de la actividad humana en la sociedad hasani. Semejantes prácticas y precauciones populares exceden la psicología para impregnar la literatura, la religión y la cultura, y refleja una cultura mística que sombrea y oscurece la mente humana. Ha tomado la atención de los eruditos e investigadores, antropólogos y sociólogos y ha tomado la atención de muchos sabios de la parapsicología, autores de estudios científicos de ciertos fenómenos naturales y humanos difíciles de interpretar desde el punto de vista científico.

Por ejemplo, el joven Jung excava en las profundidades de los mitos y antiguas religiones, el pensamiento totémico, la secreta literatura de la alquimia (Química) y la ciencia de la astrología, que siempre ha ayudado la gente a superar sus crisis personales, o lo que él llama “Crisis de la media vida”, pues creía categóricamente que mediante la sinceridad y no ocultar las respuestas oprimidas de la mente, la gente podrá ser más complementaria. Jung utilizaba la relación de las expresiones para extraer la confesión.

Según la definición idiomática y según los estudios que dominaron la ciencia del folklore, las creencias representan el significado religioso surgido en este término. Antiguamente las creencias eran llamadas creencias o supersticiones, especialmente para los hombres de religión cuando la creencia popular estaba arraigada en los corazones de la gente y afectaban a su alma, y les dibujaban en sus mentes diversas formas, que era una máscara de detección que llenaban el alma de la gente de sentimiento, sensación, alegría y miedo, fe y sosiego, sobre todo si se trata del mundo espiritual o algunos aspectos de la realidad vivida, resultante de ciertas condiciones con las cuales convivió el ser humano, y se convirtió más adelante en parte de su vida de la que no puede prescindir. Las creencias populares no se observan, son compatibles en su sensibilidad por carecer de los dos elementos de la racionalidad y la lógica comenzando con el pensamiento del hombre primitivo que era incapaz de explicar los fenómenos naturales, lo que le llevó a la santificación y glorificación de algunos de esos fenómenos, llegando hasta el pensamiento religioso que comprende dos elementos claros que rigen de acuerdo a la opinión de los hombres de la religión; este aspecto en la vida de las sociedades son las creencias y rituales religiosos. De allí se aclara la comprensión de las creencias como encarnación de ideas y sensaciones de la gente cara a los fenómenos naturales regulares y su concepción irregular sobre el terremoto, el relámpago, los eclipses y los fenómenos fisiológicos como el sueño, el dormir, la muerte, ver el futuro y la vida con todos sus diferentes medios, lo que les conducía a creer en las piedras, el agua, las plantas, los animales y la carne, las formas, las palabras, los números y los himnos que se crean en su modo de afectación sobre esta energía sobrenatural y su sometimiento a la voluntad del hombre.

El árbol o la mata del lugar de residencia no se quita (Sadret lemrah ma tenglaa)

De entre las creencias populares más famosas del Sahara que emana de una rica fuente y se basa sobre indicaciones históricas y etnográficas sumergidas en la antigüedad, el hecho de creer en muchas cosas y prácticas de las cuales se espera evitar el daño, y la expulsión de la mala suerte, la maldad y el riesgo… por ello se prohíbe silbar y ulular dentro de los hogares (jaimas: tiendas) porque atrae la muerte y la perdición. También la destrucción de utensilios de cristal y porcelana y su exposición a la rotura se explica como alejamiento de la aflicción y el riesgo. Y en este contexto se dice en hasania: “rafed el bas” (se llevó el riesgo). También las zapatillas o calzados puestos boca abajo sobre el umbral del hogar trae la mala suerte; cuando se pone una sandalia sobre la otra simboliza un inesperado y próximo viaje. En lo referido al mal de ojo y al daño que causa, se recurre cuando se juega con un pequeño niño en presencia de sus padres a describirle con palabras de no elogio (pero que se refieren simbólicamente a lo más hermoso), entre ellas el jaib (incapaz) y shouein (feúcho) diminutivo de la palabra hasani shein (feo) que es una palabra que simboliza término de fealdad. La picadura puede ser asociada a causas naturales como la sensibilidad de cuerpo o dolores en un determinado área del cuerpo (mano, cara). Se puede interpretar el guiño del ojo derecho y frotar la ceja derecha con una esperada alegría (matrimonio, el retorno de un prójimo que se ausentó por mucho tiempo…) y también frotar la palma de la mano derecha se liga según la creencia popular al recibimiento de buena fortuna o el encuentro con un ser querido en corto tiempo (como ocurre con frotar la ceja derecha) y frotar la mano izquierda se interpreta por la recepción o el depósito de dinero y su recuperación. Y hay quien interpreta el entrelazar las manos durante el desposorio con la existencia de una inesperada petición de mano…

