tag:blogger.com,1999:blog-321950402024-02-28T05:59:23.470+01:00Mohamidi Fakala, camino de El AaiunMohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.comBlogger50125tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-23291323694867699402012-03-10T00:42:00.000+01:002012-03-10T00:44:22.358+01:00Las vertientes del camino<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmL8hyphenhyphenOKseaeZvwQ0cQm9M9FgpB5A__uxoCWhGmTsPtr12KfC4Lzev-xPRCQH-ZWd1c6SVLfDq94VtgAyQpx2dmhL_3cmlKQeo_pY50Zy5OWwnV3OqpVkpI-pASkLItAuRZ8kI/s1600/primavera_arabe.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 253px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmL8hyphenhyphenOKseaeZvwQ0cQm9M9FgpB5A__uxoCWhGmTsPtr12KfC4Lzev-xPRCQH-ZWd1c6SVLfDq94VtgAyQpx2dmhL_3cmlKQeo_pY50Zy5OWwnV3OqpVkpI-pASkLItAuRZ8kI/s400/primavera_arabe.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5718047110216446178" /></a><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Más cercano es todo camino recto. Quizá la sentencia teórica se expresó en un momento crucial para las inquietudes del griego Pitágoras de Samos, sin que todavía se hubieran fijado las direcciones del norte para muchos. Sin embargo, a la par, brotarían las intenciones de otros que se fueron más allá en el empeño desagrado para aguar la revolución de todo contexto racional y nacional. Eran épocas de agitación como las que acontecen hoy. Las coincidencias se asemejan salpicando cualquier lugar del mundo, pero en tiempos paralelamente diferentes. Actualmente esa preocupación vuelve a su manera para bañar la ola de agitación que vive con intensidad pueblos de todo el hemisferio. Por su significado concreto, referente al camino, este planteamiento no entra en contradicción frontal con los fundamentos básicos de lo ético, moral ni tampoco con el concepto político, religioso o geográfico, si verdaderamente somos sensatos. Pues, en este sentido, se establece una relación intrínseca y, por lo tanto, una premisa esencial servible para cualquier proyecto institucional para resarcirse, si hay voluntad, de las plagas que carcomen, como termitas, las articulaciones de los estados. Esto es motivo de descontento y de revolución.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Por el contrario, ante esta realidad fehaciente, los que se han sumado al bando de la imprudencia política, e hicieron rodar bolas de hielo y levantaron humaredas en todas las direcciones a fin de apaciguar la realidad de las demandas más urgentes de sus pueblos, se encuentran en estos momentos en un atolladero sin precedentes. Y no hay manera alguna de topar con fórmulas que contrarresten la avalancha social que se cierne con énfasis sobre sus justas demandas y reivindicaciones. Como es sabido, los gobiernos anti populares, sus interpretaciones y significados de las trasformaciones demandadas por el pueblo de forma general, sólo han ofrecido una respuesta siempre flaca de contenido y de forma. Una política activa para no ver. Es decir, sin proyecciones presentes ni tampoco futuras. Por lo tanto, este mal ejemplo de gobernar a estos pueblos que se reinventan de su pasado y de las calamidades del colonialismo y la mala gestión anacrónica de sus gobernantes, deja todas las bazas sin orden sobre la mesa y pone, todo lo que venían diciendo y haciendo, en tela de juicio. El peligro es inminente y acecha la propia existencia física, territorial y regional de las naciones, que están al borde de una complicada cizaña inconmensurable: desde Jefes corruptos pasando por grupúsculos mafiosos ligados al poder, hasta una explosiva situación acentuada por un nuevo reparto hegemónico, que orquestan las naciones más influyentes al son de las revoluciones de los pueblos árabes. Los gobernantes de estos países han sido sorprendidos por no dar tiempo al tiempo y porque se apodero de ellos el salvaje egoísmo, la estrecha e irracional lógica que les dejó ineptos e inamovibles en sus asientos, añorándolos como reliquia divina. Y se olvidan de los hechos y las circunstancias difíciles que les trajeron el primer día al poder. En fin, no han podido superar sus defectos para poder interpretar el medio circundante. Pero es reconocible que han sumado puntos en adiestrarse únicamente en sus propias inquietudes, artimañas y en el embrujo político que afilan como arma mortal contra sus propios pueblos. Ya no ven más allá de sus oficinas, casas presidenciales o palacios majestuosos levantados sobre las calaveras de los inocentes. En toda esta historia, ninguno de ellos dio la cara por el pueblo y abandonó voluntariamente las efímeras delicias del poder para entrar en la historia como un héroe ganador. Desgraciadamente, siguen incubados en pasos cortos y la visión limitada de sus propios intereses; encerrados como una lapa de molusco, abandonados por sus pueblos en la cuneta del olvido. Todo indica que nuestros gobernantes se encuentran solos, somnolientos, viviendo en una irreal torre de marfil, al margen de todo compromiso contraído a sangre y fuego con el destino, el pueblo y la historia.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En muchos procesos políticos y sociales, y por muy audaz que haya sido su programa de acción y objetivos, se han quedado cortos a lo largo del tiempo por la falta de honradez y sagacidad de sus líderes para enfrentar la realidad nacional, regional e internacional. La cobardía y el inmovilismo les llevaron con el tiempo al irrefrenable deseo de corrupción, por muy nobles y excelentes que eran en otros tiempos. Dicha tentación ha creado en ellos un comportamiento caracterizado por una retro mutación marcada por una frenética desconfianza en sus compatriotas y en las ideas contrarias a su amorfa ortodoxia. Esto crea por excelencia una ruptura y un desliz intencional o fortuito entre gobernantes y gobernados. Es el abismo desmesurado entre estos dirigentes y las razones inequívocas de los pueblos. No les quedaría otra opción que rendirse a la voluntad popular o resignarse sin escarmiento alguno a los brazos de la ostentosa perversidad, mientras que, de paso, aniquilan con tanques las ideas y los hombres, si es posible. El Che dijo en una ocasión que “O nosotros somos capaces de destruir con argumentos las ideas contrarias, o debemos dejar que se expresen. No es posible destruir ideas por la fuerza, porque esto bloquea cualquier desarrollo libre de la inteligencia.”</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Es cierto y, al cumplirse el primer aniversario de las revoluciones árabes de la última primavera, induce a toda mente sana y no retrógrada al momento de reflexión para impedir la detonación de bomba de tiempo que sembraron intencionadamente los enemigos del desarrollo, de las ideas y de la inteligencia, bajo nuestros pies. Es verdad que las aguas de las actuales revoluciones no han vuelto a su cauce natural todavía, pero sus estandartes ya son más que visibles y temibles por el viejo orden .Es entonces, la voluntad de los pueblos que cada vez está más cohesionada y firme en torno al principio de autodeterminación de los pueblos; una herencia en pie de igualdad para todos. Sin embargo, la contra revolución, hoy como ayer, se aglutina en fuerzas ocultas y visibles, manipuladas por el sistema para abortar toda voz de legalidad popular. Pero en todo ese juego de intereses y de conservación del poder establecido de manera absoluta, se barajan, al margen, alternativas poco fiables, como la remodelación de la constitución del país, la postergación de mandatos legislativos o ejecutivos o la compra de conciencias y de votos en los sufragios. A todo aquel que se adhiere a las pautas de las insolencias del régimen, las arcas del estado, totalmente incontroladas, se encargaran de pagarle factura .todo esto deteriora el maquillaje del sistema que se esfuerza banalmente en subir a la ola que golpea a diestra y siniestra a regímenes indeseados popularmente y dispersados por todo el mundo. Ya es tarde para marear la perdiz. Los pueblos de Siria, Marruecos, Yemen o Bahréin han tomado conciencia y han echado a andar, y la lista es larga. Han dicho basta y nunca más estarán dispuestos a entonar ni con voz ni con canto las mismas letras que coreaban sátrapas nacionales e intervencionismo foráneo. Desde esa línea virtual, a la vez real, se demarca un confín; un camino llano sin polvo ni polvareda, exclusivamente reservado para los pueblos. Es el principio de autodeterminación en su punto álgido a favor de las causas justas. Hoy por hoy, algunos de estos pueblos festejan con júbilo el triunfo de sus revoluciones y otros, sin embargo, están a mitad de camino para lograrlo. Únicamente con esa voluntad de lucha queda arraigado para siempre lo popular en la orientación de las directrices finales, también en el rescate de ilusiones y maneras viables de hacer despuntar razones y en el establecimiento de instituciones como pilares esenciales que velan únicamente por las preocupaciones de los ciudadanos. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">De esta manera vencerán los ideales y se abrirán senderos deseados, caminos rectos y más cortos, con menos vericuetos y con mayor acierto para allanar escollos. “… ¡El sendero de quienes agraciaste, no el de los que se han ganado tu ira, ni el de los extraviados!” , como se señala en Fatihat El –kitab Al- Karim, después de en el nombre de Al-Lah, el clemente, el misericordioso. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La movilización de los pueblos es irreversible, generalizada. Es obvio que su detonación resonó en el pétreo Gdeim Izik, Sáhara Occidental, y la onda expansiva alcanzó el último rincón perdido del Golfo Arábigo, y no por mera casualidad, sino porque las dolencias y las ansias de libertad convergen en un solo ideal de simbolismo humano y espiritual, matizado en las mismas necesidades económicas, jurídicas, políticas, sociales e incluso humanas. Esta es la realidad de nuestro tiempo y de nuestros hermanos, desde el Atlántico hasta el Golfo. Pero también es hora de establecer con miras inequívocas los horizontes, objetivos e intereses que refuerzan el derecho a la desobediencia pacífica contra la brutalidad mental y bélica de los embaucadores anclados en tiempos imperfectos. Imperfectos, mofándose de sus pueblos con comportamientos poco decentes y poco sinceros. Sin duda, algún día estos individuos serán juzgados por la historia. Todo tendrá su fin. Y entonces, en ese momento, ya nadie podrá desandar el camino ni volver la vista atrás.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; "><span style="font-size: 100%; ">Mohamidi</span><span style="font-size: 100%; "> </span><span style="font-size: 100%; ">Mohamed</span><span style="font-size: 100%; "> </span><span style="font-size: 100%; ">Fakal-la.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> (Ilustración: Otro mundo es posible)</o:p></p>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-59690786606693706182011-11-19T20:13:00.001+01:002011-11-19T20:18:03.643+01:00Retazos de una historia (3ª parte)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqptKY1qDDjDHnkHH26rFKqqXHgHzDRZBE4VMLYUdYYlfQeOBS2eBudO-JRWbhFj9PP-PCROBrsKZynfjpipaXV43E7E2-EA6ROHWs3wyl06NdzQa9meAxP74am_WdGGnXCC3L/s1600/sahara.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 276px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqptKY1qDDjDHnkHH26rFKqqXHgHzDRZBE4VMLYUdYYlfQeOBS2eBudO-JRWbhFj9PP-PCROBrsKZynfjpipaXV43E7E2-EA6ROHWs3wyl06NdzQa9meAxP74am_WdGGnXCC3L/s400/sahara.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5676787990996354002" /></a><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Entre el bullicio de camiones y buldózeres que carcomían día y noche a una gigantesco yacimiento mineral, en las proximidades de un pequeño pueblo del sur de España, José recordaba nostálgicamente a su amigo Ahmed, tras más de veinte años sin verle.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El pueblo de José agrupa principalmente pescadores y mineros. Sus largas playas que miran a las aguas del Estrecho están sembradas de torres de iluminación con potentes focos, los cuales alumbran durante toda la noche para evitar el desembarque de las pateras procedentes de Marruecos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">José siempre decía a sus más allegados que Marruecos invadió al Sahara, pero que no se detendría ahí. Parece ser que somos víctimas de un mal que nos acecha tanto en África como en Europa</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Pero sus amigos, como mucha gente en España, especialmente en la Península, ya deban por cerrado el episodio del colonialismo de España en el Sahara, como algo olvidado, Historia antigua, que únicamente volvía a interesar con los acontecimientos esporádicos ocurridos de vez en cuando tanto en el Sahara como en España.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Una mañana la radio del automóvil emitió una noticia, mientras José se dirigía a su trabajo. Una asociación de apoyo al pueblo saharaui organizaba un viaje para llevar ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados cercanos a Tinduf en Argelia.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Los recuerdos no eran ya suficiente. José se empeño en viajar a la busca de su amigo Ahmed y conocer la nueva realidad de los saharauis en el refugio. Su destino: el campamento de El Aaiún.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El avión se hizo esperar. Un gigantesco 737 de Air Algerie despegó de Barajas con tres horas de retraso en dirección al aeropuerto de Tinduf. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">A su lado, en el avión, se sentaba un señor ya mayor, de unos setenta años, grueso y de poblada barba blanca. Don Ramón, pues tal era el hombre del compañero de viaje, explicó a José algunas de las actuaciones de su pequeña agrupación.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Le comentó que él era maestro jubilado anticipadamente, porque le apetecía hacer otras cosas antes de que la salud se lo impidiese. Le contó cómo empezó todo, aún en plena guerra de los saharauis contra Marruecos, allá por el año 1989. Cuando las noticias de los refugiados eran muy escasas y alarmantes. Fue entonces cuando crearon su agrupación.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La gente les tildaba de pro soviéticos, de ayudar a los “rebeldes saharauis”, pero no desfallecieron. Poco a poco se organizó la llegada en verano de los niños saharauis, las Vacaciones en paz, y tras numerosos obstáculos consiguieron realizar varias caravanas humanitarias. Don Ramón ya era como un saharaui más, con su camisa de manga larga, su chaleco color tierra y su arrugado turbante negro liado alrededor del cuello. En su muñeca derecha lucía, como la más preciada de las joyas, una pulsera de aluminio donde un artesano saharaui labró la bandera saharaui. De un bolsillo del chaleco asomaba una funda de piel profusamente decorada, que José identificó con las fundas de las típicas pipas saharauis.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Don Ramón ansiaba llegar a los campamentos, abrazar a sus hermanos, colocarse su darraá y deambular por las wilayas, de jaima en jaima, visitando amigos, tomando el té y oliendo el perfume mezclado con clavo que las mujeres saharauis ofrecen al visitante. Y, por qué no, reconocía su deseo de sentarse frente al brasero y ver asarse los pinchitos de carne de camello con que le obsequiaban sus anfitriones.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Durante el viaje ocurrió una anécdota que José no olvidará jamás. El encargado del pasaje del avión, un joven de modales muy estudiados, se dirigió en un perfecto francés a Don Ramón:</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– ¿A dónde se dirige esta gente? – preguntó el empleado.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– A los campamentos de refugiados saharauis – respondió Don Ramón.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Pero… ¿a qué van allí? – insistió el empleado sorprendido.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Van a visitar a los saharauis, a compartir con ellos unos días; van a vivir con y como los refugiados, a conocer su realidad y a mantener unos lazos de amistad y hermandad indisoluble.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El pobre muchacho acabó contrariado, sin comprender cómo cien personas iban a pasar unos días, festivos en España, en los campamentos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El avión aterrizó ya de madrugada. El aeropuerto de Tinduf mantenía su aire de construcción colonial, con escasísimas instalaciones.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Al entrar, se encontraba la cola de visado de pasaportes. Tres cabinas con los funcionarios en su interior. Recogían el pasaporte, observaban al recién llegado, emitían unas esporádicas palabras en francés, estampaban un cuño azul y rectangular con la fecha de llegada en medio, y terminaban con una media sonrisa y la devolución del documento. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Luego, el minucioso registro del equipaje. Unas mesas bajas, donde el viajero y el funcionario tenían que doblar la espalda para manejar las maletas. Los funcionarios sonreían y hablaban en árabe entre ellos. Y finalmente, las puertas hacia el desierto de la Hamada.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La explanada frente al aeropuerto era un bullicio de vehículos. Ruidos de motores, luces en movimiento... Camiones, camionetas de reparto, autobuses con letreros alusivos a tal o cual asociación de ayuda, y viejos Land- Rover que en breves momentos cargaron personas y material para salir en dirección a Rabuni, a la “recepción”.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En Rabuni hicieron un nuevo trasbordo para llevar a cada visitante y su equipaje a la wilaya que le correspondía, a la daira que le correspondían, a este o al otro barrio, e incluso a la puerta de la jaima o la casa de adobe de cada familia.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">José llegó con las primeras luces del día, iba vestido de modo muy distinto a la gente que encontraba, con sus vaqueros de “marca” y tocado con una gorra tipo yankee.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Se apeó del Land-Rover que le condujo al campamento. El chofer, ataviado con su turbante de color negro, le indicó, de manera apresurada, con el índice diestro, la tienda de lona de la familia de Ahmed, que emergía débilmente entre construcciones de adobe y otras tiendas de campaña de lona azulada.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La familia de Ahmed llegó a la Hamada argelina a finales de 1975, refugiándose en estas tierras tras la irrupción de las tropas marroquíes en el Sahara.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">José caminaba perplejo por las estrechas “calles” de lona y adobe. Ensimismado, no hallaba la Aaiún que conocía de antes. A medida que se adentraba en la “ciudad” de paisaje lunar le surgían nuevas interrogaciones.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">¿Dónde estaban los postes de comunicaciones y electricidad?, ¿la oficina de correos?, ¿la principal hostelería? No era la auténtica Aaiún que conoció de pequeño.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">A lo lejos vislumbró una construcción de adobe colindante al campamento. De allí venía el tañido de una campana. ¿Una iglesia? No, de repente se disipó la duda al ver llegar en avalancha a un centenar de niños. Era una escuela. La otra construcción debía ser un hospital, y más allá aparecía el huerto.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">José vio a sus alrededor todo el campamento de El Aaiún. Una ciudad de lona y adobe, una ciudad distinta a la que él había conocido de pequeño, una ciudad sobre el inhóspito pedregal de la Hamada. Pensó: “Nadie podría haber levantado una ciudad en el desierto sino los saharauis. Tanto trabajo a pesar de la guerra y del exilio. Yo los conozco bien, son sencillos, humildes, hospitalarios, pero a la vez son intrépidos. Merecen recuperar su tierra, su hogar… donde en otros tiempos también estuvo el mío…”.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En el trayecto hacia el lugar indicado, a cada momento, se cruzaba con transeúntes que iban en la misma dirección o la contraria, en cuyos semblantes se despertaba cierto afecto hacia José, sabiendo anticipadamente que era huésped de la ciudad de lona y adobe, de El Aaiún campamento, no la del Atlántico sino la de la Hamada y el refugio.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Ahmed fue avisado de la llegada de su amigo. Dos compañeros le ayudaron a salir del centro de minusválidos y llegar hasta el Land-Rover. Sus frías manos postizas apenas tenían fuerzas para tomar las muletas de aluminio que le servían de apoyo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">José fue recibido en la tienda de lona por la madre de Ahmed, la anciana Aitcha, mientras en un lado esperaba una mujer de unos treinta y tantos años con un pequeño en sus brazos. El tiempo y el sufrimiento habían llenado de surcos el rostro de Aitcha, pero José recordaba bien su semblante casi veinticinco años atrás.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Recordaba cómo, cuando la tarde caminaba hacia el ocaso, en el patio de la casa de Ahmed, se reunían algunos niños y niñas saharauis, José entre ellos, para escuchar la cálida voz de Aitcha relatando historias de genios y largas caravanas que cruzaban desde el Tombuctú, de Mali, hasta la desembocadura de la Saguia El Hamra, en busca de los mejores pastos, los mejores mercados de piel y de sal. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Cuentos del Sahara cuyas imágenes indelebles aún poblaban la mente del ingeniero español, guerreros nómadas montados en enormes camellos, con sus largos turbantes oscuros y sus brillantes espadas enjoyadas, bodas con jóvenes novios y novias ricamente ataviadas, genios que hablaban desde el susurro del siroco, tomando forma en las sombras que al atardecer dibujaban a sotavento de las dunas. Y esos cuentos aún formaban parte del alma de José.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La imaginación de José reconstruyó rápidamente el rostro amable de Ahmed. En su memoria quedó marcada la imagen de su amigo aquel último día que se vieron en las cercanías de colomina “Yaddi”, donde solían jugar una partida de boliches donde nunca había ganadores ni perdedores. Y siempre la amistad permanecía como el mejor ídolo entre los dos. Aquel día que Ahmed fumó demasiado, el día del adiós.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Pero Ahmed ya no era el mismo, como no era la misma ciudad de El Aaiún, su rostro desfigurado por la metralla, sus piernas sustituidas por otras artificiales, sus manos perdidas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Ahmed al ver a José se quedó entre el desvanecimiento y la euforia, pero sacó fuerzas de la debilidad para abrazar al amigo, después de tanto tiempo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Ambos se vieron fundidos en un profundo abrazo. No hubo palabras, el abrazo se les antojó eterno a ambos. Sus mentes recorrieron sus respectivas vidas en un instante, añorando en cada recuerdo importante la compañía del amigo perdido. Los ojos brillaban, azules como el mar los de José, oscuros como la noche los de Ahmed.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Es la guerra, amigo José – dijo Ahmed para calmarle los nervios y hacer pasar desapercibidas las cicatrices que su rostro y cuerpo lucían abiertamente.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">José no dijo nada, mientras un reguerillo de lágrimas comenzó a recorrer sus rojas mejillas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Amigo José, te reservo una sorpresa. Aquí te presento a mi esposa y a mi hijo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; "><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La mujer que esperaba en un lado se levantó a saludar a José.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– La esposa se llama Meimuna, ha sido mi enfermera y apoyo durante mi convalecencia. Y este es nuestro hijo, llamado José en tu recuerdo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El día pasó deprisa.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Bajo una bóveda azul, llena de estrellas de todas las dimensiones y colores, descansaban José y Ahmed, en torno a la familia de este último, frente a la tienda de lona impregnada del olor a incienso.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Metu, la hermana mayor, preparaba el rutinario té, mientras su hermano rememoraba las peripecias de los saharauis. La charla se oía al otro extremo del barrio, los años de separación y la distancia, cada vez que los recordaban hacían todo lo posible por vivir los momentos intensamente.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">José contó a su amigo Ahmed cómo regresó a la península, que había estudiado ingeniería en Sevilla, que trabajaba para una empresa minera, que había fundado una familia que procedía del Sahara; el padre un ex oficial de tropas nómadas y la madre una comadrona que trabajó desde joven en el territorio. Le dijo igualmente que tenía una casa amplia, un buen sueldo, dos automóviles, y sus vacaciones de verano los pasaban en los mejores balnearios del mundo. Sin olvidar a los saharauis, y a El Aaiún que era el corazón de España en el África occidental.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Ahmed contó cómo empuñó un fusil Máuser el mismo día que cumplió dieciséis años. Cómo vio llover bombas de fósforo blanco y napalm sobre la columna de refugiados que huía a través del desierto. Cómo murió su hermana Fátima, que estaba encinta, bajo la metralla del napalm, en los bombardeos sobre Tifariti. Cómo perdió a sus hermanos en diferentes batallas…</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Así supo José como, de las ciudades saharauis que él había conocido, salieron miles de personas al exilio, amenazadas por la dura represalia marroquí contra quien se opusiera a su ocupación.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Supo que estas personas eran, en su mayoría, mujeres, ancianos y niños. Pero aun así, la aviación marroquí les persiguió bombardeándoles cruelmente, en un intento de aniquilarles. El camino de Amgala a Tifariti, la ciudad mártir; el poblado de Guernica del desierto, donde los Mirage F1 lanzaron bombas de racimo y napalm sobre la población indefensa. Aquella imagen del combatiente de pie, junto al antiguo pozo, disparando su viejo Kalashnikov contra los reactores marroquíes… Los inmensos hoyos producidos por la explosión de las bombas…</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Le contó también como aquel día que pasaron patrullando cerca de las ruinas de Tifariti, su Land-Rover pisó una mina. Aquel ruido seco, arena, hierros y carne humana saltando por los aires. Los gritos de sus compañeros que no ensombrecieron su mente. Por contra, le recordaba otras batallas, como la de Duehab, donde perdió uno de sus mejores amigos un tal Cristian. Un muchacho ágil y activo, rubio, pecoso y valiente, oriundo de Dajla. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El terrible sonido de la explosión se confundió con dolor intenso, luego la oscuridad con su vértigo, incontrolable y confuso, que agitaba con fuerza extraña todo el cuerpo doloroso y ensangrentado. Y al despertar el silencio frío del hospital.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">También conoció el papel fundamental desempeñado por la mujer saharaui. La mujer que había organizado la vida en los campamentos, la sanidad, la educación, el reparto de la ayuda humanitaria. Mujer que, cuando había sido necesario también empuñó su fusil. De esa entrega desinteresada y gentil afloraba el nombre de la mujer saharaui, como una alegoría de vida y muerte encarnada para siempre en la humilde figura de la guerrillera, Sidamuy El Mojtar. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Le contaron cómo coincidieron en el Centro de Minusválidos, donde llegó Ahmed trasladado de otro hospital en el que se había curado de sus terribles heridas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Al principio Ahmed se mostró sombrío, como si hubiese perdido ya las ganas de vivir; sin embargo, mostraba un afán de lucha poco común. Comenzó a desarrollar ilusión por aprender a moverse nuevamente. Y sin darse apenas cuenta, notó que día a día la sonrisa de Meimuna se convirtió en su razón de ser.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Cuando Meimuna conoció a Ahmed, era sólo un nuevo paciente. Pero poco a poco descubrió las ganas de superación que había en él. Cada día lo echaba de menos y sólo deseaba volver a compartir su tiempo con él.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Era extraño, pero un día Meimuna recordó el sueño que tuvo durante el cautiverio. Se le antojaba como una prenoción de los años venideros, de su relación con Ahmed, de cómo ese hombre, unos años menor que ella, representaba a su propio pueblo, desgarrado por la guerra pero firme, apoyado en sus muletas pero manteniéndose en pie.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Pasaron los días y el recuerdo del pasado no fue suficiente para pasar revista a toda la contienda de los saharauis en aras de su libertad e independencia.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En los momentos en que José organizaba su equipaje para el retorno a España hubo intercambio de regalos, bajo el efecto del pasado, el reencuentro, la esperanza deseada con amor y nostalgia, la mutación bien marcada en el cuerpo, por los años y por maldita traición de una metralla. Motivo suficiente de odio y de querer a un pasado común, que por desgracia, no pasó como debía pasar para convertirse en una historia definitiva, completa con todos sus retazos. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En esos momentos de separación, Ahmed sacó la mejor darraá que guardaba y se la puso a José.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Este atuendo tradicional – dijo Ahmed –, que en realidad constituye un símbolo, nadie lo merece mejor que tú. Es una simple vestimenta, pero representa para nosotros los saharauis un sumo compromiso de continuidad y de identidad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">José muy agradecido y emocionado respondió:</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Tanto para ti, como para tu pueblo va este poema que compuse anoche:</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entre la gran cantera humana</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">va el amigo</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">como uno más</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">sacando fuerzas a la tedicidad</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">para poder llegar, al alba, a la meta</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Que aguarda el sendero real.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Amputadas las manos,</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">heladas piernas ortopédicas para andar.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Quedando el tramo enflaquecido como</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">pira de libertad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El amigo,</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">como uno más</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">va con su bastón sembrando lo que está</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">del ímpetu corazón</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">va el amigo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Testimoniando la obra de gobernantes,</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">médicos y herbolarios.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">cada cual con su afán,</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">muchos lo ven pasar,</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">cunde en ellos la indiferencia,</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">qué decir de la solidaridad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El amigo,</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">contempla el pasado,</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">trazando el futuro en su pensar.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como reliquia viva que desborda el desván.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Otros, detrás de los barrotes,</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">en espera de la amnistía de los que ya no están.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y sigue el amigo…</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; "> </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; "><i>Nota: Van mis sinceros agradecimientos al Sr. Simón Rovira, por la corrección y valoración de las ideas que unen el contenido y forma de esta historia. Sin olvidar, por supuesto, a Ahmed, El Mexicano, motivo de inspiración, ejemplo, y perseverancia en una lucha continua por la vida. Desde una silla de ruedas.</i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; "><br /></p>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-83535130328499749862011-11-06T22:39:00.000+01:002011-11-06T22:40:57.276+01:00Retazos de una historia. (2ª parte)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDxqK-85vkoudRWch24h1BddHYzRLC0VZV5dCz2bIoNyi-DnqfC9A14jPukmEUQhx8tKs9qqzGwSNjupE0GfzkyW3y0ZpRFfhFvY08aj0BLJY4Ix9jVM6tBJ3vlZX9XxDZ2DeL/s1600/4549029558ae-fd57-4cc0-9105-b9ecf5898913.JPG" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDxqK-85vkoudRWch24h1BddHYzRLC0VZV5dCz2bIoNyi-DnqfC9A14jPukmEUQhx8tKs9qqzGwSNjupE0GfzkyW3y0ZpRFfhFvY08aj0BLJY4Ix9jVM6tBJ3vlZX9XxDZ2DeL/s400/4549029558ae-fd57-4cc0-9105-b9ecf5898913.JPG" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5672000899251960226" /></a><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Varias organizaciones europeas y americanas no gubernamentales, ocupadas en la protección de los derechos humanos más elementales venían siguiendo el conflicto del Sahara Occidental desde años atrás. Una de esas organizaciones era Amnistía Internacional.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tras innumerables esfuerzos consiguieron la revisión, por parte del ministerio del interior marroquí, de varios expedientes de la D.S.T. Muchas personas, hombres y mujeres jóvenes habían sido encarcelados sin motivo alguno en 1975. Ahora iban a ser liberados, corría el año 1991.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Meimuna tenía entonces treinta y cinco años. Cuando la delegación belga la recogió a las puertas de la cárcel de Agadir apenas cubría su cuerpo con harapos que fueron sus ropas y su <i>melhfa</i> en otros tiempos y se envolvía, sin apenas fuerzas, con una sucia y raída manta militar.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El médico belga le diagnosticó un estado avanzado de desnutrición, varias infecciones cutáneas, problemas digestivos muy serios, una conjuntivitis que había afectado a la córnea de sus ojos, y toda una serie de heridas mal cicatrizadas cubriendo su menudo cuerpo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El médico anotó en su diario: “(…) Debió ser una joven muy hermosa. Era enfermera y posiblemente gracias a sus conocimientos ha sobrevivido en la cárcel, ayudando a sobrevivir a otras muchas mujeres que estaban con ella. Físicamente es imposible soportar tanto dolor, tantas vejaciones, tanta crueldad. Hay algo en el interior de Meimuna que hace renacer sus ansias de sobrevivir…”</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La delegación de Amnistía internacional consiguió que Meimuna fuese trasladada a su ciudad, El Aaiún. Los únicos familiares que hallaron fue la familia de su primo Mohamed, nieto de un hermano de su abuelo paterno.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mohamed era un hombre corpulento, cubierto con su darraa de color azul oscuro, turbante negro y largo envolviendo su cabeza y rostro. Acusaba una ligera cojera en la pierna izquierda, aunque nadie supo jamás de su lesión en una rodilla, producida en 1977 durante una operación de sabotaje que nunca fue revelada en la prensa local.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nadie conocía su pasado ni sus relaciones, por eso la policía marroquí nunca se había preocupado de su persona.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La esposa de Mohamed, Jadiyetu, era de origen mauritano por parte de madre y procedía de una de las familias de pastores del Sahara Occidental, capaces de atravesar el desierto desde El Aaiún hasta Tinduf o desde Mahbes hasta Zuerat.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Meimuna estuvo con sus primos unos seis meses, bajo tratamiento médico y con los excelentes cuidados de Jadiyetu. No se habló del cautiverio, ni de política, ni de la guerra. Le contaron que sus ancianos padres habían fallecido durante su encierro, viviendo sus últimos años muy apenados por su suerte.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al fin, Meimuna salió a la calle. No podía circular sola, no podía visitar a los amigos de su juventud, no podía entretenerse en ninguna parte, pues los agentes secretos marroquíes la vigilaban estrechamente. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Todo el barrio de las Colominas Rojas había sido derribado entre 1984 y 1985, para poder construir una gran plaza en honor de Rey Hassan II, con motivo de su visita a la ciudad. El Hospital provincial también había desaparecido. El instituto “General Alonso”, trasformado, y buena parte de sus aulas fueron demolidas. La ciudad había cambiada demasiado. Los habitantes también, a causa de la gran avalancha de colonos que salpicaban sus barrios el centro y las periferias de la ciudad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El Aaiún, al igual que otras ciudades saharauis, fue repoblada por marroquíes procedentes del norte, del sur y del centro, es decir, de las zonas más deprimidas de Marruecos. Quienes se decidieron a ocupar las “provincias del sur” gozaban de ciertos privilegios a la hora de conseguir los mejores empleos, alimentos de primera necesidad, una casa, etc. Mientras tanto, los saharauis se veían relegados a ser ciudadanos de segunda clase en su propia tierra.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Meimuna se encaminó al cementerio de Jat-Ramla. Allí encontró dos pequeñas lápidas con los nombres, una plegaria y las fechas sobre las tumbas de su padre y de su madre.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En voz baja leyó unos versículos del Corán. A continuación, frente a las tumbas, relató durante largos minutos todo su cautiverio, tortura tras tortura, vejación tras vejación, muerte tras muerte. Para acabar, trazó un osado plan. Huir de El Aaiún. Iría en busca de los combatientes saharauis que aún luchaban contra la ocupación marroquí. Pidió protección a los espíritus de sus padres, y a Alá la fuerza necesaria para vivir ayudando a la liberación, al menos tanto tiempo como había permanecido encerrada.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Oculta en un camión que se dirigía hacia el sureste, Meimuna llegó a Smara. Alá había protegido su viaje, no habían descubierto su huída, no registraron el camión en ningún control.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En las afueras de la ciudad la esperaba un muchacho joven, Brahim, sobrino de Jadiyetu, hijo de su hermano Mustafá, cuya familia vivía pastoreando por aquella zona.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estos pequeños grupos de pastores que circulaban alrededor de puntos con agua potable como Smara no preocupaban demasiado al ejército marroquí. Iban y venía libremente con sus rebaños de ovejas, cabras y camellos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pasaron los días, había aires de celebración en la familia de Mustafá. Se celebraba el nacimiento de un nuevo hijo, pronto llegaría además la boda de la hija mayor con el primogénito de una familia ganadera con la que había lazos de amistad muy grandes. A todo ello se añadía la llegada de Meimuna, una liberada, una superviviente de los “jardines secretos del rey”, como tristemente se les conocía, desde Meguna hasta Agdes. Todos los gestos, todas las palabras, todo el recuento de Meimuna representaban una verdadera alegoría: una prueba viva de que la tortura y el encierro no pueden acabar con la voluntad simple y razonablemente humana.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cierta noche Meimuna se preparó. Vestía ropas de muchacho, de color oscuro, se envolvió además en una melhfa que ella misma había teñido de negro, recogió una cantimplora con agua, un puñado de dátiles y un pedazo de pan casero, hecho a base de trigo. Salió del campamento de la familia de Mustafá a las dos de la madrugada y comenzó a caminar en dirección este.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A unos cientos de metros oyó un ruido.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">– No tengas miedo – Era Brahim, que la había visto salir de la jaima – He venido a despedirme. ¿A dónde vas? </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">– No sé muy bien a dónde voy. – Respondió Meimuna – Dicen que hay un muro entre nosotros y la tierra liberada, es una barrera de segregación que divide a humanos, a la fauna y a la flora. Plena de alambradas de púas, minas, perros adiestrados, patrullas y soldados… No sé si podré llegar al otro lado.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">– Toma – Brahim le entregó un objeto envuelto en una tela azul – Es un cuchillo antiguo. Perteneció al abuelo de mi padre que lo compró a un viajero procedente de Damasco, él se lo dio al padre de mi padre y él a mí. Ha servido a mi familia en tiempos de guerra y de paz. Quiero que lo lleves para que te proteja; no lo pierdas porque algún día me lo devolverás…el día en que el Sahara sea todo libre o el día en que yo también cruce el muro.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">– Gracias… Espero devolvértelo pronto.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Dos siluetas se separaron bajo la noche del desierto. Ninguna miró hacia atrás, siempre la mirada hacia el frente, para traer buen augurio, según los primeros viajeros que cruzaban el desierto. Con esa enseñanza se arropó del silencio y la densa oscuridad, para lograr su principal objetivo. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La propaganda marroquí había descrito “el muro” como una fortificación inexpugnable. Aparecía como una muralla de sólida construcción, con sus nidos de ametralladoras, sus detectores por radar, con apoyo de importantes unidades blindadas para el bombardeo en caso de ataque, y más allá, hacia las posiciones saharauis, campos minados y espesas alambradas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sin embargo, en algunos puntos el muro es sólo un montón de arena. Las torres de comunicaciones ya no tienen antenas ni radares. Algunas fortificaciones están ya vacías. Es más, algunas noches, invisibles combatientes saharauis han retirado las minas y limpiado de alambres el terreno. La desidia del ejército marroquí y las incursiones saharauis han ido despejando algunas zonas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Meimuna consiguió cruzar por la zona de Emheriz. Traspasó una elevación, una zona con alambradas dispersas y un antiguo campo minado ya vacío. Cruzó el río de Wein-Tirguet, y al mirar en sus aproximaciones observó con cierta dificultad la sombra de una colina con fortificaciones.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Luego miró al este, hacia el incipiente sol que nacía. Sobre las primeras luces se recortaba la silueta de un viejo Land-Rover, cuyo ronroneo le llegó como una música. Era una patrulla de combatientes saharauis.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Una semana después de la llegada de Meimuna a los campamentos de refugiados saharauis, de la región de Tinduf, fue destinada como enfermera al centro de minusválidos, junto a Rabuni. Fue ella quien solicitó ese destino, dada su experiencia sanitaria y sus ansias de ayudar a quienes más lo necesitaban.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el centro de minusválidos se recuperan ciudadanos saharauis que, desgraciadamente, han encontrado alguna mina oculta bajo la arena. Algunos han perdido una extremidad, otros han llegado muy mal, recuperándose con lentitud. Allí se les adaptan aparatos ortopédicos que la ayuda internacional ha enviado, se les enseña a caminar, a desenvolverse nuevamente, pero especialmente se les apoya para aumentar su autoestima y sus ansias de vivir. </p>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-18211457636406477062011-10-14T15:52:00.004+01:002011-10-14T17:42:30.251+01:00Retazos de una historia. (Primera parte)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_VTQbue4ZSyz_OnOc-MbEk_lO1ot8U_HOQQZxx8QF3W-180RotkHMv9kMVRxhEyYlKIqXmIEzGRihCtW2nsFrzHySRpUzPtrPlKCq9c92aHTt6cH_up1HTz-KWWx2b5sgNfkK/s1600/855268-281534.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 286px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_VTQbue4ZSyz_OnOc-MbEk_lO1ot8U_HOQQZxx8QF3W-180RotkHMv9kMVRxhEyYlKIqXmIEzGRihCtW2nsFrzHySRpUzPtrPlKCq9c92aHTt6cH_up1HTz-KWWx2b5sgNfkK/s400/855268-281534.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5663360878242831554" /></a><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Una inmensa semiesfera naranja se entreveía en el horizonte, procedente de sí misma, del interior de África. Amanecía, y una patina ocre bañaba las azoteas. Despertaba la ciudad de El Aaiún. El cuartel de Sidi Buya parecía estar de fiesta. Las banderas rojigualdas ondeaban por todas partes. Los altavoces repetían marchas militares.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Todas las unidades del tercio Millán Astray estaban presentes en el área de formación, en posición de descanso, pero preparadas para rendir honores. Al frente, una tarima con un centenar de sillas plegables, en cuyo centro destacaba una tribuna repleta de micrófonos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">A lo lejos resonaban los pasos del coronel acercándose a las tropas. Vestía uniforme de camuflaje sobre el que destacaba el brillo de numerosas condecoraciones.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>¡Firmes! – gritó el coronel a sus soldados, quienes de inmediato cumplieron las órdenes resonando el taconazo de sus robustas botas castrenses.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Tenemos visita – dijo el coronel –. Hoy debemos comportarnos, más que nunca, como verdaderos novios de la muerte.