En cuanto al zumbido del oído izquierdo, se interpreta con la presencia de un individuo que hable bien de nosotros, o que hable mal cuando sucede el zumbido en el oído derecho, conforme al proverbio: el derecho perjuicio y el izquierdo beneficio.

Entre los rituales sociales bastante practicados por los saharauis solicitando lluvia en ciertas zonas, se levantan en enérgica marcha pública llamada takenja (figura elaborada con la ayuda de palillos) llevando palos decorados con tela de colores y piezas de paja pintada cantando algunas palabras seleccionadas, de entre ellas:

Takenja oh Al-lah, Al-lah
Atraiga la lluvia sin límite.
Oh, nubes que pasáis
Por Al-lah moja a las viejas
Oh, nube que no aparezca
Oh, Al-lah que pare una virgen, etc.

Y también sale un grupo de niños cantando una serie de canciones específicas para la lluvia entre las que se puede citar:

Levántate, levanta, oh, nube
¡Aumenta, aumenta, Oh, lluvia!

En cuanto a las mujeres, se peleaban por los paños (regae, singular rega), un trozo de piel que se pone debajo del molino manual de piedra al moler el trigo o la cebada. Además de esto se llevaba a cabo la oración de la solicitud, que es otro ritual religioso empleado en las religiones monoteístas para pedir la clemencia y rogar a Al-lah Todopoderoso cuando la gente necesitaba agua.

En la medida en que el agua / la lluvia representa una misericordia beneficiosa, puede convertirse en una maldición en cuanto suceda perjuicio resultante de la abundancia de las precipitaciones. Por eso los árabes recurrían antiguamente a la práctica de muchos rituales populares para parar la lluvia, especialmente el Hibas (parar), durante el cual sepultan los campesinos sus hachas en la tierra cantando de forma colectiva la palabra ahbas, ahbas (para, para), mientras realizan diferentes movimientos y gestos expresivos.

En el Sahara, la gente que teme las lluvias torrenciales recurren a dirigir un espejo o un tamiz hacia las nubes condensadas en el cielo creyendo que este ritual retrasaría la caída del agua, lo que se se llama en dialecto hasani gbid shab (coger la lluvia). También se recurre a tal fin haciendo salir a “una mujer muy fea” (mra sheina), que desvela su cabellera bajo las precipitaciones lluviosas. Estas mujeres son muy conocidas en el medio hasani y se les conoce como “la mujer que ahuyenta la lluvia”.

En el ámbito de la preparación del té los hasanitas interpretan el deslizamiento del vaso sobre la bandeja con una esperada y rápida visita, y cuando se pega un trozo de carbón encendido al fondo de la tetera al cogerlo de la frenna o brasero, se interpreta como la confirmada visita de una mujer.

Además, y ligado a los conceptos de prevención y prohibición, no es deseable en el Sahara llamar a alguien inmediatamente después de abandonar al grupo o la reunión (especialmente si él se dispone a viajar) porque eso le traería apuros y peligros, por lo esta bien visto llamar a alguien cuando está saliendo de la jaima, y debe en ese caso regresar a la casa y comer un pedazo de azúcar o posponer la fecha del viaje. Como se prohíbe, por la misma razón y en el mismo contexto de próximo viaje, pasar la escoba para limpiar la casa por un periodo no inferior a tres días.