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Poco después sonó el cornetín de orden. Llegó la comisión con un militar de muy alta graduación. Recibió las novedades de parte del coronel y procedió a pasar revista a las tropas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">A continuación se inició el discurso, plagado de arengas a las tropas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">“…Sobre todas las cosas debe quedar en buen lugar el honor del Ejército Español. España cumplirá sus compromisos defendiendo el territorio saharaui hasta sus últimas consecuencias. Nadie debe desfallecer, y si fuese necesario, hay que dar hasta la vida por mantener firmes las posiciones…”.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El orgullo de los legionarios se vio reforzado, su ánimo reconfortado. Lucharían hasta el final defendiendo la soberanía del territorio español.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En aquellos momentos El Aaiún, capital del Sahara Occidental, era una ciudad de arquitectura netamente colonial. Algunos de sus barrios contrastan por su peculiaridad, dándole un matiz arábigo-africano; los asentamientos de las Barricadas o la legendaria<span> </span>Zemla, donde vivía la inmensa población de nativos, la barriada de casas<span> </span>Hexagonales, o la humilde manzana de El Polco, con su población de soldados, obreros, funcionarios e incipientes comerciantes atisbaron en el acto de Sidi Buya una declaración de guerra,<span> </span>sin saber con toda claridad el comienzo y el final de la misma.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Los servicios secretos sabían de serios movimientos de tropas en territorio marroquí, se esperaba una invasión, una agresión armada contra el Sahara. Los supuestos preparativos de defensa quedaron patentes en la parte escalonada de la ciudad, con la zona baja que los nativos llamaban Dachra, y los zocos: el viejo, conocido como “de las vitrinas”, y el llamado “de la carne”, hacia el oeste, en el barrio del antiguo cementerio español, donde los vendedores solían exponer la carne ovina y camellar, siendo el principal matadero y centro de distribución de carde de toda la ciudad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En esos mismos días, el personal nativo perteneciente a las tropas nómadas y la policía territorial fue requerido en sus correspondientes acuartelamientos para proceder a la devolución de sus armas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Mientras la tropa española era animada a dar su vida por defender el suelo saharaui, los saharauis eran desarmados al son de música y canto que se levantaban de las pequeñas plazas y jardines dispersos por el centro de la ciudad; abarrotados durante los fines de semana por las familias europeas, encantadas con la escucha de Manolo Escobar cantando su “¡Que viva España!”.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Ahmed tomó la primera tanda de té, después de la prosternación de Salat-Asubuh, al amanecer. En aquellos momentos estaba ensimismado en el día que acababa de amanecer, aunque la oscuridad del alba aún reinaba intensamente con su color púrpura. En su semblante se trazaba ya la mueca de la senda que el destino le depararía.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– No pienses mucho, hijo, que llegarás a viejo a pesar de tu corta edad – le reprochó su padre Mohamed.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En la mente del muchacho bullían mil y una ideas. La madrugada anterior, la emisora de radio de la BBC anunciaba que las tropas marroquíes se concentraban junto a la frontera norte saharaui.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Estamos al borde de la guerra, padre – dijo Ahmed, con voz ingenua e infantil.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>¿De qué guerra estás hablando, hijo?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Padre, Marruecos pretende invadir nuestra tierra, y España se va a retirar dejándonos indefensos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– España no puede abandonarnos– dijo Mohamed – <span> </span>muchos saharauis murieron en su guerra. En 1938 fueron embarcados en viejos barcos<span> </span>y en aviones Junker, los hombres que formaban la llamada “legión moruna”. Tu abuelo, mi padre, entre otros, fue a luchar al frente de Bilbao. Fue un horror, lucha de vecinos contra vecinos, hermanos contra hermanos, Y allí, la legión<span> </span>de saharauis<span> </span>fue utilizada como tropa de choque contra el ejército rojo, como carne de cañón.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– He visto el horror de la guerra en las películas del cine Las Dunas, pero imagino que sólo eran películas –dijo Ahmed.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– La realidad es mucho más cruel de lo que puedan representar las películas – dijo Mohamed.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– De que habrá una guerra estoy seguro, pero de cuanto dure…, sólo Dios sabrá – respondió, mientras desplazaba la bandeja entre sus manos y se aprestaba a salir hacia el Colegio de la Paz, donde estudiaba su último curso de secundaria.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Ahmed salió a la calle. Era un día templado, la actividad de la gente parecía trascurrir normalmente. Cada cual enfrascado en lo suyo, con cierta cautela. Miró a las cuatro direcciones, y<span> </span>se percató, como su ciudad natal fue expandiéndose hacia el sur, en dirección al viejo aeródromo, al suroeste hacia Jat Ramla, al norte, más allá del río, en dirección a Sidi Buya, no muy lejos de las fuentes que dieron nombre a la ciudad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Parecía una urbe de principios de siglo. Sin embargo las primeras construcciones se levantaron en la década de los años 30 sobre una fina tierra amarillenta y rojiza que sabe a sal, por la salubridad de sus aguas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Saguia el Hamra, principal río del país, linda con la ciudad por el norte y desemboca en el Atlántico en la zona llamada Fum El Uad, donde están los pozos de El Ayafa, que proveen a la ciudad de agua potable.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En los años 50, se asentaron oficialmente los cimientos necesarios del Estado colonial en el territorio saharaui, con todas sus estructuras en torno a un poder centralizado que puso fin a la vida nómada en el Sahara.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Los<span> </span>límites de la ciudad quedaron prescritos en dirección a la desembocadura<span> </span>del río, desde Cueva chacal, al este, hasta el antiguo cementerio de Juay-Sawaya, al oeste Saguia el Hamra, históricamente es catalogada como tierra de santidad, debido a los relevantes sabios y santos que la poblaron con sus cofradías, haciendo de la misma una meca de singular trascendencia para toda la región del Magreb.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Las tumbas de estos santos salpican la Saguia y sus periferias. Estos chiuj afianzaron las bases culturales, morales espirituales en el seno de la población saharaui; cruce entre la<span> </span>cultura árabe y africana, el límite entre la parte occidental del Magreb y el África<span> </span>Subsahariana.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Ahmed llegó a tiempo a clase, pero ese día el director del centro escolar anunció a los alumnos, en filas y en posición de firme, como adiestrados soldados, que las clases quedaban suspendidas hasta nueva orden.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El discurso estuvo lleno de cacofonías e intentos de excusar a los superiores que ordenaban la paralización de las clases. Aunque los niños no entendieron la mayoría de las palabras del director, si comprendieron su significado, destilando entre palabra y palabra que llegaba el final de una época.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Al romper filas Ahmed buscó a su colega de aula, José. Era un muchacho rubio, con unos pequeños ojillos azules tras sus gruesas lentes, hijo de un oficial del Ejército Español.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Qué curioso verlos juntos. Uno tan rubio, el otro tan moreno; uno musulmán y el otro cristiano. Los dos emprendieron las primeras letras del abecedario juntos en la misma aula, en la misma escuela. Su amistad, su hermanamiento parecía un desafío a la hipocresía de los políticos. Siempre iban juntos. Sus viviendas compartidas, sus sueños comunes…</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Un caleidoscopio de recuerdos con las excursiones a la playa, a la sauna de El Jihi, o como observaban curiosos y clandestinos las operaciones en el matadero de cerdos<span> </span>de la Granja Sánchez.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Sus reuniones y largas charlas a las puertas del cine de Las Dunas, el material escolar adquirido en el estanco de los hermanos Artiles, el fuerte olor a pan recién hecho, saliendo de la panadería “Manolo”, o tomar juntos la sopa <i>lehrira</i> de la pensión Mesaud, cuando caía el sol, a la hora del <i>futur</i>, en pleno Ramadán. O sus sueños de viajar en larguísimas caravanas hasta Mali.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El sueño colonial llevó a finales del siglo XIX y principios del XX a expedicionarios provenientes<span> </span>de Portugal, Inglaterra, Francia y España, como Emilio Bonelli , Francisco Quiroga y Julio Cervera, que establecieron el primer puente con los nativos a través de trueque, para proceder después a su “obra civilizadora”.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Los primeros encontraron una audaz resistencia, sobre todos los franceses, en las batallas de Leglat, Ergueiwa, Tagel y Mijek, ente otras. La primera fue en el año <st1:metricconverter productid="1913. A" st="on">1913. A</st1:metricconverter> finales de los años 50, el territorio conoció otro levantamiento que puso a las tropas coloniales en un verdadero atolladero, que no tuvieron más remedio que pedir la ayuda de Francia para apaciguar el levantamiento armado.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Las operaciones conjuntas franco-españolas conocidas bajo los nombres de Teide y Ecouvillon dieron al traste con el levantamiento. El fracaso de la rebelión se achacó además de a la participación conjunta de España y Francia, a la falta de cohesión entre los sublevados, la carencia de un liderazgo y la infiltración de elementos pro-marroquíes en su seno, especialmente en la dirección. El Sáhara Occidental se encuentra en manos de las naciones unidas desde 1967, como cuestión de descolonización.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">A principios de 1975 la corte internacional de justicia anuncia su veredicto indicando que el territorio saharaui no le une ninguna relación jurídica con el reino de Marruecos, ni tampoco con el conjunto Mauritano. Meses después ambos países agreden al Sáhara.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– José, vuestras autoridades están tramando la venta de mi pueblo y, a la vez, el deshonor de España. Después de tanto tiempo de convivir juntos nos van a separar, de la peor manera.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Las guerras en las colonias portuguesas tocan a su fin.– repuso José – España os dará vuestro derecho y no os abandonará, no seremos peor que Portugal.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Ojala – dijo Ahmed, mientras apoyaba la palma de su mano sobre el hombro de José. Buscó en sus bolsillos, sacó un arrugado pitillo y unas cerillas de propaganda de una empresa del archipiélago canario.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– No fumes Ahmed, que daña la salud – dijo José.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Cada vez que escucho a los políticos fumo más. Y este discurso de hoy me provoca mayor preocupación.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Bueno Ahmed, es la hora del almuerzo, tengo que dejarte. Mañana nos veremos, quizá todo se haya aclarado ya.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Ahmed soltó el humo de su cigarrillo marca Kruger. Los dos muchachos se miraron. Había tristeza en sus ojos que se humedecían. Esa última mirada no era un hasta pronto, sino un adiós. Cada uno tomó una dirección. Mientras apretaban el paso hacia sus casas, las lágrimas resbalaron por sus mejillas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">José<span> </span>recordó para siempre la última imagen de su amigo, a la puerta de la dulcería La Española, donde tantas veces habían comprado el pastel de “meloja”(1).</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Cuando José entro en su casa la desesperación se apoderó<span> </span>de sus sentidos. Las maletas llenas, cerradas, en el pasillo… Quiso huir, buscar a Ahmed, escapar, quedarse en “su tierra”. La mano de hierro de su padre le detuvo. Todo estaba listo para partir.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Amaneció<span> </span>de nuevo y Ahmed salió en busca de su amigo José, aunque sentía un frío intenso en su pecho, una sensación de vacío, un presagio del desastre. Caminó hasta su casa, que encontró cerrada. Caminó por las calles sin rumbo, oyendo en su cabeza el discurso del director de la escuela, oyendo el último noticiario de la radio afirmando que no pasaba nada. Fumó hasta acabar con su último pitillo. En una esquina encontró a varios compañeros de aula, le explicaron que la guarnición española había recibido órdenes de evacuar. Su amigo José<span> </span>había partido el día anterior hacia las Islas Canarias.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El frío intenso volvía a hacerse insoportable en el pecho de Ahmed. El mundo que había conocido hasta entonces se desmoronaba.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Una procesión de vehículos se alejaba de El Aaiún en dirección a la playa, en la costa les esperaban los buques para la evacuación.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El convoy se cerraba con un viejo jeep Willy de la policía militar. Los jóvenes soldados lanzaban una última mirada hacia la ciudad donde quizá no volverían. La imagen que les despedía, junto a la carretera, era la gigantesca silueta del toro de Osborne. Una “piel de toro”, de hierro<span> </span>negro sobre un altozano, ¿quizá un símbolo de la presencia española? ¿un ídolo que dejaba atrás el colonizador en retirada? …</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El panorama de la ciudad de El Aaiún cambió súbitamente aquel noviembre de 1975, después de que España pactase en detrimento de la población saharaui y contra la comunidad internacional, que preparaba un referéndum de autodeterminación. En los llamados Acuerdos de Madrid España cedía el Sáhara a Marruecos y Mauritania.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Las escuelas se trasformaron en cuarteles y las mezquitas en puestos de interrogatorios. La cascada de detenciones no excluyó ni siquiera a los ancianos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Las arterias de la ciudad quedaron acorraladas<span> </span>por alambradas de púas, barricadas reforzadas con sacos de arena, a apenas trescientos metros una de otra.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Peine de soldados con las armas en la mano.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La ciudad respiraba un aire acre y turbio.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Humaredas de viejos y robustos tanques rechinando en fila india por las calles.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">¡Era la ocupación!</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En pocas horas la urbe quedó desolada, sus calles parecía que nunca conocieron transeúntes, amén de los nuevos ocupantes que exhibían sus armas y uniformes color tierra.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El temor y el ofuscamiento creaban la histeria en el seno de la población aaiúnense, que se encerró<span> </span>en sus casas, para después ser abandonados hacia lo incierto, hacia el éxodo…</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">A la par, los grandes ferris comerciales y buques de la marina española evacuaban a los últimos civiles y militares de la colonia.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">De esta manera, el Ejército Español arriaba en El Aaiún, la última bandera.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Mientras los últimos vehículos españoles se alejaban hacia el oeste, una tenaza se cerraba de norte a sur. Por el norte entraba el ejército de ocupación de Marruecos. Por el sur se precipitaban las tropas de Mauritania.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La población saharaui, asustada, no tuvo otra elección que huir hacia el interior, hacia el desierto. Su única esperanza era encontrar un refugio seguro.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Los medios eran escasos, pero había voluntad entre los desplazados. Era una avalancha humana que necesitaba cobijo y protección. Abandonaron sus casas con lo puesto. Todos los bienes, documentos, objetos, recuerdos, todo quedo atrás.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La gente huyó en los pocos automóviles particulares disponibles, comenzando un periplo hacia el más espantoso exilio.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Las mujeres entrelazaron sus melhfas y las extendieron a modo de precarias jaimas donde cobijarse. Los turbantes de los hombres hicieron las veces de mantas arropando a los niños.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Pensaban que esta situación duraría unos días, unas semanas como mucho…</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Ahmed, conocido como “el mejicano”, apretaba sus labios mientras contemplaba el último convoy español saliendo de El Aaiún. Junto al triste Ahmed, dos amigos de múltiples hazañas, Mohamed, “el Gato” y el pequeño Brahim, alias “Ratita”. Juntos habían crecido en aquella extraña sociedad semicolonial, donde se sentían extraños en su propia tierra al compararse con los estereotipos europeos y anglosajones, pero donde se sentían libres de recorrer las calles de El Aaiún. Ya añoraban la compañía de sus amigos españoles, arrancados tan brutalmente de su lado, en especial del simpático José, al que llamaban ocasionalmente “Lupas”, debido a sus gruesas lentes.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Hasta aquella esquina llegó Mohamed, el padre de Ahmed, buscando nerviosamente a su hijo. Se saludaron, y Mohamed depositó su mano tranquilizadora sobre el hombro de Ahmed.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Hijo, debes acompañarme de inmediato, tus temores se han hecho realidad. Las tropas españolas se retiran y se dice que están llegando más agentes y soldados marroquíes.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Aquí pasan las últimas tropas españolas padre. Todos se van en dirección a la playa, – respondió Ahmed.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– La<span> </span>gente<span> </span>está<span> </span>muy<span> </span>nerviosa. Algunos se han encerrado en las casas, otros han marchado ya hacia Amgala, a la búsqueda de los componentes del Frente Polisario. Creo que será mejor seguir ese camino. Temo por ti, hijo, y por todos los jóvenes como tú. Mi amigo El Fadel acaba de contarme que han desaparecido los libros de escolaridad, que se rumorea han podido llegar a manos del departamento de seguridad territorial marroquí (2), al igual que listas de trabajadores de Fosbucrà o de Cubiertas y<span> </span>Tejados que simpatizan con la causa de la independencia .</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Pero ¿cómo es posible que esta información haya llegado tan deprisa a los marroquíes?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Oh, hijo, si ha habido políticos españoles capaces de ordenar la retirada del ejército, capaces de abandonarnos en manos de peor enemigo, también pueden haber vendido cualquier información.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Tienes razón – respondió Ahmed –. Marchemos antes de que sea demasiado tarde.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">A medida que caminaba hacia su casa, su paso se apretaba más. Se cruzaban con algún vehículo civil español que huía hacia La Playa, con algún Willy de la policía militar española que seguía esa misma dirección. Vieron a la gente correr por las calles, mujeres corriendo mientras apretaban a sus hijos pequeños contra su pecho, ancianos con la mirada perdida y esa expresión incrédula en el rostro, vetustas furgonetas llenas de gente en dirección al este. Todas las tiendas y mercados estaban cerrados.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Apenas unas calles más allá resonaban los ruidos de<span> </span>la ocupación. La familia de Ahmed fue una de las últimas en poder abandonar El Aaiún, poco después se difundía la noticia de la ocupación del cuartel de Lehcheicha, quedando cerrada la salida hacia el este.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Algo se rompió ese día en el corazón de Ahmed. De repente el niño de apenas catorce años se había convertido en un exiliado, en un proscrito en su propia tierra. Sus amigos habían quedado atrás, su casa perdida, su familia abandonada en medio del desierto. No había lugar para vacilaciones, ni siquiera un momento para detenerse a llorar, cada corazón herido por el exilio, era el motor<span> </span>de un nuevo combatiente por la libertad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Meimuna rondaba los veinte años en 1975. Aunque vestía a lo europea, se cubría con la tradicional melhfa saharaui. Era menuda y un poco delgada. Su rostro, de facciones serenas, se veía iluminado por sus grandes ojos negros y su amable sonrisa.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Trabajaba como enfermera en el Hospital General Provincial de El Aaiún. Pasó también los correspondientes cursos de la Sección Femenina. Jamás manifestó tendencia política alguna. Era la única hija de un matrimonio de avanzada edad. Meimuna mantenía con su trabajo a sus ancianos padres.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La ocupación le llegó sorpresivamente, apartada de cualquier información o tendencia política. Sin embargo, la llegada de los marroquíes le supuso un mal augurio. Quedó sumamente apenada por la marcha de la mayoría de sus compañeros españoles, médicos y enfermeras. En aquellos momentos su máxima preocupación era poder atender a los heridos si los hubiese, seguir asistiendo a los partos que se prestasen o mantener las visitas a las personas que lo necesitasen.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La tercera noche tras la entrada de las fuerzas de ocupación en El Aaiún los agentes de la DST organizaron una cascada de registros domiciliarios. Un grupo de vehículos se dirigió hacia las Colominas Rojas, serie de bloques de casas unifamiliares pintadas de color rojo, donde vivía la familia de Meimuna.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La puerta de la casa saltó hecha añicos bajo los culatazos, serían alrededor las dos de la madrugada.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El padre de Meimuna , Mansur, se levantó sobresaltado; a pesar de su avanzada edad, se enfrentó a los ocupantes.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>¿Quiénes son?, ¿qué hacen aquí ? </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">–<span> </span>Tenemos órdenes de registro –<span> </span>le respondió una gruesa voz. Mientras se encendían las luces<span> </span>de la casa, los malos modos, ruidos, gritos, empujones y golpes de culata proliferaban.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El registro fue general, sin dejar ni un cuarto, ni un armario. Los colchones y las almohadas eran rasgados por las bayonetas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En la habitación de Meimuna había una pequeña mesita, en ella algunos útiles médicos que la muchacha utilizaba para asistir a algunas personas mayores del vecindario, para curar a los niños que caían jugando en las calles. Sobre un mantel blanco se amontonaban un estetoscopio, un equipo para medir la presión arterial, una botella de yodo y un frasco de agua oxigenada, algodón y unas gasas.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El suboficial marroquí sonrió maliciosamente, mientras señalaba hacia la mesita con el cañón de su vieja pistola.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>Aquí tenemos su dispensario clandestino. Nos la llevamos a la comisaría – gritó en francés a sus hombres.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Los agentes de la DST arrastraron a Meimuna hacia la puerta, mientras resonaban los gritos de desesperación de sus padres, retenidos tras los fusiles marroquíes.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Sobre las tres y media de la madrugada, Meimuna llegó en el jeep a las puertas de la oficina de interrogatorios, instalada recientemente en un abandonado Cuartel de la Policía Territorial. Cerca de allí<span> </span>estaba el edificio de la Sección Femenina, donde Meimuna realizó varios cursos sobre sanidad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Los tirones y empujones para bajar del automóvil se sucedieron hasta la entrada.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Meimuna se dirigió al agente que la arrastraba literalmente hacia el interior: </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– ¿ Por qué me traéis aquí ? ¿Qué queréis<span> </span>de mí? – repitió varias veces en hassania .</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>No se precupe “doctora”, sólo serán unas preguntas y podrá volver con sus padres – <span> </span>le respondió en árabe.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Al entrar notó un aire sumamente enrarecido. El vestíbulo estaba repleto de ciudadanos saharauis arrestados, hombres y mujeres, jóvenes principalmente. Por un pasillo dejando en medio entraban y salían sin cesar los policías y los soldados marroquíes.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Como ruido de fondo sonaban los impactos de las máquinas de escribir, como si fuesen ametralladoras.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Entre la gente hacinada había cabezas bajas, resonaban los sollozos de algunos, mientras otros se preguntaban en voz baja por lo ocurrido en toda la ciudad, después de la irrupción militar. Nadie sabía por qué estaba allí.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Meimuna se acurrucó en el suelo, apoyando la espalda contra uno de los afilados y estrechos bancos, rodeada de gente con su mismo destino.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Los agentes entraban y salían rápidos. Nerviosos, salían con papeles en las manos y siempre regresan empujando a alguien. Así toda la noche. Al pasar se cruzaban las miradas, los saharauis demandando respuestas, los agentes con cierto desprecio, como si todos fueran sospechosos e incluso culpables de algún supuesto delito.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 35.4pt; text-indent: -35.4pt; ">La noche se hacía interminable.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En un momento el suboficial que la detuvo cruzó la sala nuevamente. Meimuna se atrevió a hablarle:</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>Señor, hace varias horas que estoy aquí. Quisiera regresar a mi casa , con mis padres. Pregunte lo que quiera y déjeme ir.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">–<span> </span>Usted debe esperar su turno como todo el mundo –<span> </span>le respondió con tono desagradable.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Al final, a través de las cortinas se adivinaban las primeras luces del día. El amanecer traía la esperanza de que todo acabara, pero también el vértigo de la incertidumbre.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">A las siete de la mañana llamaron a Meimuna. Estaba cansada y sudorosa, el estrés de la noche sin dormir, el nerviosismo de la detención, todo se reflejaba en su rostro. Miró hacia el vestíbulo y aún lo encontraba lleno de gente detenida. La cabeza le daba vueltas, todo parecía irreal, quizá una pesadilla.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Cruzaron varios pasillos y estancias hasta una puerta cerrada. Al entrar había una habitación estrecha, a oscuras. El guardián la obligó a sentarse en una silla plegable, sin mediar una palabra, y abandonó la habitación.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">De pronto se encendieron frente a ella unos potentes focos. Meimuna se cubrió el rostro con las manos y cerró los ojos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Una voz firme le ordenó que descubriera el rostro y que mirase hacia las luces. Sin duda quien la iba a interrogar se ocultaba tras los focos. Comenzó el interrogatorio.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Está usted acusada de dar asistencia médica a “gente extraña”. Tenía oculto en su casa diverso material sanitario, un “dispensario ilegal”. ¿Tiene algo que decir? – dijo otra voz más bien ronca.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>Yo no conozco a ningún extraño, soy enfermera, trabajo en el hospital… A veces visito a algunos ancianos vecinos<span> </span>o curo a los niños que se hieren en sus juegos… No oculto ningún material…</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– No, no. Mucho material sanitario oculto y todo excusas.. Debe decirnos<span> </span>donde<span> </span>se esconden los rebeldes que usted<span> </span>ha curado…</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– No conozco a ningún rebelde. Sólo curo viejos y niños del vecindario.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– ¿Dónde se esconden? ¿Cómo se llaman?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– No lo sé.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– ¿Les curaba antes de la liberación, antes de nuestra llegada?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– ¿De qué?...</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– ¡Diga sus nombres!</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>No sé nada de eso.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>¡Diga dónde se ocultan!</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>¡No lo sé! – y Meimuna rompió a llorar ocultando su rostro entre las manos. La presión psicológica, las luces, las voces, todo aquello era demasiado para la muchacha.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La voz más ronca hablaba con otros personajes ocultos tras los focos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Mirad qué desagradecidos son. Les hemos liberado triunfalmente del dominio explotador de los españoles y no quieren colaborar. ¿Qué querrán? ¿Que vuelvan los españoles? No, no, el Gran Magreb comienza aquí y ahora. El Ejército liberador Real lo conseguirá. ¡Que lleven a ésta a la cárcel Negra!</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Dos soldados entraron con rapidez. Meimuna fue esposada y con un sucio trapo le cubrieron el rostro. A trompicones, entre gritos y golpes fue empujada por los pasillos a una puerta trasera. Se oyó un ruido y la joven fue arrojada al interior de una camioneta.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Meimuna permanecía acurrucada sobre la chapa de hierro del vehículo. No podía ver que ya era de día. No vio cómo atravesaban la ciudad de El Aaiún. No vio las calles desiertas, ocupadas únicamente por controles y el vaivén de camiones militares.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La camioneta se dirigió hacia el este, hacia el Barrio del Ejército, en dirección a la cárcel grande, la Cárcel Negra.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Meimuna fue arrastrada hasta una pequeña celda de dos por un metro. La desataron y le descubrieron el rostro. Lo primero que vio fue un cuartucho oscuro, sin ventanas, sólo entraba luz por una mirilla con barrotes que había en la puerta metálica.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Permaneció de pie largo tiempo con la espalda apoyada en la puerta. Llevaba aún sus ropas de dormir, cubiertas con la melhfa que se puso apresuradamente al oír los primeros golpes en la puerta de su casa. No llevaba reloj, no podía saber ni la hora ni la fecha. La luz que pasaba por la rendija procedía de una bombilla eléctrica, encendida día y noche.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Agotada, se acurrucó en una esquina maloliente, apoyando su cabeza contra el frío muro. A veces<span> </span>la sobresaltaban las cucarachas corriendo sobre sus pies descalzos. Otras veces los guardias golpeaban la puerta con una porra para despertarla. No llegaban sonidos de la calle. Como un ruido fantasmal, a veces le parecía oír gritos, quejidos o sollozos, sin saber si eran de hombres o de mujeres. Pesadas botas militares resonaban por los pasillos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Y otra vez golpes de porra en la puerta.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">A través de una abertura rectangular de la puerta le pasaron un cuenco con una sopa aguada, fría e insípida, acompañada de un pedazo de pan duro.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En la celda había un bidón con agua, que le llenaban, no sabía a ciencia cierta, cada cuanto tiempo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En un rincón había un agujero en el suelo a modo de sumidero. Meimuna tenía que beber de ese agua, asearse en la semioscuridad eterna de la celda y usar el sumidero como letrina.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Meimuna no supo jamás cuantos días pasaron, quizá una semana, tal vez dos… o más. Calculó que recibía comida cada veinticuatro horas, pero no podía estar segura.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Un día se abrió la puerta. Dos guardianes entraron y la arrastraron fuera. A través de pasillos interiores, a penas iluminados por bombillas colgando del techo, la llevaron hasta una sala grande. En el centro de la sala había una silla metálica donde la sentaron a empujones, como siempre sin mediar palabra. En un extremo había una mesa de oficina con un flexo encendido. En el techo había unos fluorescentes. Las ventanas cerradas y tapadas con unos cartones.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Entró un guardián vistiendo un uniforme que Meimuna no supo identificar. Comenzó a pasear lentamente en círculo alrededor de la silla y empezó a hablar.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Mira muchacha… Tú podrías confesar algo de lo que sabes… O si no, podrías mejorar tu situación aquí. Somos muy comprensivos y una muchacha joven como tú podría cambiar su estancia si fuera más cariñosa… Creo que me comprendes ¿no?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Mientras terminaba su alocución se inclinó frente al rostro de Meimuna. La chica miró fijamente los ojos del guardián y le escupió a la cara.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– Te arrepentirás muchacha – dijo el guardián mientras llamaba a la puerta.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Entró otro guardián, con una sonrisa burlona en su cara. Llevaba un cubo lleno de agua con sal y lejía.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">– <span> </span>Ahora confesarás tu crimen, o si no… – y empujó con el pie el cubo hasta dejarlo frente a los pies de Meimuna.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Se inició un forcejeo entre los guardianes y Meimuna. La obligaron a meter la cabeza en el cubo. Más preguntas. Angustia, ahogo, escozor del líquido en el rostro.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Así varios días sucesivos. Entre unos interrogatorios y otros Meimuna quedaba desmayada. Los guardianes consumaron su violación. Ella oía sus carcajadas, oía romperse sus ropas que saltaron hechas jirones, pero su cuerpo ya no podía sentir nada.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Los brutales guardianes siguen con sus torturas. Le aplican sucesivamente “ la felga” , “el avión”, “el pollo” y “la botella”.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Sobre el maltrecho cuerpo de Meimuna se sucedieron las atrocidades. Su piel presentaba las marcas de mil y una vejaciones, marcas de cigarros en los brazos, marcas de tubos de goma en la espalda. Sus ojos estaban cansados, los focos, la oscuridad, el baño de lejía y sal. Todo había afectado a su vista. Había perdido ya la noción del tiempo, no sabía si era día o noche. Los interrogatorios continuaban, infructuosos. Ella nada sabía. En su mente ya sólo quedaba un vacío atroz y la lejana imagen de sus ancianos padres ayudándoles a sobrevivir.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Tras todas aquellas aberraciones, en cierta ocasión, Meimuna fue sacada de su celda. Esa vez no fue conducida a la sala, sino a un patio. Apenas tenía oportunidad de ver la luz del sol, el azul intenso del cielo saharaui. La empujaron al interior de un camión GMC, cubierto con una lona cerrada. Había más personas allí, hombres y mujeres, pero no reconoció a nadie. Todos sollozaban acurrucados sobre el frío metal.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El camión partió hacia el norte, más de quinientos kilómetros bordeando la costa de Marruecos, su destino era la cárcel de Agadir.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">Al llegar fueron empujados nuevamente al interior de oscuras celdas comunes. Las condiciones eran similares, sin luz, sin agua, sin ninguna concesión a la dignidad humana.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">La comida era un agua turbia donde ocasionalmente flotaban algunos garbanzos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El cansancio y el estrés de tanta tortura y del penoso viaje hicieron que Meimuna caiga rendida sobre el frío suelo de la celda. Se debatía entre el sueño y el delirio.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">En su ensueño, Meimuna sufrió nuevamente como si se tratase de la realidad, sentía como se desarrollaba un embarazo en su vientre. Dio a luz a su hijo, pero fruto de tanto sufrimiento, el niño nació inválido, sin pies ni manos. Pero ese niño la miraba con sus ojitos brillantes, llenos de esperanza y en Meimuna renació la vida, el amor, las ansias de sobrevivir.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">El sueño se convirtió de nuevo en pesadilla. Los abominables carceleros le raptaron a su hijo, sin más explicaciones. Su hijo, nacido del dolor y el sufrimiento, inválido, sin un nombre que le recordara, le fue arrebatado. Meimuna despertó asustada, temblando por el sufrimiento y el intenso frío de la celda.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">No volvió a soñar ninguna otra noche de su cautiverio, sin embargo jamás pudo olvidar el extraño sueño. Las noches y los días serían una continuidad monótona salpicada por nuevas torturas y vejaciones. Así durante los siguientes dieciséis años……</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; ">(Continuará)</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; "><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; "><o:p>----------------------- </o:p></p> <div> <!--[endif]--> <div id="ftn1"> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;margin-top: 6pt; margin-right: 0cm; margin-bottom: 6pt; margin-left: 0cm; "><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span">(1)</span> Derivado de “milhojas”</span></p> </div> <div id="ftn2"> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: 'Times New Roman'; "><a href="file:///C:/Users/conchi/Documents/Conchi/CDROM%20SAHARA_11/Generaci%C3%B3n%20de%20la%20Amistad/MOHAMIDI.Retazos%20%20de%20%20una%20%20historia.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title="">(</a>2)</span></span><a href="file:///C:/Users/conchi/Documents/Conchi/CDROM%20SAHARA_11/Generaci%C3%B3n%20de%20la%20Amistad/MOHAMIDI.Retazos%20%20de%20%20una%20%20historia.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><!--[endif]--></a></span></span> La temida DST</span></p> </div></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-59913367428112659102011-05-14T14:37:00.003+01:002011-05-14T14:42:05.203+01:00El Sáhara en el corazón del caracol<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgT5jCvrmzqd5nIHMyn8099rdGil5GYkINxsKQJvxp5luDS5_IHGwEjM9fXfWTsc3do0YyVjD_LvH3_ZMsenzRAzBJpRSveVgc0khrM5keOTnazVIIXUPcMsPbDcZGOPlGpmfok/s1600/Presentaci%25C3%25B3n2.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 208px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgT5jCvrmzqd5nIHMyn8099rdGil5GYkINxsKQJvxp5luDS5_IHGwEjM9fXfWTsc3do0YyVjD_LvH3_ZMsenzRAzBJpRSveVgc0khrM5keOTnazVIIXUPcMsPbDcZGOPlGpmfok/s400/Presentaci%25C3%25B3n2.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5606565585502372562" /></a><br /><div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >En la costa oceánica, mirando hacia el Pacífico, en el centro occidente de México. Dejó a su madre trabajando el campo, muy temprano como de costumbre. Con machete de dignidad y sombrero. Antes de partir le preparó un desayuno de despedida. Casi todo, en torno a la mesa de aquella mañana, tenía un olor casi común y nada de excepciones fuera de lo ordinario, sólo una mueca, de vez en cuando, se descubre en los semblantes de los comensales, al referirse alguno de ellos a los preparativos del viaje. Era una despedida anunciada con sabor de maíz. Partió junto a su compañero de estudio y de barrio en busca de otros sures. Y la práctica brújula que colgaba Airy en el cuello, junto al caracol de su vida, indicarían para él la dirección inequívoca del camino.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >Un camino que se dice descubierto, pero invisible hasta ahora por<span style="mso-spacerun:yes"> </span>los poderosos.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >En los confines de ese mundo, Arcadia Lara se quedó atrás. Sembrando<span style="mso-spacerun:yes"> </span>sueños<span style="mso-spacerun:yes"> </span>de justicia y rememorando la ida del hijo Airy <span style="mso-spacerun:yes"> </span>Mejía y su mejor amigo, Antonio Velázquez .Todo quedó grabado para ella en la memoria, se quedó tejiendo en silencio elementos del pasado y del presente en otras tierras<span style="mso-spacerun:yes"> </span>lejanas. Más bien, un comienzo que reúne afecto familiar en las mismas<span style="mso-spacerun:yes"> </span>entrañas de las cuatro paredes<span style="mso-spacerun:yes"> </span>del humilde hogar de los Mejía en<span style="mso-spacerun:yes"> </span>Guadalajara. Desde el principio, la ilusión quedó plena de altruismo. Anclada<span style="mso-spacerun:yes"> </span>igualmente para siempre en el corazón de las dunas del Sahara Occidental. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >Era<span style="mso-spacerun:yes"> </span>una andanza<span style="mso-spacerun:yes"> </span>hacia el reencuentro de un sueño añorado que,<span style="mso-spacerun:yes"> </span>probablemente, habían descubierto en las modestas favelas de América Latina. Y en la preocupación misma, tanto aquí como allá, de la gente simple, más<span style="mso-spacerun:yes"> </span>común de la amplia geografía que nos une y nos separa. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >Con sus mares, aires y quehaceres cotidianos. En medio del camino de esa vivencia topan con los saharauis, alzando la voz<span style="mso-spacerun:yes"> </span>ante la injusticia del<span style="mso-spacerun:yes"> </span>destierro, causada por el ocupante marroquí. Sin embargo, de esa espiral del tiempo y de la distancia, nacen otras luchas con acción directa y pacífica que nos aproximan, a todos, al derecho propio de la desobediencia civil, a fin de rescatar los derechos<span style="mso-spacerun:yes"> </span>legítimos que nos fueron usurpados por quienes desprecian la tierra, los valores humanos, y el derecho a la vida. En este contexto, siempre<span style="mso-spacerun:yes"> </span>han estado presentes las luchas campesinas y<span style="mso-spacerun:yes"> </span>estudiantiles, es decir, las luchas de los pueblos que, hoy como ayer, siguen<span style="mso-spacerun:yes"> </span>aglutinando a hombres y mujeres de buena fe, en aras de la libertad. Para la mujer<span style="mso-spacerun:yes"> </span>y sus hijos, como solía llamar a los muchachos, los sures están<span style="mso-spacerun:yes"> </span>desperdigados acá y allá, en la infinita soledad de una polarización acentuada<span style="mso-spacerun:yes"> </span>por<span style="mso-spacerun:yes"> </span>la miseria, la injusticia y el deterioro social; serios denominadores, alrededor de los cuales, los pueblos se aúnan y se dispersan, en torno a un ideal de recuento histórico y de reflexión común.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >De ese espíritu y de esa realidad, en la ciudad de Barcelona, los amigos mexicanos se suman a la acción por un Sahara libre, por encima de cualquier consideración política. Antonio y<span style="mso-spacerun:yes"> </span>Airy preparan, con otros amigos de España, una agenda de denuncia internacional en la que hacen hincapié en el<span style="mso-spacerun:yes"> </span>deplorable deterioro de los derechos humanos. Malestar reportado constantemente por<span style="mso-spacerun:yes"> </span>diferentes testimonios y relatos de activistas de las zonas ocupadas del Sahara Occidental. La pasividad de algunas instancias internacionales y, sobre todo, de la Misión de Naciones Unidas para la Organización del Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO), que continúa sin incluir en sus competencias la observación de los derechos humanos, limitándose únicamente a velar por el mantenimiento del cese del fuego entre las dos partes beligerantes, Marruecos y<span style="mso-spacerun:yes"> </span>El Frente Polisario, y deja las manos libres a las autoridades marroquíes para que hagan y <span style="mso-spacerun:yes"> </span>deshagan de acuerdo a su antojo anexionista. Esta misión, tras más de 20 años de presencia en el territorio, no cumple con las funciones que le encomendaron, por lo que su nombre resulta incongruente y hasta insultante.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >Ante el hecho consumado, los defensores<span style="mso-spacerun:yes"> </span>del pueblo saharaui, con su acción solidaria, logran romper el silencio establecido<span style="mso-spacerun:yes"> </span>por la administración ocupante sobre el territorio en vías de descolonización, el Sahara Occidental. Valiéndose del derecho internacional, los amigos del pueblo saharaui, continúan abogando constantemente por el respeto de los pueblos a la autodeterminación. De hecho, entran en acción directa para movilizar a la opinión pública<span style="mso-spacerun:yes"> </span>internacional a favor de las justas reivindicaciones de los saharauis. Enarbolando la máxima<span style="mso-spacerun:yes"> </span>de Benito Juárez que<span style="mso-spacerun:yes"> </span>decía: ‘’EL RESPETO AL DERECHO AJENO ES LIBERTAD’’.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >Desde 1975, el territorio del Sahara Occidental y su población se encuentran divididos por un muro de segregación, cerrado a cal y canto a los observadores independientes internacionales, y vigilado<span style="mso-spacerun:yes"> </span>por una presencia policial incontrolable, sin que nadie pueda determinar su cuantía.