En el Sahara también los hasanitas creen firmemente que el “árbol del lugar de residencia no se quita”, es decir que se prohíbe quitar plantas de delante de la jaima o de la guarida de los animales porque ello atrae al mal para la tribu y aniquilar al rebaño (el rebaño, el haya, significa lo que posee el hombre saharaui de camellos y cabras). También se prohíbe a cualquiera pasar por delante de la tienda, llevando en la mano, viejos cacharros como ollas de aluminio forjado, ollas oxidadas, recipientes de arcilla o calentador de agua magresh, con óxido negro. Se aconseja no beber ni comer cualquier alimento o en cualquier recipiente que haya pasado la noche a la intemperie sin estar cubiertos, puesto que cunde la creencia entre la gente del Sahara que los diablos que habitan el desierto, “aquellos que no se mencionan”, “los ocultos”, que es como se refieren a los demonios y los espíritus, dyin, han bebido o comido de ellos.

Cuando la mujer se embaraza, se le aconseja tomar muchas precauciones, entre ellas no mirar de manera continua las cosas feas para evitar la malformación del feto que lleva en entrañas. Durante el periodo del embarazo se deben satisfacer todas sus solicitudes, puesto que privarla de las cosas que anhela puede perjudicar a su hijo, culminando con la aparición de una señal, antojo, en cualquier lugar de su cuerpo.

Según los rituales hasanitas, durante el embarazo se puede desencadenar una mala noticia para la mujer, consistente en que su marido la haya divorciado y se haya casado con otra, por la creencia de que el miedo y los celos contribuyen a “cambiar el sexo del feto”. También existe la creencia entre los saharauis de que la mujer que haya parido muchos hijos varones, sus hijas también parirán muchos, por lo que muchos hombres quieren casarse con ellas, esperando tener varones, conforme al proverbio popular hasani: “Ponga la olla boca abajo, la muchacha asemeja a su madre”. Antiguamente, los saharauis creían que si el recién nacido tenía en la boca un pequeño diente, no era bendito, no traería el bien y la bendición, sino que era un mal presagio para la familia. Se decía que tal hecho era debido a que la madre había deseado algo durante el primer periodo del embarazo pero que no se le había dado. Por esto se recurría a la búsqueda de lo que había pedido la madre, con la creencia de que al encontrarlo, inmediatamente caería dicho diente. Después de esto aparecen los dientes de leche en su momento natural y ya no se preocupan las familias por su aparición tardía, por mucho que pasara el tiempo. Esta época es muy sensible y crucial en la vida del niño, pues se le oculta de la vista de las mujeres hasta que aparezcan sus dientes por temor al efecto del mal de ojo y la maldad de los rencorosos (el mal del ombligo).

Cuando la mujer saharaui daba antiguamente a luz un varón, una mujer vieja le ponía tinta negra y se encargaba a un esclavo negro la tarea de agujerear su oreja, sobre todo si el recién nacido tuviera hermanos que hubieran muerto antes de su nacimiento. También se recurría a cortar a un trozo del lóbulo de la oreja y darlo a la madre para comérselo, por creer que dicha acción podía proteger al recién nacido de la muerte en su cuna. Y siguiendo antiguamente las huellas de los árabes que colgaban sobre el niño el diente de un zorro o el diente de un gato por temor a que fuera raptado o el miedo al mal de ojo. Cuando se le caía un diente de leche a un niño, éste lo cogía entre dos dedos, miraba hacia el sol y lo tiraba diciendo: “Oh sol, cámbiamelo por otro mejor” y siguiendo esta antigua tradición, los saharauis a cuyos hijos les caían sus primeros dientes, ordenaban a sus pequeños cogerlos y arrojarlos en dirección del sol. CONTINUARÁ….