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >En agosto del 2010, el grupo de solidaridad recién fundado, bajo el nombre de Resistencia Saharaui, encomienda a Antonio e Isabel Terraza la tarea de viajar a la ciudad ocupada de El Aaiún con el fin de constatar sobre el terreno la inquietud de los saharauis. En la casa del activista saharaui Hamad Hamad, la policía marroquí golpea a<span style="mso-spacerun:yes"> </span>Antonio Velázquez junto a los activistas saharauis defensores de los derechos humanos en El Aaiún. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >A<span style="mso-spacerun:yes"> </span>su regreso a la ciudad condal, conjuntamente con Airy e Irina y la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui en Cataluña, emprende una campaña de sensibilización sobre el férreo control policial y militar marroquí en la zona y en concreto en la capital del territorio, El Aaiún.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >En mayo del 2005, las protesta saharauis en las zonas ocupadas, toman un nuevo auge con el inicio<span style="mso-spacerun:yes"> </span>de la “Intifada de la independencia’’; intifada que<span style="mso-spacerun:yes"> </span>alcanzo<span style="mso-spacerun:yes"> </span>su punto álgido en octubre de 2010, con el levantamiento del campamento de protesta de Gdeim Izik, a las afueras de la ciudad de El Aaiún. Centenares de<span style="mso-spacerun:yes"> </span>ciudadanos saharauis mostraron en<span style="mso-spacerun:yes"> </span>esta gesta heroica su total rechazo al ocupante marroquí. Los manifestantes fueron duramente reprimidos por los agentes marroquíes, a pesar de la presencia de las Naciones Unidas en el territorio. La brutal intervención del ejército se saldó con heridos y muertos, de los que citamos: Nayim El Garhi y Said “Dambar” Uld El Gargar.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >La tragedia del desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik será<span style="mso-spacerun:yes"> </span>plasmada próximamente en un documental, donde se sacará a la luz la situación real que vivieron los manifestantes saharauis durante dos meses consecutivos. Esta situación paupérrima concluyó, desgraciadamente, con una sangrienta intervención militar, sin que el mundo condenara clara y tajantemente tal brutalidad. En aquellos momentos la comunidad internacional quedó presa de su fatal hipocresía y prefirió mirar hacia otro lado, pero, más tarde, supo igualmente<span style="mso-spacerun:yes"> </span>que se quedó<span style="mso-spacerun:yes"> </span>comprometida con la historia y con los saharauis de Gdeim Izik, que con su valiente proeza abrieron de nuevo los ojos al mundo, y desde entonces comenzó la revolución.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span class="Apple-style-span" > </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >Con este nuevo testimonio cinematográfico, Antonio Velázquez y sus amigos españoles pretenden hacer un homenaje a todos los saharauis, sin excepción. E igualmente a Arcadia Lara y al pueblo mexicano en su lucha emancipadora por superar los altibajos, tanto objetivos como subjetivos. Altibajos emparentados a la piedra anclada en medio del camino entre los saharauis y otros tantos pueblos, que sufren el dolor del colonialismo y el neo-colonialismo sangriento y atroz, en rincones más lejanos y próximos al Sahara Occidental. </span><span class="Apple-style-span" ><o:p></o:p></span></p></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-75067679318103826782011-05-01T22:46:00.001+01:002011-05-01T22:48:51.010+01:00La revolución árabe se reinventa<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8oqT53AuIxtHDy79IoskwRGQHFo1LlpZrxFuPR2JcE0I39jG86a1d83bL89uWZneJrEH2D5srrdSF_VySVk89TXojp1A22tptMae24NzF6UFhJRBK6Yn1kY3Kg20vNGq5piUd/s1600/1313.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 275px; height: 183px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8oqT53AuIxtHDy79IoskwRGQHFo1LlpZrxFuPR2JcE0I39jG86a1d83bL89uWZneJrEH2D5srrdSF_VySVk89TXojp1A22tptMae24NzF6UFhJRBK6Yn1kY3Kg20vNGq5piUd/s400/1313.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5601867501356888514" /></a><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El mundo Árabe vive momentos históricos dignos de su pasado. Una tempestad política<span style="mso-spacerun:yes"> </span>sacude los cimientos de sus regímenes. Al amainar la tormenta, el<span style="mso-spacerun:yes"> </span>panorama político actual<span style="mso-spacerun:yes"> </span>habrá cambiado. Con la revuelta se metamorfosean esperanzas de un nuevo amanecer. Como si se tratase de un capítulo de las mil y una noches, donde el<span style="mso-spacerun:yes"> </span>genio de la lámpara de Aladino con su magia convertía<span style="mso-spacerun:yes"> </span>el sueño en realidad de millones de desamparados, pobres y humillados desde Bagdad a Marrakech.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El avance imparable de la tormenta revolucionaria, deja a déspotas y sátrapas contemplando hipnotizados la ola de descontento. Es la ola que<span style="mso-spacerun:yes"> </span>tambalea el poder absolutista desde sus propios cimientos. Los dirigentes más sabios quedarán<span style="mso-spacerun:yes"> </span>sorprendidos por la magnitud del desastre que se avecina. Entonces se inclinaran ante lo inevitable y se resignarán, apresurados, mendigarán un refugio en algún rincón del mundo. Otros, encomendarán sus destinos a sus protectores occidentales, invocando el mito de<span style="mso-spacerun:yes"> </span>Al-Qaeda<span style="mso-spacerun:yes"> </span>y el fantasma del fundamentalismo islámico. Tanto unos como otros, harán todo lo posible por<span style="mso-spacerun:yes"> </span>mantener el status quo de una relación indecente que se basa en el saber y en el poder de sus aliados.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por último, tardíamente, se repartirán favores, prebendas, millones de dólares y promesas<span style="mso-spacerun:yes"> </span>de reformas, para aplacar y retardar la revolución. Los más aislados y abandonados no dudarán<span style="mso-spacerun:yes"> </span>en cometer masacres y<span style="mso-spacerun:yes"> </span>auténticos genocidios contra sus pueblos.<span style="mso-spacerun:yes"> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hoy, de forma excepcional, cualquier gobernante árabe, que ignore este momento de inflexión en la historia política y social en el mundo árabe-musulmán, e intente escudarse detrás de la teoría de la monárquica, y desoiga el clamor de las reivindicaciones de sus ciudadanos por una vida digna, libre y democrática, cometerá un error mortal.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La revolución en el mundo árabe, no es una respuesta generosa del genio de la lámpara de Aladino. Es el producto de una explosión popular largamente reprimida. Sus héroes son millones de hombres y mujeres que han decido decir ¡basta ya! rompiendo con la inercia del miedo. Dispuestos a derramar su sangre por la libertad y la democracia en favor de sus países.<span style="mso-spacerun:yes"> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun:yes"> </span>Todo tiene su causa</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los pueblos árabes fueron arrinconados en la periferia de la historia desde hace siglos. Después de haber creado y ocupado el epicentro de la civilización Islamo-Árabe que se extendía desde la Península Ibérica en Europa hasta los confines de Asia, La Meca, Damasco, Cairo, Bagdad, Giraban, Trípoli, etc., que fueron otrora centros de poder político, cultural y económico del mundo, tras la decadencia de las civilizaciones de Roma, Grecia<span style="mso-spacerun:yes"> </span>y Persia.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La ocupación del mundo árabe por el imperio otomano durante siglos, el colonialismo europeo después de la Primera Guerra Mundial, el dominio estadounidense después de la Segunda, desdibujaron ese pasado, la modernidad occidental creó un complejo de inferioridad y la casi aceptación de un fatalismo por el que los Árabes estaban condenados a vivir al margen del mundo. El sentido de grandeza, dignidad<span style="mso-spacerun:yes"> </span>y autoestima se desmoronaron. Los orientalistas, los denominados expertos, el think tank (tanques de pensamientos) occidentales, y sus prestigiosas universidades de Harvard, y Oxford se acreditaron como la “verdad universal”. Para occidente, el mundo árabe no podía, ni debía ser otra cosa que una reserva gigantesca de hidrocarburos para sostener el consumo desmesurado y el bienestar de las “democracias formales” en Occidente.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La combinación de todos estos elementos dejo una herida profunda en la psicología árabe que provocó durante algún periodo una respuesta contra todo lo que representa y simboliza para occidente. Con los perversos intereses coloniales detrás, generaron aversión en los primeros momentos hacia los estados Árabes modernos. El periodo de la guerra fría animó en los países árabes la oposición contra Occidente al ofrecer el campo socialista formas alternativas de organización política y económica del Estado, que al mismo tiempo daban garantía<span style="mso-spacerun:yes"> </span>y contrapeso a las antiguas metrópolis coloniales. Es decir, la descolonización se ayudó de la izquierda colonial y hegemónica de la URSS.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Gamal Abdel Naser en 1952 fue el primer precursor de este movimiento al proclamar la revolución en Egipto y derrocar a Faruk, último rey de una dinastía turca (Mamelucos)<span style="mso-spacerun:yes"> </span>que venía dominando Egipto desde generaciones. La revolución de Naser era todo un símbolo político, cultural, e intelectual no solo para Egipto, sino también para todos los países y pueblos Árabes sin ninguna excepción. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El Cairo se convertía en una nueva Meca para los pueblos árabes, se reconocía al árabe como idioma oficial en las Naciones Unidas, se respaldaban las luchas de liberación y emancipación en los países árabes (la revolución en Argelia), se alentaban y a la vez se inauguraba una era de cambios a través de golpes de estado contra regímenes árabes feudales (Irak, Siria). Los discursos de Naser y la voz de “Radio el Cairo” se convirtieron en imanes que atraían a los pueblos árabes sedientos de cualquier atisbo que les ofreciera un rayo de esperanza, después de siglos de humillación.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Fue sin duda un despertar colectivo del largo letargo Árabe. Las décadas de los años 50, 60 y 70 del siglo pasado fueron un periodo lleno de esperanzas. Pero también se puede considerar el periodo constitutivo del germen del mal que convirtió los sueños en pesadillas y en raíz de esta nueva revolución.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Después de los logros iníciales, el pan-arabismo, tanto Naserista, de Gadafi, o el de los partidos del renacimiento árabe socialista (Albaath) de Siria e Irak, llega a sus límites. Se desvirtúan sus programas políticos y se convierten en slogans vacíos. El partido en el poder se transforma en un instrumento de dominación, y el líder revolucionario en un déspota instalado en el culto a la personalidad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La revolución se transmuta en la alegoría de George Orwell, y sus líderes revolucionarios, en los cerdos que lideraron la rebelión en la granja. Las ansias de superación y el ideal de progreso se convierten en huidizo espejismo. El poder omnipresente oprime, rige, y vigila la vida del<span style="mso-spacerun:yes"> </span>individuo y la nación.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las repúblicas árabes que no alcanzan la revolución Nasserista, siguen siendo monarquías conservadoras que colman los instrumentos de dominación con la guinda de la religión para legitimar su existencia y tratan a sus pueblos como meros súbditos ignorantes y no como ciudadanos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Llegó a tal grado el despotismo generalizado en los últimos años, que prácticamente<span style="mso-spacerun:yes"> </span>desapareció la diferencia entre el concepto de monarquía y república. Sin pudor ni decoro, reyes y presidentes inician a sus vástagos en el arte de esquilmar y heredar el estado, sus recursos y sus súbditos. El nepotismo, la corrupción, las orgías, las fortunas fabulosas y la vida licenciosa se convierten en el pasatiempo de un reducido número de cortesanos y burócratas cegados por la codicia y<span style="mso-spacerun:yes"> </span>la obsesión por el poder. Las mismas circunstancias, provocaron la revolución Francesa en 1789, la revolución Iraní en 1989 y la actual revolución árabe en 2011.</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun:yes"> </span>Nuevas generaciones y nuevas tecnología</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mientras esta generación de líderes se regodea en los placeres, ignorando lo que se avecina en sus respectivos países, una nueva generación de jóvenes, apoyada en el desarrollo exponencial de los avances de la tecnología de la información, gesta<span style="mso-spacerun:yes"> </span>silenciosamente la revolución.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los últimos 20 años transformaron al mundo en general, pero tuvieron un impacto excepcional en el mundo árabe. La cadena de televisión de Aljazira, inaugurada desde hace mas de una década, no solo revoluciona los medios de comunicación en el mundo Árabe, sino que también transforma radicalmente su mentalidad. Los pueblos árabes dejan de ser prisioneros de la única opción que se ofrecía constantemente desde los medios de comunicación oficiales.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Caen los mitos, prolifera el conocimiento, se consolida la conciencia política, se amplían<span style="mso-spacerun:yes"> </span>los horizontes. Los árabes, del Golfo al Atlántico, se descubren mutuamente. Se liberan de la censura y observan los mismos noticieros, documentales, debates libres, críticas abiertas a la clase política y viven a diario el latir de un sentimiento compartido. Crece la repulsa generalizada de una realidad que consideran humillante. Descubren lo que sus gobiernos<span style="mso-spacerun:yes"> </span>pretenden ocultar sobre la realidad interna de sus países, contemplan impotentes el desliz de los árabes como civilización hacia el abismo del subdesarrollo,<span style="mso-spacerun:yes"> </span>la marginalización, y observan con envidia el resurgir de otras civilizaciones vecinas como Turquía, Persia o el estado Hebreo. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Este sentir otorga a esta nueva revolución un sentimiento panarábico. Aljazira, Internet, las<span style="mso-spacerun:yes"> </span>redes sociales de Twitter, Youtube, Facebook etc. se convierten en los ifrit, genios y alfombras voladoras de las leyendas de oriente. Valiéndose de la alfombra mágica de internet, transmiten información de un país al otro, de una ciudad a otra y de una persona a otra en menos de un parpadeo. Crean un mundo casi mágico, dinámico, imparable, incensurable, irreprimible, que contribuye al devenir de este nuevo amanecer.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La nueva revolución Árabe acaba de comenzar. Ha conseguido ciertos logros, pero se encuentra todavía en sus inicios. Es frágil, y su liderazgo es amorfo. “L’ancien regime”, aunque decapitado en Túnez y Egipto, conserva intacta su imponente carcasa. Se recicla después<span style="mso-spacerun:yes"> </span>de la embestida revolucionaria y no se resigna a ceder<span style="mso-spacerun:yes"> </span>sus privilegios.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las alianzas se forman y se disponen al asalto y aplastamiento de todo brote revolucionario en la zona. El Occidente perplejo observa cómplice. Atiza y arenga solapadamente las filas de los despavoridos déspotas. Todo anuncia una sangrienta primavera árabe.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Después del fracaso de los regímenes autocráticos y el devaneo con el extremismo religioso, la nueva revuelta Árabe, pretende simplemente pregonar que los países árabes quieren vivir en democracia, rechazar los extremos y compartir con el mundo de manera justa, no solo las riquezas sino también las libertades.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El mundo observa los acontecimientos mientras pierden credibilidad las democracias occidentales. La crisis en Europa se extiende por ciudades de Grecia, Irlanda, Portugal y España. Los países dirigentes de la Unión Europea (Gran Bretaña, Alemania y Francia) se sustentan básicamente del gas de Argelia, el petróleo de Libia, o la hortaliza y la pesca del Sáhara Occidental. Sucesivamente, las comodidades de Europa se ven amenazadas al mismo tiempo que aparecen revoluciones en el mundo Árabe. El neo-colonialismo de las empresas transnacionales presiona a las oligarquías occidentales para la salvación de sus intereses. Los movimientos sociales en América Latina debaten nuevas formas de gobierno plurales, como en Ecuador, Venezuela, o Bolivia. Los países pro-capitalistas abusan de la “democracia” hasta convertirla en dictadura con 40.000 muertos en México, 85% de ellos civiles sin delito alguno.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La nueva revolución árabe merece una respuesta digna. A la altura de sus sacrificios y aspiraciones. Después de siglos de desconfianza y animosidad, es el momento para una reconciliación histórica entre Occidente y esta parte del mundo musulmán. La nueva revolución Árabe ha extendido la mano de la amistad como ha demostrado el Sáhara Occidental, pese a ser olvidada y silenciada tras los sucesos de Gdeim Izik.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y como reza el refrán árabe: no escupas en el pozo, puedes necesitar beber de su agua. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Wain-Saluan.</p>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-21341731469521646172011-03-30T22:51:00.000+01:002011-03-30T22:54:35.039+01:00Luces y sombras de la revolución<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkPEixycD6-o0Dpl3zHlEbzrFNVzv4edHx-3IfY56WrlkX6A3yXHa_1broUoU4OmsYURJKuI1YYvUBUYCNMd3qZlknRmTbburYXzGLbeSbtHpD7xiqyUd3ysX4m5eqvO4B9CQY/s1600/revolucion+Libia.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 225px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkPEixycD6-o0Dpl3zHlEbzrFNVzv4edHx-3IfY56WrlkX6A3yXHa_1broUoU4OmsYURJKuI1YYvUBUYCNMd3qZlknRmTbburYXzGLbeSbtHpD7xiqyUd3ysX4m5eqvO4B9CQY/s400/revolucion+Libia.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5589994501956822066" /></a><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hasta ahora entre azul y buenas noches. Las incipientes revoluciones árabes se debaten como fiera herida para acabar con los últimos tentáculos de regímenes unipersonales. Están en los cuatro puntos cardinales y en una dirección tan incontrolable que nadie podrá predecir en estos tiempos de revuelta a dónde van<span style="mso-spacerun:yes"> </span>a parar. Pero también en estos momentos cruciales de reivindicaciones y de ira, la imaginación y el recuerdo nos llevan a revivir las buenas intenciones de trasformación noble y honorable, a que la revolución no fuese secuestrada como consecuencia de la traición. Entre el deseo de cambio y el escepticismo que va floreciendo, recuerdo la revuelta árabe de 1916 liderada por Sarif Hussein ben Ali, a favor de la independencia de los pueblos árabes del imperio otomano. Un ejemplo para la reflexión. Después de la retirada de los otomanos, bajo la presión unánime, política y armada de pueblos árabes, Francia y Gran Bretaña estuvieron al acecho para que todo cambio fuera truncado o al menos más costoso para los pueblos. Estas dos potencias occidentales recurrieron a la debilidad y a las rencillas internas en el seno de la Liga Árabe para sacar de ella el mejor partido; es decir, abortar la revolución con ayuda interna y externa. Parece que la historia se repite, hoy Francia y sus aliados ponen sus garras sobre el suelo libio<span style="mso-spacerun:yes"> </span>con la excusa de proteger a la población civil, cuando el móvil real de su misión militar en el norte de África es más que patente; el petróleo, ese oro negro, que bien se cotiza en el mercado hasta el extremo de poner en cuestión la soberanía de los pueblos. Los largos años de espera de esta segunda revuelta, la sangre, el sudor y el dolor de la misma, jamás podrán ser un fácil<span style="mso-spacerun:yes"> </span>trampolín que coadyuve a la injerencia colonial en detrimento de la revolución. Toda empresa colonial está condenada al fracaso total, y a no lograr los objetivos que se propone en contra de la voluntad popular. Ahí<span style="mso-spacerun:yes"> </span>están los elocuentes ejemplos de Marruecos en el Sáhara Occidental, EUA en Irak y toda la maquinaria de la OTAN en Afganistán.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los diferentes pueblos árabes que han ido incorporándose de manera paulatina al estatus de estados autónomos desde 1945 hasta hoy, por desgracia, siguen pagando las peores cotas de resentimiento colonial de sus<span style="mso-spacerun:yes"> </span>respectivos países. Y pagan la factura de la mala acción y gestión de los títeres y caciques neocoloniales que llevaron o siguen llevando las bridas del país.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con los acontecimientos de Gdeim Izik y la vecina Túnez como catalizador de la actual revolución, los<span style="mso-spacerun:yes"> </span>pueblos árabes emergen de las cenizas del olvido y el despojo con la misma voz y el mismo deseo en su segunda revuelta contra la injusticia. El desorden y la ausencia de instituciones factibles que tendrían que<span style="mso-spacerun:yes"> </span>garantizar al ciudadano más simple el derecho a la ciudadanía, el pan, el trabajo, el agua y el sufragio universal, libre y democrático, han sido la chispa de estas revueltas.</p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ante el empuje de las revoluciones árabes que van cambiando estrategias, como la aparición de nuevos aliados y la desaparición de otros, el viejo orden internacional está al borde del basurero de la historia. Era un orden impuesto a la voluntad popular. Por ello, la Francia de Sarkozy, como cabeza de puente,<span style="mso-spacerun:yes"> </span>se apresura con su maquinaria destructora. Pretexto intervencionista e hipócrita para dejar claro que el sueño colonial allende de los mares persiste, y aun no ha acabado. Y entra en una confrontación abierta y descarada con el fin de aprovecharse del sacrificio y las conquistas de las revoluciones de los pueblos árabes. Es decir, apoderarse del botín de conquista que la revolución había logrado. A la vez, intimidar y frenar las ágiles ruedas de la Intifada de los pueblos, que van dejando huellas imborrables en poco tiempo a favor de sus justas reivindicaciones. Estos pueblos van tejiendo una nueva alianza, un nuevo icono popular, que no tiene semejanza ninguna con la alianza bélica de la OTAN. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La<span style="mso-spacerun:yes"> </span>unión voluntaria y de carácter sumamente popular despierta fe y espíritu indoblegable, de donde se deduce que la revolución no respeta las fronteras ni tampoco se exporta sobre las carrozas de los vetustos tanques de la injerencia. Francia y sus aliados pretenden arrebatar lo que en realidad no pudieron lograr años atrás en sus conquistas coloniales. Y como antes señalaba se encontraba oscilando entre sandia y melón, doble cara, vara de dos medidas. Esta acción que está llevando actualmente Francia contra Libia, es un acto frontal contra los derechos humanos y el derecho a la elección libre de todos los pueblos del universo. Valga repetir que nuestros pueblos se sienten apuñalados por la espalda por<span style="mso-spacerun:yes"> </span>quienes se autoproclaman baluartes de los derechos humanos, la libertad, la justicia y la fraternidad.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es una lucha a todas luces inigualable, donde el factor humano entra en<span style="mso-spacerun:yes"> </span>convulsión, a pecho descubierto, anhelando la dignidad. Pero todo indica que<span style="mso-spacerun:yes"> </span>la injerencia extranjera e irracional que colonizó, dividió y empobreció a nuestros estados emergentes, pretende ahora ganar otras contiendas perdidas en territorios perdidos, bajo otra coyuntura diferente y en tiempos diferentes.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es incuestionable que la euforia<span style="mso-spacerun:yes"> </span>de la revolución contagia y sigue sin apagarse acá y allá. Es la revolución que se extiende y se expande como pandemia, pero diferente y benévola. En este contexto, la revolución está en la calle en el Sáhara Occidental, en Marruecos, en Túnez, en Egipto, Yemen, Jordania y, en otras partes, donde la injusticia anida y persiste. Pero, como decía Immanuel Wallerstein citando a Lenin, los levantamientos espontáneos crean una situación como la de Rusia en 1917 cuando, según el líder revolucionario, "el poder está en las calles, y por tanto una fuerza decidida y organizada puede tomarlo", que fue lo que hicieron los bolcheviques. Pero la revuelta se produjo<span style="mso-spacerun:yes"> </span>igualmente en otras calles y ciudades más lejanas, en Europa occidental que, hoy como ayer, sofocó toda resistencia que no enarbolara sus colores ni intereses particulares y estrechos. A finales del año pasado y principios del presente, los estudiantes en Londres tomaron la sede del partido conservador, y los jóvenes italianos conquistaron las calles de Roma, mientras que Francia se veía sacudida por la acción de los residentes de los guetos en las periferias de Paris, donde fueron reprimidos brutalmente. Y España fue ahogada también por la crisis quedando paralizada por las huelgas generales obreras y los controladores aéreos, que llevaron al gobierno socialista de Zapatero declarar el estado de emergencia. Es pues, la revolución insoslayable que se extiende y se expande en espera del próximo tsunami, que se desconoce por donde emergerá. Al menos, yo no lo sé.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-58986176015066289962011-03-12T12:25:00.001+01:002011-03-12T12:27:27.472+01:00El simbolismo de los preceptos<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2KTJkTPtM1IY5qVH3xVYWNmSajOswnl4NLq3WIKIs9KvVBeRE4dTiktCUu_bnGtWmy54qhFJXkO2PEi2wXAkLBAGTc18NojGMgWFzK-AN6sAWLKzRyoUJfLkCO5IoWoEtkBwk/s1600/Libia4.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 300px; height: 300px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2KTJkTPtM1IY5qVH3xVYWNmSajOswnl4NLq3WIKIs9KvVBeRE4dTiktCUu_bnGtWmy54qhFJXkO2PEi2wXAkLBAGTc18NojGMgWFzK-AN6sAWLKzRyoUJfLkCO5IoWoEtkBwk/s400/Libia4.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5583153326663028482" /></a><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sorprendidos en absoluto narcisismo, los gobernantes árabes siguen anclados en un pasado que ha pasado. Sí, los<span style="mso-spacerun:yes"> </span>pueblos de esta región del mundo ya no conciben ni como pensamiento ni condición absoluta una convivencia contra natura con estos regímenes, que muchos de ellos llegaron al poder a través de artimañas políticas o por la fuerza de las armas para establecerse de manera vitalicia e incluso, algunos de ellos, se auto coronaron como rey de los reyes del continente, que hoy agrupan a su legión mercenaria para actuar abominablemente contra la inocente población indefensa. Se añade al<span style="mso-spacerun:yes"> </span>engaño de la población las férreas medidas de seguridad que no trabajan en nada para el interés nacional. Una fuerza adiestrada solamente para reprimir la voz popular, a la vez<span style="mso-spacerun:yes"> </span>guardián de toda farsa en los momentos en que se abren y se cierran las urnas electorales. Mientras que el pueblo siembre le adjudican consenso y entereza<span style="mso-spacerun:yes"> </span>en<span style="mso-spacerun:yes"> </span>el<span style="mso-spacerun:yes"> </span>optimismo<span style="mso-spacerun:yes"> </span>en torno a las figuras supuestamente electas. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un verdadero divorcio entre la población y los gobernantes a lo largo y ancho del<span style="mso-spacerun:yes"> </span>mundo árabe. La personalidad de los dirigentes árabes ya no se puede estudiar ni analizar con seriedad ni ahínco, después de los acontecimientos que estamos viviendo todavía con horror y sin el mínimo escrúpulo de la elite gobernante de estos países. Es una baza perdida y al descubierto. Desde estos momentos los pueblos ya no pueden fiarse de sus propios dirigentes, se estableció entre ellos, de manera definitiva, el miedo, se perdió la confianza, y sólo cunde en la población la revancha de la libertad perdida. El pragmatismo y el carisma que ostentaron los dirigentes de nuestros pueblos árabes<span style="mso-spacerun:yes"> </span>durante la etapa de lucha o posterior a la misma se esfumaron para ser llevados por<span style="mso-spacerun:yes"> </span>un<span style="mso-spacerun:yes"> </span>viento atroz y turbulento. Si todo sobrepasa su límite se tornará, un día, en su contrario. Como bien reza la enseñanza.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En efecto, el sopor y la somnolencia de los líderes árabes se pueden percibir de manera clara y precisa en el momento en que estalló la revolución de primavera. Todo salió a flote en la misma medida y en la misma rapidez en que la revolución crepitan sus llamas de ira, la mala tendencia de los gobernantes. Es la llamada contra el simbolismo de imposición y de insolencia, no el de la revolución al que estábamos acostumbrados. Tanto la autoridad, las decisiones y el consenso popular en esta insolencia dictatorial fueron relegados a segundo orden, bajo conceptos de salvar la patria y la unidad. En este modelo que ahora se desmorona a luz y a la sombra de todo el universo, como una torre de naipes, por lo visto no estaban<span style="mso-spacerun:yes"> </span>bien fijadas sus bases en una elección popular ni tampoco democrática,<span style="mso-spacerun:yes"> </span>ni ostentaba una gobernanza puramente sostenible y general. El viejo sistema colonial, a pesar de las supuestas reformas que algunos países independientes realizaron en pos de sus pueblos. Por contra, todavía se huele malamente<span style="mso-spacerun:yes"> </span>este catálogo colonial ideado como hoja de ruta para nuestros pueblos próximos y lejanos, incluso hasta después de la liberación, pero esta garrafal contradicción creó cierto escepticismo en la mente de las generaciones del ISTIGLAL<a style="mso-footnote-id:ftn1" href="file:///C:/Users/conchi/Documents/Conchi/CDROM%20SAHARA_11/Generaci%C3%B3n%20de%20la%20Amistad/MOHAMIDI-EL%20SIMBOLISMO%20DE%20LOS%20PRECEPTOS.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character:footnote"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size:12.0pt;font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";mso-ansi-language:ES;mso-fareast-language: ES;mso-bidi-language:AR-SA">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Pero la tecnología con su irrefrenable avance horizontal y vertical rompió con las barreras del miedo, la inseguridad<span style="mso-spacerun:yes"> </span>y acercó la distancia para que todo el mundo pueda platicar sobre los problemas con certeza y objetividad, que algunos pretenden ocultar. Denunciar el incumplimiento de los dirigentes es una necesidad social de nuestro tiempo. Es el desafío de generaciones que han resurgido de la decepción. Pero lo que resulta<span style="mso-spacerun:yes"> </span>paradójico e inaceptable, que esa misma casta de cabezas visibles que lleva el estado a diestra y siniestra en estos países y que luchó contra el yugo colonial foráneo, es la misma<span style="mso-spacerun:yes"> </span>que bombardea hoy con obuses de cañón a la población. Población que un día por el supremo interés patrio, juró fidelidad en defensa del derecho y la libertad. Los hijos o nietos de<span style="mso-spacerun:yes"> </span>esa población y de aquellos combatientes que ofrendaron sus vidas en el Sinaí, en Túnez, en Sana, en el Baida o en Trípoli… se queman<span style="mso-spacerun:yes"> </span>y son acribillados a balazos por orden de dirigentes envilecidos<span style="mso-spacerun:yes"> </span>por el poder, por la riqueza y por el desprecio total a sus ciudadanos. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ciudadanos que depositaron en<span style="mso-spacerun:yes"> </span>los dirigentes la plena confianza para llevar las riendas de la nación y la población a buen puerto. Por contra, hoy como ayer desconfiados<span style="mso-spacerun:yes"> </span>comenzaron a lidiar contra la población, el interés nacional y el porvenir. Frustrados en las estrechas teorías, conceptos y fundamentos, libros de todos los tamaños, de todos los colores. Hundieron a la gente en teorías propias y otras universales para retener a la población y dejarla introvertida e improductiva para salvaguardar la gigantesca empresa “privada”, el estado, que está en<span style="mso-spacerun:yes"> </span>manos de la oligarquía estatal. El pueblo se quedó sometido, su pan no se paga de las arcas del estado que por excelencia le pertenece por razón y derecho, ausente a las deliberaciones de un parlamento designado al azar<span style="mso-spacerun:yes"> </span>y sin el aplauso popular. Y mientras el rey, el caudillo y el mariscal siguen mirándose sus rostros en aguas de otro mar... En nuestro mundo árabe, donde no hay que<span style="mso-spacerun:yes"> </span>extrañarse de nada, de lo que ocurre en privado y en público en detrimento de la ansiada libertad, porque en realidad ya no se fijan pautas ni orden constitucional. La herencia y la sangre de los más próximos al gobernante están por encima de la constitución del país y la voluntad popular. El hijo sucede el padre, el hermano al hermano, la esposa al esposo, como pretendía Leila ben Ali, según revelaciones de Wikileaks. Urge entonces a nuestro mundo árabe un repaso exhaustivo de las aportaciones psicoanalistas de Sigmund Freud<span style="mso-spacerun:yes"> </span>para<span style="mso-spacerun:yes"> </span>poder determinar con exactitud si los líderes de hoy tienden a una esquizofrenia o una paranoia, o ambas cosas a la vez.</p> <div style="mso-element:footnote-list"><div style="text-align: justify;"><br /></div><!--[if !supportFootnotes]--> <hr align="left" width="33%"> <!--[endif]--> <div style="mso-element:footnote" id="ftn1"> <p class="MsoFootnoteText"><span class="Apple-style-span" ><a href="file:///C:/Users/conchi/Documents/Conchi/CDROM%20SAHARA_11/Generaci%C3%B3n%20de%20la%20Amistad/MOHAMIDI-EL%20SIMBOLISMO%20DE%20LOS%20PRECEPTOS.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: 'Times New Roman'; ">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> Independencia</span></p> </div></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-71052959684340502432011-02-26T22:19:00.003+01:002011-02-28T21:39:18.005+01:00El simbolismo de la revolución<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJB6TNx9Mvb4aycLLQiuac3UHxWxc8ri9VxUYc1dBib2mIr2qRrzF9ZGcocMeppT5dYQ3ljlAA8v1yqc69yYAC3BohONuqkjHLwvmqhxuM1MvLWoNkhdY7zhktw7eWD5xZ9ejR/s1600/tahrir.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 264px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJB6TNx9Mvb4aycLLQiuac3UHxWxc8ri9VxUYc1dBib2mIr2qRrzF9ZGcocMeppT5dYQ3ljlAA8v1yqc69yYAC3BohONuqkjHLwvmqhxuM1MvLWoNkhdY7zhktw7eWD5xZ9ejR/s400/tahrir.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5578110930838826482" /></a><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por su carácter espontáneo, democrático y popular, la revolución que sacude el mundo árabe e islámico se forja día a día con pasos seguros; enarbolando el estandarte contra los regimenes corruptos y perversos. Una revolución social con sus propias particularidades, conceptos, liderazgo colegial<span style="mso-spacerun:yes"> </span>y<span style="mso-spacerun:yes"> </span>coherente<span style="mso-spacerun:yes"> </span>que simbolizan la unidad en torno a lo popular. Una<span style="mso-spacerun:yes"> </span>nueva era que difiere de otras épocas y de otros procesos de cambio vividos en la palestra internacional.</p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La demanda del cambio,<span style="mso-spacerun:yes"> </span>la justicia y la abolición de la mentalidad policial se oyen más fuertes que el rugido de los tanques o las percusiones de fuego de quien monopoliza la fuerza, pero no la razón. Sin duda, es la revolución de nuevo tipo, al parecer, su entonación es la misma desde Rabat hasta Al Manama, a pesar de la distancia geográfica y las particularidades de cada<span style="mso-spacerun:yes"> </span>país, las voces y las acciones tienen aires de cambio y de ruptura que llevó a los manifestantes espontáneamente, no a entonar la clásica marsellesa sino el himno Himat Al Hima de Abul Kacem Chabbi, el tunecino, el canto ha sido coreado como una identidad propia y singular de la revolución árabe actual.</p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las notas se entonaron tanto<span style="mso-spacerun:yes"> </span>aquí en el Magreb como en el golfo, de un lugar a otro se prendió la chispa de la llama y la gente respondió inmediatamente plena de hartazgo y de falsas promesas que no mitigan el hambre. En las plazas tomadas por los jóvenes como nidos de protesta, las de Tahrir, se cantó un canto diferente, lleno de dignidad y de orgullo, se bailó, se rezó en árabe y en cristiano. Era una semblanza singular y moderna de pura convivencia, una plegaria por lo común, de sábado a sábado y de viernes a viernes, en las orillas del Nilo. Pero en todos estos lugares, los manifestantes fueron aupados por la convicción y airados por los duros años de mala gobernanza y despotismo autoritario. Siempre se albergó en ellos la esperanza con júbilo de ira y de carnaval. Y tuvieron que estar atentos, pacientes a no perder la mecha de la revolución a pesar de las maniobras dilatorias, el nerviosismo y la crispación del régimen. Las calles y plazas se transformaron en un gigantesco taller abierto al mundo, en una plaza sin armas ni soberbia, abierta a las deliberaciones<span style="mso-spacerun:yes"> </span>democráticas donde cada cual puede constatar su auténtico rostro, su acción y su comportamiento; gobernantes y gobernados. Era un pulso fuerte. Más<span style="mso-spacerun:yes"> </span>fuerte del que había, para saber con entereza el valor de la firmeza.</p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se ha levantado el rostro de la desobediencia mirando hacia nosotros y hacia muchos más, la tenacidad con que se debe actuar para recuperar lo que por derecho nos pertenece. Quien se prende fuego en la plaza de Túnez, en Adén o en Rabat no sólo recupera su vida arrebatada por la humillación sino que<span style="mso-spacerun:yes"> </span>también rehúsa la vida muerta que padecen<span style="mso-spacerun:yes"> </span>muchos pueblos, sin ninguna<span style="mso-spacerun:yes"> </span>justificación ni razón. Es una proclama para no olvidar nunca el concepto dignidad. La desobediencia social impone su entereza a pecho descubierto<span style="mso-spacerun:yes"> </span>hasta<span style="mso-spacerun:yes"> </span>que caiga el régimen. Ese régimen que es una oligarquía terrateniente, de aspiraciones estrechas y poco nacionalismo. La desobediencia levanta la imagen de Ernesto CHE Guevara de nuevo para reclamar Hasta la victoria Siempre, pero verdaderamente quien mató en los ciudadanos el espíritu de entereza, de dignidad y de independencia, quien mató a los símbolos y a las instituciones, es el que mató con la misma bala la historia. Y dejo a toda una cantera de jóvenes huérfanos que, hoy por hoy se rebelan contra la imposición y la oligarquía gobernante.</p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Donde está nuestro pasado? Es el grito exaltado en este renacer, en este sueño. Nuestro pasado fue robado por un grupo acomodado al sistema y alérgico a todo cambio brusco tanto en Egipto como en Yemen. Como decía Camus: “Todo el pensamiento humano refleja su nostalgia, el pasado siempre es mejor que el presente […] pero no es el fin del mundo lo que estamos viviendo, es el fin de un mundo”. Es una lucha abierta contra todos aquellos que no ven a los otros, no ven la desigualdad, el despojo, la mentira, la falsa vanidad, y la poca ejemplaridad que siempre cuando fallan en sus actos y proyectos atribuyen<span style="mso-spacerun:yes"> </span>a un fantasma extranjero. </p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En esta revolución a los medios de comunicación les urge igualmente emprender la suya para que la imagen sea visible y esté a la altura de los acontecimientos tanto en el Cairo como en Gdeim Izik, de manera equitativa. De esta manera venceremos la distancia que ignoró al Norte de África y de esta manera se olvidó igualmente del Sahara. </p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">CHE camina de nuevo por la calle hasta la plaza de Tahrir, para revivir y lanzar<span style="mso-spacerun:yes"> </span>su extraordinario grito de “patria o muerte”, Porque la patria está en peligro y como el peligro acecha preferimos la muerte. Como el joven que prendió la chispa de Sidi Bouseid. Es la primavera del SUR que supera la imaginación de Praga de 1968.</p>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-20993681659843141802011-02-02T00:32:00.002+01:002011-10-14T17:43:51.988+01:00Estos tiempos<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-r8obyanS_X0-NIdzZ7A0sdz3zDY2nuEv7M5lSp9-uZ4ym995Akc5xOdfV3V4uNtByIef-eYe-N7BuV9X6UCOXwJxaJ7Jvk3nb6LEAbdyz3rZBaOcXISbPKGjq-yFsuBlIVj7/s1600/Comunistas.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 268px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-r8obyanS_X0-NIdzZ7A0sdz3zDY2nuEv7M5lSp9-uZ4ym995Akc5xOdfV3V4uNtByIef-eYe-N7BuV9X6UCOXwJxaJ7Jvk3nb6LEAbdyz3rZBaOcXISbPKGjq-yFsuBlIVj7/s400/Comunistas.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5568868045341802386" /></a><p class="MsoNormal">Quién gobierna esta soledad muerta<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">y este tronco podrido<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">sin gajos ni ramos de olivo<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Este encanto encendido y<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">esta balada ciega de nocturnas golondrinas <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Quién gobierna estos tiempos de robo, de desmán <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">y de despojo.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal">Esta tempestad y<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">esta avalancha donde el tiempo<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">ya no marca ni tampoco se expira<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal">Esta agitación que sacude y <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">estos nombres diferentes<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Estos tiempos de robo, de desmán<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal"><span style="mso-spacerun:yes"> </span>y de despojo<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Gdeim izik o Sidi Bouseid,<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">o el pan de la discordia<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal">Esta imagen de muertos, de balazos<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">y estas antiguas herramientas.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal">Esta veta de la indiferencia,<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">estos dígitos y<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">esta alborada en la pantalla.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal">Esta voz en la calle y <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">un general que tirita en su ausencia.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Una llama encendida,<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">una encarnación nueva y<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">un fenómeno de ira.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal">Esta retórica y estos somnolientos.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Esta soledad muerta que tanto se respira.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Un viejo hábito y<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">un palo a la rueda <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Estos tiempos de robo...<o:p></o:p></p>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-10310208461271907572010-12-11T22:58:00.000+01:002010-12-11T22:59:12.062+01:00El mentiroso<p class="MsoNormal">El insomnio un hecho perdido<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">en mi casa irrumpió el vecino<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">para que dejara la suya al otro lado de la frontera.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Hundió la casa hasta el tejado, los cimientos<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">y hasta la cocina.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Barrió las cuatro esquinas,<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">arrojo sus desechos y <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">permaneció a mi lado insostenible en <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">larga espera a que abandone mi cuerpo tullido.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Su habla y locura me llevaron enseguida por camino desconocido.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Olvidé el viejo vecino de la próxima esquina, su semblante<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">y su dulzura.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">El vecino prosaico se perdió en el cielo, en la tierra, en mi mar <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">de agua de piedras <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">con el que construye a sangre viva <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">mi refugio para toda la vida.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Mi vecino degolló el gallo del alba<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">en un intento fallido.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">La protesta llego a sus oídos y <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">mi cuerpo aún fallido, tullido,<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">abierto a mar de barlovento <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">para que siga la vida. La geografía y el destino,<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">y me olvide que más vale comprar primero <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">el vecino.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal">Y me costó el coste de toda una vida.<o:p></o:p></p>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-49197763422341264302010-10-27T12:33:00.002+01:002010-10-27T12:34:45.311+01:00Mar adentro<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1Ssz-t25Vs9PGA_B9N2o4qExBcXCAWsGXx2vvaClJNhpUdnZj4WMlLI1lQbzY6FADZ6E-qLGYBWtLumIIjkMhkV6ggAsfp9MHL4lshzqgUcDShdhiXGre_fSqAaOomL5yuCrv/s1600/p1240366_sahara_aaiun_puesta.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1Ssz-t25Vs9PGA_B9N2o4qExBcXCAWsGXx2vvaClJNhpUdnZj4WMlLI1lQbzY6FADZ6E-qLGYBWtLumIIjkMhkV6ggAsfp9MHL4lshzqgUcDShdhiXGre_fSqAaOomL5yuCrv/s400/p1240366_sahara_aaiun_puesta.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5532687761555296242" /></a><br /><br /><div style="text-align: justify;">Si por fortuna los lejanos golfos espolean las olas de tu cuerpo que reposaban sobre la arena. La obstinación de los pliegues husmean ensueño de corrientes cálidas marinas, que a flote llevan a solas las maravillas de tu nombre.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El despiadado pillaje de los frutos de tu vientre es lúgubre y aborta el sosiego de la seducción de las raíces del tiempo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y el desamparo de la gente simple de tu arcilla temen por la extinción de la foca monje, amenazada con el arpón de la indulgencia y las redes cada vez más vacías.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En la otra orilla un lamento en el vacío que no desentrañaría el misterio de la desolación frenética del hábitat de los Amraguen, que retoman con su humilde caña la mano de la amargura, a que las siete olas de mar adentro no bendecirán el despojo de la locura ni la indiferencia ante el robo de tu suelo y de tus recursos marinos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Estos tiempos de robo...</div> <div style="text-align: justify;"><br /></div> <div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-14809842268192498592010-10-20T23:28:00.000+01:002010-10-20T23:29:49.237+01:00Los seres gigantes de la luna<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFl2c9hH4e2BwlET5t81PvaHR0keieaec949ihEO618JCGzZBsHF7XsWlp9iyUdrKJMUi8G0vy8kc8FRnp9gYXDhfkhO0pB0iIJ6lORqiPpmV8knwdAJoNH0_mFcPwZFd7NTLT/s1600/LEYUAD.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 258px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFl2c9hH4e2BwlET5t81PvaHR0keieaec949ihEO618JCGzZBsHF7XsWlp9iyUdrKJMUi8G0vy8kc8FRnp9gYXDhfkhO0pB0iIJ6lORqiPpmV8knwdAJoNH0_mFcPwZFd7NTLT/s400/LEYUAD.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5530258953034718402" /></a><br /><div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A lo lejos se oyó la voz del espejismo cediendo los pasos al filo de la marcha de la sombra de las dunas de tu pecho, y un vendaval de llanto trajo consigo a una sibila de los confines del norte para apresar el encanto pertinaz de tu encanto.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La desmedida desmesura ignoraba la profecía por no evitar que las malditas conchas no mataran las alas enloquecidas del viento.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El rosario mítico de los años apenas se acordaba del calendario que llevaba a tu nombre y la perfidia de los pretendientes en su ilusión lírica del tiempo.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y los gigantes de la luna quedaron en la andanza al no poder adaptarse a la hibridez de los genes que heredaste de pueblos libios, de oriundos de Adén y de guanches, que todos fueron ahogados sus pulmones por la tosferina para dormir eternamente encogidos, rememorando en silencio el alfabeto TIFINAGH entre moles azabaches de sal en el ombligo de la arena.</p></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-6338040746135240062010-07-10T23:34:00.003+01:002010-07-10T23:38:24.292+01:00Se fue el hijo del Barrio: Al- Mahfud<div align="justify"></p> <img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 300px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5492409770078734082" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhA7EgVRS8TRsz4XvUTT1WpQ_HjwK3M5w1k3HQ2ujpHugKzYGrkjyw62AEzy_PYhXm2Z3qyPSfRMxqnE-vKiW7WpuhyQ2Q1Ep-S62g_W6EPZrYExqsAAPQCYgk2fPDeucLeb26A/s400/MAHFUD.jpg" /><br />El viernes las manecillas del reloj dejaron de desplazarse lentamente por un instante. La tristeza abrigó corazones de niños, mujeres y hombres. El Mahfud dejo de existir físicamente para siempre, es el momento del reto y el recuento para tener presente las enseñanzas que encierran contenidos diáfanos: “En ningún momento la causa tendrá que desaparecer con la desaparición de los hombres”, ahí está el secreto y el ejemplo que hay que seguir por todos y para todos.<br /><br />Un adiós al hijo del barrio que había escalado posiciones siempre a favor de la causa de su pueblo. Humilde en la cúspide ejecutiva. Era un hombre que pertenecía a la base popular, a la cantera de gente sencilla. Era entonces de madera saharaui propiamente dicho.<br /><br />En estos momentos difíciles tus compatriotas reconocen con justicia que te fuiste sin haber caído en la fungiblidad moral y política, que restó siempre savia al proceso social y político, a la causa y a los saharauis en su totalidad. Un adiós para siempre, conquistado y merecido con honor de no haber dado la espalda al proyecto de autodeterminación e independencia, a los pobres, a los humildes que un día contigo y con muchos otros, presentes y ausentes, emprendieron el largo camino de la victoria o de la muerte. Tu gente eran tan pobres, tan héroes, tan nobles, tan justos y humildes como lo era Colomina Vieja, barriada de El Aaiún donde vivías antaño, y donde los niños del lugar, hoy mayores, veían en ti el cambio hacia un porvenir mejor, después de malos periodos de oscurantismo y de mala gestión que hasta el momento de tu despedida se sigue pagando la factura de la despiadada política de la traición y la agresión. De hecho, el pueblo te acogió en una marcha mancomunada por la disciplina, por la fe y por la entrega, porque sabe sentir y valorar en los momentos más inesperados. Es la historia que nunca abandona el juicio y la razón porque describe y escribe los pasos con abnegación y contumacia, sin importarle a quién servimos verdaderamente: al pueblo o a la insolencia de nuestros propios propósitos. Eres de los que abrazaron al pueblo para la eternidad.<br /><br />El pueblo saharaui tanto aquí como en tu ciudad natal, El Aaiún, seguirán recordando tu infancia y tu rebeldía que es la causa misma. Hoy, sin embargo, El Pueblo ve cómo te lleva la muerte. Y como decía Mahmud Darwish en uno de sus excelentes versos. “…Mas ahora, tras haberme llenado de todos los motivos de la marcha,<br /><br />No soy mío,<br />Yo no soy mío,<br />No soy mío.<br />Mi mañana lejano, la vuelta de mi espíritu errante.<br />Como si nada hubiera sido.<br />Como nada hubiera sido,<br />Una pequeña herida en brazos frívolos presente…<br />Mientras se ríe la historia de sus victimas<br />Y sus héroes…<br />A quienes mira de reojo, y se va...<br />Este mar, mío,<br />Este aire húmedo, mío<br />y mi nombre<br />_incluso si fallo al pronunciarlo sobre el ataúd_<br />Es mío.<br />“u”; uno, único, unidad<br />“d”: destierro, dirección, directriz que me dirige y<br />Me desgarra,<br />Este nombre es el mío…<br />Y es de mis amigos allá donde se encuentren,<br />Y es mío, en presencia o ausencia, mi cuerpo prefijado…<br />Me bastarían tan sólo dos metros de esta tierra<br />(Uno setenta y cinco para mí…<br />Y el resto para la flor de colores confusos<br />Que, despacio, me sorbe).Y es mío<br />Aquello que fue mío: mi ayer y lo que será mío.<br />…moribundo marchando hacia la muerte.<br />“a”: amigo de la vida, amante, amado, adiós<br />“hace”: hermano, humano, huerto y huérfano de hambre<br />“ame”: un manojo de rosas…una insólita estrella en los tejados<br />y una calle que conduce hacia el puerto…”<br /><br />Fin. Todo tiene su fin. Que las lágrimas se conviertan en ímpetu de justicia y continuidad. Más no tengo que añadir.<br /><br /><br /><br />Mohamidi Fakal-la<br /><br /></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-14492873039287548382010-05-29T23:38:00.004+01:002010-05-29T23:41:20.056+01:00La dama del desierto<div align="justify"><p></p><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 397px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5476825338777570034" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhO_AlCV6hQmeFheyKgnOD7y7MOoJhsoZPRLIfwciVh7kr_YiP2CwLiUe8FAwNdWTkokym1vnqbgb486qjyeceolFW0wcfLBYhW2n5Mh-H8BCDnyt0SPtkkkB0y_E7WQQjrvcL9/s400/AMINETU+LIBERTAD.jpg" /><br /><br />Un viejo proverbio decía que la mujer es la mitad de cielo, pero para nosotros y otros tantos, Aminetu lo es todo. La gallardía de una mujer nos hizo reflexionar durante más de treinta días de huelga de hambre, en que los verdaderos causantes de la desgracia general habían preescrito que el catorce de noviembre se marcaría en la historia como un referente nefasto en la memoria colectiva de los saharauis. De hecho, la réplica sísmica de los acuerdos de Madrid sigue sintiéndose con más fuerza, a pesar del paso del tiempo.<br /><br />Pues se deduce, que no se operó cambio alguno en lo concerniente a los derechos humanos, la autodeterminación y el cumplimiento de la legalidad internacional; valores universales que es necesario hoy más que nunca defender con primor contra viento y marea. Sin embargo, lejos de toda esa objetividad quimérica, la vara de doble medir sigue siendo la receta inadecuada que rige hoy las relaciones internacionales. No hay duda que la víctima continúa debatiéndose en el lado del sufrimiento, las capitales que provocaron la inacabable tragedia de los saharauis no han cambiado de nombre ni de postura, cara a una verdad apaciguada por artimañas e intereses bien tangibles como los que figuran en los acuerdos del catorce de noviembre.<br /><br />El catorce de noviembre los pequeños Haiat y Mohamed se levantaron temprano con la ingenua esperanza infantil para que les cobijase de nuevo el calor materno. La madre regresaba de un viaje por el exterior donde fue galardonada por su acción en pro de los derechos humanos. Por desgracia, el reencuentro añorado se transformó en una pesadilla. En el aeropuerto de El Aaiun los gendarmes marroquíes aguardaban impacientes el arribo del vuelo procedente de Las Palmas en el que viajaba Aminetu. Una travesía aérea que cuyo número de vuelo quedó grabado con el nombre de Aminetu. Tanto en El Aaiun como en el exterior la gente vivió largas jornadas de expectativas y decepción. Pilotos y pasajeros se quedaron sorprendidos por el hecho. No hubo entonces, reencuentro alguno, ni abrazos ni flores ni caramelos para los niños.<br /><br />Lágrimas de mayores y pequeños por lo acontecido a Aminetu en los pasillos del aeropuerto. Un secuestro de la dama del desierto y un procedimiento injusto que se tramó en su ausencia, pero la mujer estaba consciente más que nunca de haber emprendido de nuevo el batallar por la esperanza y la dignidad. La dama del desierto, sin miedo alguno, levantó frente al gendarme la misma bandera que tejió de los hilos de su atuendo, sin temblor de manos ni de voz.<br /><br />No cedió, la obligaron a un destierro espinoso para que se encontrase con la muerte. De terminal a terminal, como si no existieran fronteras entre países ni protocolos que regulen la emigración. Ante el desorden y la ausencia de papeleo y la complicidad, la gente de bien se irguió como clamor de viento ante la injusticia y por el regreso de Aminetu. Más de treinta días de tensión y desencanto frente a la aberrante amalgama de soberbia. Sin embargo, el espíritu de Aminetu sólo era comparable con la acción de El Mahatma Ganhdi y contra todos aquellos que pretenden menospreciar la vida y la dignidad. El tiempo pasaba lentamente con hambre y sed de libertad, sin que la dama del desierto levantara el pañuelo blanco de la rendición. El mundo contemplaba a una mujer al borde del abismo. Sin duda, por parte de algunos, hubo indiferencia, mas se levantaron barreras análogas a la anaconda de arena y piedra que cargó con la vida, la gente y la tierra en estos últimos treinta y cuatro años de impedimento de reencuentro. Cargaron los arcabuces de la infamia contra el endeble e indómito cuerpo de Aminetu, pero la dama del desierto con voz inaudible a causa del cansancio, optó por la continuidad de la vida o que envolvieran su cuerpo en un sudario de colores de la bandera, sin que arrojasen en su ausencia flores marchitas de noviembre.<br /><br />Mohamidi Fakal-la<br /><br /><p></p></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-32957927832974099032010-05-18T22:42:00.002+01:002011-10-14T17:44:23.168+01:00Trabajo etnográfico: "Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular" (III parte y final)<div align="justify"><p></p> <img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 300px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5472729625663100850" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJMBAukDOaGn33VyNgHDeAok4OaW3o0OLJR68Qc2yicvcbMSIlDfUNSpCPkJ__W1iMbY68h4LAZVCrOtJgcAfU-8VZPq6rMdJPN4-CqgQLhnrH1tt60DuBD-tSqCzWFCiliZur/s400/atg-1.jpg" /><br /><br /><br />....También se concentra durante los días de El Id para vestir ropas tradiciones de color blanco (especialmente los hombres) asociadas a la pureza y serenidad y la cultura de apertura, junto a la circuncisión de los niños, que es una doctrina religiosa que refleja el principio de la inserción del niño en la tendencia sociocultural. Y acompaña esta tradición, que tiene lugar durante la fiesta del Nacimiento Profético, se prepara una atadura por parte de la madre o la abuela en la que se coloca una pequeña cantidad de sal gema y “Harmel”. Dicha atadura se hace con un hilo rojo y se cuelga en la cintura del niño circuncidado y no se quita hasta después de pasados varios días de la circuncisión.<br /><br />Esta es la fiesta en el Sahara, un evento festivo y ritual en el que se mezcla lo religioso con lo místico, y encarna el uso de estas creencias populares y su ejercicio de tal forma que exprese el deseo, la superstición y la voluntad de curar, incluso aunque tienden en su conjunto a la voluntad de proteger el cuerpo y defender su propiedad mediante la protección, con acciones recogidas de una cultura etnográfica compleja, contra muchas fuerzas malignas que no viven que con la división entre los individuos, sembrar el odio y el rencor dentro de sus filas, lo que es contradictorio con la simbolización de la fiesta.<br /><br /><br />EL FENÓMENO DE CHUPA SANGRE.<br /><br />- Tentativa de explicar el fenómeno<br /><br />Dado el hecho que explicar el fenómeno del “chupa sangre” en el Sahara se considera un hecho difícil a causa de la existencia de aspectos comunes con otros fenómenos antropológicos muy complicados y complejos extraños, ha cundido en el tejido cultural saharaui en el marco de lo que llaman algunos “mitos”, nos basamos en esta parte en los pocos y dispersados datos que hemos recogido de las lenguas de ciertos recitadores. Algunos “presumen” y otros confirman haber convivido de cerca con muchos casos “reales” durante los cuales algunos de sus familiares han sido objeto de la maldad del “chupador de sangre” por parte de chupadores de sangre, que son descritos con fuerte negrura de la piel, alta talla, y ojos rojizos, aspectos que constituyen las características principales del “Chupador de sangre”<br /><br />“Chupar la sangre” como fenómeno no se puede separar de las costumbres y rituales que se asocian a ellos, pues es una fuerza natural basada en la magia y el encantamiento, con la cual desea el “Chupador de sangre” chupar la sangre de la víctima (ser humano) desde una distancia determinada en la que abunda la concentración visual y mental y transformar dicha sangre, como mencionan muchas de las fábulas, en una cabra, cordero o de forma general en carne.<br /><br />Otros explican este fenómeno como si fuera una mentalidad primitiva lejos de la clarificación, basado en lo extraño, la ignorancia y el abuso, cuyo fin es poner de manifiesto la grandeza de la gente de anteriores generaciones, una mentalidad que brota de una ideología salvaje ligada al nivel de comprensión, entendimiento e imaginación… es decir que son guiados por ideas ingenuas y reveses de imaginación que empujan las personas a retroceder a las eras de la magia, la brujería y el charlatanismo y el mundo de los fantasmas.<br /><br />En nuestra opinión, chupar sangre –como idea resultante de creencias y rituales heredados- es una práctica contraria a la religión que se basa en energías y poderes instintivos únicos de los Chupadores de sangre cuya situación es prohibida e ilegal, ya que sus relaciones con sus víctimas son al inicio y al final, una relación de abuso y de depredación…<br /><br />Entonces, la persona chupadora de sangre maltrata simbólica y prácticamente a su víctima desde lejos, pues utiliza en esto y para esto, medios y puntos de partida mágicos que son en origen fuerzas de mal invisibles y no se pueden probar y de modo extraño y transforma torio, lo que hace de chupar la sangre un fenómeno extraño cuya extrañeza no es menor que la extrañeza de la leyenda del Triangulo de Bermudas. Dentro de este marco se dice en el Sahara que la persona chupadora de sangre, por temor a ser descubierta por la gente, se transforma en seres y criaturas animales “domésticos” (gatos en especial, tortugas, erizos, ovejas) u otros, al igual que en el caso del grupo Zuni en Nuevo Méjico cuando en su mayoría estaba compuesto de hechiceros que poseían capacidades sobrenaturales que les permitían convertirse en gatos.<br /><br />Luego el Chupador de sangre procede a la ejecución de su meta basándose en muchos métodos extraños que no incluyen el arte del desfallecimiento y dominio desde lejos, asistido en ello por su gran capacidad a ver en el interior del cuerpo humano, para que elija de entre ellos los que le gusta. Chupar sangre -como creen muchos verdadera o falsamente- no es una simple imagen de la mentalidad primitiva (leyenda mística), tal como representa una fuerza sobrenatural más allá de los límites de la razón humana ejercidas por el chupador de sangre (cuando le muerde el hambre y aumenta su ansia por la carne) y que pone su sombra y oscuridad de amplia forma de dominio mental y enfoque visual o mediante reunión o saludo con las manos tal como es habitual en el Sahara. En virtud de esto y aquello podemos decir que el fenómeno de Chupar la sangre no se aleja mucho de los fenómenos antropológicos similares que caracterizan la vida de otras muchas tribus y pueblos. Es el caso de la antropofagia que es el hecho de comer carne humana (canibalismo) y beber su sangre de forma ritual, hechos a veces impuestos por el hambre y la necesidad de comer.<br /><br />- Prácticas preventivas y métodos curativos.<br /><br />Muchos habitantes del Sahara creen que el chupador de sangre (varón o hembra) se caracteriza con una peculiaridad sobrenatural que consiste en la fuerza de su visión, y la precisión de su vista, pues cuando mira con concentración a cualquier cosa la destruye o la perjudica, y cuando mira hacia una persona o ser vivo, puede hacerle enfermar o fallecer. Por ello no es extraño que los habitantes del Sahara se interesen por este fenómeno –en sus tentativas de defenderse de sus efectos y protegerse de sus peligros- tanto mediante la protección desde antaño con el uso de ciertos amuletos o encantamientos, algunos de ellos recogidos de la religión y la creencia islámica, y también sacados de las costumbres ligadas a su ambiente y sociedad. Es el caso de la expresión: Salah Wa el melle Elena, “Granos de acacia y sal viva”, que se lee y recita repetidamente sin olvidar hablar de ella y tratarla en la mayoría de sus creaciones artísticas, literarias y filosóficas, de conformidad con las palabras del profeta (RSL): “Esclavos de Alah, curaos, pues Allah Loado y Todopoderoso ha creado para cada enfermedad un remedio, salvo para la vejez”.<br /><br />Se manifiesta especialmente el temor de los saharauis al fenómeno de “chupar sangre” y los peligros que resultan de ello, ya que conduce en ciertas ocasiones a la muerte y la perdición, a través de muchas prácticas y reacciones entre las palabras y los hechos, lo cual entra en el marco de sus tentativas de enfrentar el perjuicio resultante de dicho mortal fenómeno y que mata con toda certeza.<br /><br />Cuando se teme por el hombre, y los hombres son los que están más expuestos a que les chupen la sangre, del perjuicio que resulta de este extraño fenómeno, pintan su frente y cuello con alquitrán o le dan cigarrillos y tabaco, y por este motivo y otros muchos más, se explica que muchas mujeres moras empleaban el tabaco en una determinada época, sobre todo en Mauritania y sus zonas vecinas, puesto que el chupador de sangre prefiere que su víctima tenga sangre pura no contaminada.<br /><br />Junto a estas abundantes prácticas que no salen del círculo de las fantasías y temores de la gente, hay otras acciones preventivas, que entran a su vez en el marco de la medicina mística o el tratamiento con la ayuda de espiritismos, cuyo objeto es proteger el cuerpo, defender su propiedad mediante amuletos y talismanes, u otros elementos totémicos animales o vegetales que se cree simbolizan la buena suerte y son fuente de bien, para alejar el mal en cualquiera que sus manifestaciones. En este marco recurren los saharauis en cuanto entra de forma inesperada un hombre chupador de sangre a poner una aguja de coser, sin que les viera, en el interior de un calentador de agua para preparar el té, maghrech. Esta operación preventiva es la mas común y empleada en el Sahara<br /><br />Sin embargo, cuando ocurre la lesión, o mejor dicho la desgracia, se recurre a un marabot, adivinador o adivinadora, de reconocida reputación, para que con la eficacia de sus métodos llegue gracias a la ayuda de útiles y medios curativos terapéuticos sobretodo a determinar el grado de exposición de la victima al chupado de sangre. Esto es un asunto positivo durante las primeras fases del tratamiento, y puede que llegue el adivinador a la posibilidad de “obligar” al agresor, chupador de sangre, a presentarse y desde donde esté para presentar sus excusas y devolver la sangre chupada, y en dicho caso se dice en hasaniya “Rad lu damo”, le ha devuelto su sangre.<br /><br />Y para que tenga lugar el proceso de tratamiento -que le acompañan rituales populares especiales- de forma practica y eficaz, se pone –y Allah es el Sabio- un cuerno, cuya naturaleza ignoramos y del que se dice que contiene sagacidad, en un recipiente lleno de agua, leyendo una serie de peticiones, versos y otros en voz baja que casi no se escucha. Es natural que el enfermo y las personas que están con él al oír decir dichas peticiones crean en su eficacia y efecto… y además de estos métodos, hay otros muchos.<br /><br />- Caso real con fases emocionantes<br /><br />Una familia saharaui nos contó que uno de sus hijos sufrió un relativo chupo de sangre por parte de un chupador de sangre perteneciente a una casta negroide, Lekwar, que representa una minoría negra en la formación humana que constituye el pueblo mauritano y sus vecinos y que habla en dialecto individual llamado “tekruria” –todos los colores–.<br /><br />En una de las rutinarias reuniones familiares, el niño –la víctima- que era muy travieso y sonreía constantemente, fue objeto de un hombre chupa sangre que les visitaba a menudo hasta que tuvo la ocasión y chupó la sangre del pequeño después de planificar bien su operación, dejando al niño como un cuerpo “inerte” en el que no había movimiento y al que se le escapaba la vida.<br /><br />Los familiares del joven quedaron estupefactos, y se apoderó de ellos el susto y el miedo, dudando algunos de la conducta del hombre negro que tenía los ojos rojos, larga talla, era también muy nervioso y se movía constantemente. Creaba dudas y se caracterizaba por el silencio y la ambigüedad.<br /><br />La experiencia y el conocimiento son fundamentales en estas situaciones, la abuela del niño confirmó que lo que sufrió su nieto era uno los casos de muerte mediante la petición, la toma y el dominio a distancia y que la sangre de la víctima se encontraba en posesión del hombre chupador de sangre. La mujer no descubrió su identidad, pero pidió tomar medidas inmediatas, porque todo retraso en este sentido expondría al joven a la muerte.<br /><br />Se extendió la noticia con la velocidad del rayo entre muchas personas, especialmente entre las que se relacionaban con la víctima y su familia. Esto transformó la víctima, el niño chupado, de ser un pequeño muy inquieto a ser otro niño diferente que se movía poco, concentrado, flaquito e incapaz de realizar ningún trabajo y sin apetito.<br /><br />Los familiares de la víctima se movieron en más de un aspecto y en todas las direcciones durante varios días en busca de Fakir –adivinador– que poseyese la sagacidad del chupo de sangre y si fuera necesario recurrirían a otro chupador de sangre más conocedor y que tuvieran una fuerza contraria –o lo que algunos llaman “magia blanca” capaz de hacer retornar las cosas a su ritmo habitual… y eso es lo que ocurrió efectivamente, lo cual dejó manifestar una imagen de tristeza preocupante de entre muchas imágenes similares vividas por los habitantes del Sahara en las épocas pasadas.<br /><br />Sin embargo, los habitantes de la región confirman que esta clase de gente “chupadores y chupadoras de sangre” aun existe y vive en el Sahara, aunque muchos de sus individuos tienden a hacer más el bien que el mal, lo que les ha permitido integrarse rápidamente con las otras familias, a pesar de que este fenómeno tiene muchos peligros.<br /><br />Queda por decir que en general el tema de chupar la sangre en el Sahara es uno de los temas más importantes que requieren de los investigadores, antropólogos y otros especialistas en la interpretación de los comportamientos de la sociedad y los rituales de sus individuos, profundizar el estudio, la discusión y el análisis de este raro fenómeno debido a los peligros que encierra y que a menudo constituyen un factor directo de propagar el miedo y el estupor entre las personas y grupos.<br /><br /><br />ENCANTAMIENTOS Y AMULETOS:<br /><br />Como las otras comunidades beduinas, los Hasnitas creen muchísimo en la envidia y el efecto del mal de ojo y los daños que pueden resultar de ellos y que sobrepasan el cuerpo para comprender los bienes, las relaciones y los cargos sociales y otros. Esta obediencia se manifiesta especialmente en los rituales y prácticas populares que reúnen entre las palabras y hechos, entre ellos los encantamientos y amuletos, la protección con escapularios y amuletos y otras muchas cosas.<br /><br />El miedo de los Hasanitas a la envidia consistente en que “la persona vea un bien en poder de su hermano y desee que la pierda para le sea a él único” (La lengua) Muawiya que Allah lo admite había dicho: “Toda la gente consideró sus tierras salvo el envidioso; no le gusta nada salvo que desapareciese el bien de su hermano”. El envidioso es una persona que padece enfermedad psicológica, rencoroso de todos los bienes que alegran a los demás, incluso el envidioso puede hasta envidiar a una persona muy pobre que no posee nada, los egipcios dicen: “Envidian hasta el desnudo por haber comprado jabón”, es decir que envidian al pobre y necesitado incluso por cosas simples y de limitado beneficio.<br /><br />“Maldita sea la envidia”, así dicen los hasanitas en su dialecto popular siempre que oyen esta reprochada palabra que comprende un maligno significado y una mala acción, tal como se recoge del Hadiz “La envidia come los favores tal como come el fuego la leña”. Pues el envidioso no sólo perjudica al envidiado, perjudica a su propia persona, pues se le vuelve contra sí su hecho, beneficiándose de él el envidado al decir del poeta árabe : “He sido envidiado y Alah aumentó mi envidia, que no viva quien no viva un día sin ser envidiado, la persona no es envidiada más que por sus ideales, su saber, su situación, su ropa, su generosidad”, y añade otro : “Soporta la maldad del envidiador, porque tu paciencia le mata, puesto que las llamas unas comen a otras si no encuentran qué comer”. La envidia significa el mal efecto del mal de ojo, es la acción del ojo y la meta de quien hace mal de ojo, es decir, que la persona se afecta mucho por el ojo, tal como significa lingüísticamente “desear que desaparezca un bien de quien lo merece y quizás habrá en ello acción para que desaparezca”. Según el dicho: “La envidia es como el óxido, come el hierro hasta debilitarlo, e igual cosa sucede con la envidia en el corazón, lo enferma hasta debilitarle”<br /><br />En cuanto al ojo, es según la expresión de Ibn Jaldun: “El efecto del alma del maleador de ojo cuando desea con su ojo afectando personas y bienes y abuso en deseo, resultando de ello entonces que él deseara usurpar dicha cosa de su característica”. Dada la gravedad del ojo y su nefasto afecto sobre la persona a la que se echa el mal de ojo y el tocado (el infectado del mal de ojo) encontramos al Profeta (RSE) decir: “De tres no salva nadie: el creer, la superstición y la envidia, pues cuando crees no darás en meta, cuando superticias no retrocederás y cuando envidias no llegarás”, recitado por Termedi. Es también el útil esencial de la envidia (el golpe del mal de ojo, infectar con el mal del ojo) y lo que se dice para apresurarse a su maldad y agresividad con la palabra “Maldito sea el mal de ojo” ante toda suerte, bienes o abundancia de bienes, salud, y belleza. El mal de ojo destruye lo que envidia para que se apodere de él en un estado de “mironismo posesivo” (poseer a través de la vista deseosa del envidioso) y de allí la creencia de la gravedad de la visión del envidioso y su peligrosa fuerza destructora, pues es suficiente con una sola visión llena con el deseo de apoderarse para que la desgracia afecte al tema envidiado.<br /><br />Como resultado de su fuerte temor del mal de ojo y de la envidia, los hasanitas practican muchos rituales verbales y se protegen con muchas versiones habladas que no sale del círculo de su beduina imaginación y de su cultura popular, pues cuando tropiezan con alguien famoso por el mal de ojo, que ve una cosa determinada y la comenta, le hablan inmediatamente con palabras y expresiones fruto del imaginario popular o recogidas del texto coránico o el Hadiz profético.<br /><br />Pues las peticiones (y su colección de talismanes) provienen del verbo “recurrir” y significa el “grito” es decir los nombres escritos colgados sobre la persona para protegerla del mal de ojo y de los demonios, mientras que “rakia” significa pedir ayuda a fuerzas invisibles y sobrenaturales para obtener un asunto beneficioso o perjudicial según el caso.<br /><br />Los encantamientos son versiones verbales recogidas en su mayoría de textos y libros religiosos (Coran, Hadiz profético...), y se caracterizan por la santidad de su contenido y la retórica de sus métodos, caracterizados por su rima para que aparezcan como palabras rimadas semejantes a la poesía, y el objetivo final esperado de su recitación o repetición es la neutralización del efecto del mal de ojo y evitar los daños causados por la envidia. Mencionamos en este aspecto los modelos siguientes:<br /><br />- Me he protegido con Sad de Samad, el Ha y los dos M de Mahoma<br /><br />- Te ruego con el cuerpo de Mahoma cura a mi cuerpo de todo mal durante toda mi vida<br /><br /><br />- Di: Me refugio en el Señor del rayar del alba, del mal de lo que ha creado<br /><br />- Di: Me refugio en el Señor de los hombres<br /><br />Ligado a esto vemos que los hasanitas han recogido muchos de los rituales y expresiones verbales de su vivida realidad con el deseo de combatir el poder del dañino mal de ojo. Por ejemplo el poner un tamiz al lado de la mujer que ha dado a luz para protegerla del mal de ojo de los envidiosos, pues cuando la mujer pare ponen un tamiz cerca de su cabeza bajo la jaima y se pone dentro del tamiz un trozo de sheba, una aguja, un cuchillo y tinta de ojo, es decir el khol que se usa para hacer la raya del ojo. Por su parte al niño le ponen un atado en su mano compuesta de sulfuro y fósforo, sal y sheba. La sheba es una sustancia de color blanco transparente de sabor salado y que se considera como una materia esencial usada mucho por los hasanitas para ahuyentar los peligros resultantes del mal de ojo. Cuando alguien siente que le ha afectado el mal de ojo, quema un poco de sheba y la apaga en el agua y ese líquido lo vierte en un lugar que no atraviesa nadie.<br /><br />En algunos casos, los hasanitas proceden a quemar un trozo de la ropa de la persona que ha lanzado el mal de ojo o quitqan algunos pelos de su cabeza y hacen una plegaria: “Ala weili ma guelt chi” (Que me maldigo no haber dicho nada) o hablarle con palabras preventivas “Femak lahsu kelb” (Un perro ha lamido tu boca)<br /><br />Además de esto, la gente del Sahara recurre a crear una serie de versiones verbales con el mismo fin, con lo que la lengua se convierte en un soporte defensivo y preventivo y un medio de protección que transforma la función inicial de comunicación y diálogo para darle la fuerza de proteger al hombre de las maldades que puede sufrir a causa de la envidia de otros y su deseo de que desaparezcan los bienes que ha recibido de Alah. Entre los ejemplos más comunes entre los hasanitas de expresiones que protegen del mal de ojo mencionamos:<br /><br />- Cinco y cinquito en tus ojos y la sexta te ciega<br /><br />- Que seas ciego y tu remedio sea en el cielo<br /><br />- Que se te den fastidios y malestares,<br /><br />- Que sea ciego quien hace mal de ojo<br /><br />- Que tu veneno sea bajo tu talón<br /><br />- La leche y la espuma y el camello con giba<br /><br />- Que se enfríe tu veneno tal como se enfría el agua en el viento del Este<br /><br />Y en el mismo contexto, encontramos al difunto poeta Hasanita Mohamed Maroua Rosafi decir al describir la envidia y verla como una mala costumbre para pedir abandonarla y dejar de emplearla al decir:<br /><br />Oh, envidioso qué te ha ocurrido<br />Te queda un lugar por donde atraviesas<br />No envidias a nadie que te ha ganado<br />Pero haz tú lo que te permita ganar<br /><br />Además de esto, los saharauis se defienden inmediatamente al oír palabras reprochadas especialmente lo que se liga al mal de ojo con muchas recitaciones y encantos populares como:<br /><br />- Ciego y tuerto... granos de Deidan y de Lekwar<br /><br />- La ceguera de Fala… y la mala situación<br /><br />- La ceguera de Bey Bey que ha nacido sin cabeza<br /><br />- Los astros y la montada maldad<br /><br />- La mudez de Deih no dice nunca ni sí<br /><br />- La acidez de Bah que le ha hecho llorar durante su rezo<br /><br />Y luego:<br /><br />- Mi nombre es Salka y estoy acurrucada en mis bienes<br /><br />- Un palo con dirección al Norte buscando la paz<br /><br />- Mi dedo en Cuscus<br /><br />- Mi mano en mi espalda<br /><br />Y cuando se levanta la tempestad de arena, se le enfrentan los hasanitas diciendo:<br /><br />- Oh, viento pasa de lado que nuestra jaima cobija al Profeta<br /><br />Y además de esto, el hombre del Sahara se ha habituado a recibir la mañana con el siguiente dicho popular en signo de bendición y de bienvenida:<br /><br />- Nos hemos levantado de madrugada como buitres sobre panes<br /><br />- La mañana de cabras con sus cabritos debajo<br /><br />Mientras que al atardecer, repetían:<br /><br />- La bendición del hijo de Um El Jair<br /><br />- Hemos anochecido el anochecer del bien<br /><br />Y teniendo en cuenta que los habitantes del desierto están en constante desplazamiento a causa de sus condiciones climatológicas, cada vez que seestablecían en un nuevo hogar, repetían palabras de bendición como:<br /><br />- Nuestro hogar es un hogar bendito en el que esta sentado el Profeta<br /><br />Y también:<br /><br />- Nuestro hogar es un hogar bendito en el que esta tumbado el Profeta<br /><br />Y ligados a la necesidad del agua y las preocupaciones diarias para conseguirla las mujeres saharauis recitaban muchas expresiones populares cuando viajaban sus maridos e hijos para traer agua, de entre ellas :<br /><br />- Nuestra caravana de búsqueda de agua es la caravana del profeta, se va y se viene victoriosa<br /><br />Y luego:<br /><br />- Nuestra caravana es la caravana de las garrapatas se va sin encontrar palabra<br /><br />Mientras que al cambiar de hogar, el hombre saharaui repetía:<br /><br />- Triunfador, Triunfador, anda y venga<br /><br />Y la expresión;<br /><br />- Oh, Triunfador, Triunfador, Venga, Venga<br /><br /><br />TEMOR Y SUPERSTICIÓN DE LOS ANIMALES:<br /><br />La superstición es el hecho de ser supersticioso del mal de ojo, y no ha venido sobre este ejemplo que por eso. El origen de la palabra es único e indica la ligereza de una cosa en el aire, y de ello el pájaro. Ibn El Azir había dicho que Alah le acuerde clemencia. Y su origen de lo que se dice, ligereza con malos y raros pájaros y lagartos y otros.<br /><br />Y tener superstición de los pájaros es ser pesimista, y ser pesimista es contrario a la bondad. El origen de esta palabra indica el lado izquierdo y el Profeta (RSL) consideraba el pesimismo como una parte de El Jibt, que es la magia siendo dicho en el Noble Hadiz: “El odio, la superstición y el picado son partes del Jibt” recitado por Abu Daud, y la suposición, o tanzir, es una acción que se basa en la ilusión y la imaginación y es más antigua que el tiempo, pues Alah nos ha informado que el Faraón y sus gentes sintieron superstición de Moisés y de quienes estaban con él, “Y si logran bien, dicen este nos pertenece y si les afecta mal de superstición de Moisés y los que estaban con él”<br /><br />Contrario a esto surge el optimismo, que es contrario a la superstición, Ibn El Azir, Paz de Alah sobre él, había dicho “Sentí optimismo con esto y sentí aligerar el corazón”, y Ibn Hajez había dicho también: “El optimismo en lo que sea bueno y malo, la superstición en lo malo únicamente”<br /><br />Y ha aparecido en el Noble Hadiz lo que pudiera referirse a la mala suerte de los pájaros, pues se ha mencionado del Profeta (RSL) que ha enseñado a la gente una petición: “Quien vea en los pájaros lo que no le gusta debe decir: Oh Alah no hay más pájaros que los tuyos y no hay más bien que el tuyo y no hay más ídolo que Tú; no le afectara en nada” y el optimismo es una buena palabra con la cual se alegra la persona, Ibn El Azir había dicho: “El optimismo se puede aligerar y es como si la persona estuviese enferma” y oye a otro decir: “Oh, vivo” y oye a otro decir: “Oh encontrado”, y se pone en su mente que se curara de su enfermedad, y encuentra lo que le faltaba, y espera la veracidad de esta noticia, y se alienta con esto por haber procedido del optimismo según se ha convenido. Y se dice de ello: “fuiste optimista”, el Profeta se alegraba cuando oía palabras como “Oh Adulto, Oh aprobado”.<br /><br />En el Sahara mucha gente tenía superstición del gato negro, y creían que atraía el mal y la mala suerte, sobre todo después de encontrarle de noche, y también del búho, que son símbolos de superstición y presagio de la cercana muerte. El búho en la creencia de muchos hasanitas no se consideraba un pájaro, mientras que era un cúmulo de piedras sobre una tumba que se ha convertido con el paso del tiempo en un pájaro que habita los lugares abandonados del Sahara –y aun- evitan dejar sus ropas fuera y sobre los tejados por temor a que les viniera de noche el búho. Muchos de ellos interpretan ver en el sueño este odiado pájaro con la entrada de un ladrón en el hogar y el robo de todos los artículos que tuviera la familia. También hay superstición sobre el cuervo, que es un pájaro de mal presagio debido a su voz y su fea forma. Muchos hasanitas creen que quien sueña que está comiendo carne de cuervo será expuesto a una gran difamación que pudiera afectar a su reputación y honor, contrariamente a los beduinos de Libia (por ejemplo) que ven con buenos ojos al cuervo, diciendo al oír su voz: “Bien lo que diga el pájaro. Si es bien es para nosotros y tú, y si es mal es para él solo”<br /><br />Y también existe el vampiro cuya visión en el sueño significa la existencia de un hombre mago o de una mujer maga que amenaza uno de los miembros de la familia, mientras que su visión muerto en sueños simboliza un doloroso accidente. Se interpreta el aullido del lobo con la existencia de demonios, y dicen si el hombre sueña con el lobo lamiendo sus cabras, significa que va a perder algo muy valioso de sus bienes, sin embargo creen que la mordedura del lobo en sueño simboliza muchos bienes y favores.<br /><br />También hay una gran superstición entre los hasanitas con los reptiles, especialmente el escorpión, pues creen rotundamente que el escorpión quemado es símbolo de certera muerte y que quien sueña que está comiendo un escorpión eso significa que esta comiendo bienes prohibidos ilícitos. Mientras que la visión de dos escorpiones peleándose simboliza que va a ver un rápido pleito con un prójimo que pudiera llegar hasta la justicia.<br /><br />Y a pesar de que la serpiente simboliza en la mentalidad árabe la envidia y el odio, los hasanitas son ven bien el tropezar con una serpiente durante el viaje, y dicen que si la serpiente se para delante de una mujer embarazada es un símbolo de que tendrá un hijo varón, y si la persona sueña que una pequeña serpiente le muerde, es símbolo positivo de que se salvará de una profunda herida.<br /><br />Y también el asno entra en el pensamiento místico del Sahara, existiendo la creencia que el demonio monopoliza al burro, y por ello se apresuran los hasanitas a leer estas dos Suras “Di: Me refugio en el Señor de los hombres” y “Di : Me refugio en el Señor del rayar del alba” al oír el rebuzno del burro, y algunas familias interpretan el hecho de que una mujer vea un burro en sueños con su divorcio y que el hombre que vea este animal en sueños significa que se va a entrevistar con una gran personalidad y tendrá buen puesto en la sociedad y también quien vea a una burra pariendo en el sueño se duplicarán sus bienes y favores. Esto al lado de otros animales como la liebre, que muchos no se atreven a comerla por considerar que es reprochado o mal visto. El hombre del Sahara cuando tropezaba con una liebre, dejaba de viajar ese día contrariamente a si veía a las gacelas de rica carne, que simbolizan el optimismo y buena suerte. Lo mismo pasa con los caballos que simbolizan enfrentarse al mal, y por eso los Hasanitas protegen sus almas y cuerpos con herraduras de caballos. Esta tradición de origen árabe se prolonga a creen que la herradura del caballo era en lejanos tiempos el símbolo de “Achetrot” y cada que persona que encontrase una herradura la cogía con optimismo por considerar que el dios Achetrot se la había regalado. Y muchas personas en el Sahara creen que los caballos habían descendido del cielo, y por ello los caballos genuinos siempre andan con la cabeza erguida, tal como creen que si los caballos relinchan continuamente, y giran a su alrededor, y se apoyan sobre sus pies posteriores, simbolizan la existencia de un peligro que les amenaza.<br /><br />En la creencia popular Hasanita también se cree que el que sueña haber montado sobre un caballo obtendrá un gran prestigio, y soñar con un caballo equipado con su silla de montar significa la entrada de una mujer al hogar, resultado de un matrimonio o en feliz visita.<br /><br />Esto además de muchas creencias populares y diversas formuladas por los hasanitas en el Sahara a la talla de sus pensamientos totémicos y su amplia interpretación mística y antropológica de las cosas, y por ello, ligan la larga vida con el buitre, la valentía con el león, la fidelidad con el perro, el temor con la gallina, la vigilancia con el gallo, la paciencia con el camello y el asno, y la astucia y la perspicacia con el zorro y otros muchos modelos.<br /><br /><p></p></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-51957103657439973352010-04-10T16:11:00.004+01:002011-10-14T17:44:33.430+01:00Trabajo etnográfico: "Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular" (II parte)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHzOaA2GU2wS8Racvsfmh67gm2Z1r6LR7H232u8Ca1odbcnWj-hzdO045MQRQqYqqc3AWs9hjpzFBl8S2w2U1yJpBuFzqYpziCmKrcPfSRCZ4LnGAPB_ZKxKjw5AnRxQ2h7uEM/s1600/228.JPG"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5458541956709155890" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHzOaA2GU2wS8Racvsfmh67gm2Z1r6LR7H232u8Ca1odbcnWj-hzdO045MQRQqYqqc3AWs9hjpzFBl8S2w2U1yJpBuFzqYpziCmKrcPfSRCZ4LnGAPB_ZKxKjw5AnRxQ2h7uEM/s400/228.JPG" /></a><br /><div align="justify"><p></p>Cuando se le caía un diente de leche a un niño, éste lo cogía entre dos dedos, miraba hacia el sol y lo tiraba diciendo: “Oh sol, cámbiamelo por otro mejor” y siguiendo esta antigua tradición, los saharauis a cuyos hijos les caían sus primeros dientes, ordenaban a sus pequeños cogerlos y arrojarlos en dirección del sol, durante su ascensión repetían las siguientes palabras: "Oh, Sol coja el diente de un burro, y dame el de una gacela".<br /><br />La mujer que no pare más que hijas realiza lo que se llama etaguib y significa que trenza su pelo de una manera particular. O recurren a colocarse una sola pulsera de tobillo en lugar de dos. También se aconseja a estas mujeres ir en el cuadragésimo día después del parto a algunas de las familias que han tenido hijos para ser bendecida por esta familia y pedir a la dueña de la casa agujerear la oreja de la hija pequeña para que le sigan hermanos varones. Y aparecía en el libro de los Hanbali (escuela jurídico-religiosa islámica que se dedica a resolver los problemas que puedan surgir en el contexto de la Ley Coránica) que perforar los oídos de las hijas para decoración es permitido pero se repudia en los muchachos varones y en las decisiones del Juez Khan, de los hanafitas. No está mal visto perforar las orejas de las hijas, porque se hacía en la era preislámica y el Profeta no lo censuró de entre las otras prácticas populares que no trascienden del círculo del pensamiento místico del hombre hasanita en el Sahara. La mujer que desea tener hijos varones recurre a beber la orina de la camella que sólo pare machos y da de beber su orina a la misma camella para tenga el efecto recíproco, además de comer algunos huevos de serpiente… y otras muchas cosas más. Cuando se consigue este anhelo y dicha mujer da a luz, se sacrifican cabras y se ulula y la madre del recién nacido pone en su frente una mancha de color verde o cuelga un anillo en su cabeza.<br /><br />Además de esto existe la creencia en el Sahara que cuando la mujer cuyo periodo de parto se acerca, se dice que ha puesto uno de sus pies en la tumba y el otro su borde, simbolizando que está más cercana de la muerte que de la vida. Es un ritual popular hasanita basado en la creencia mística ligada a la vida, la muerte y la extinción<br /><br />Y también cuando una mujer saharaui sólo pare niñas su familia recurre a llamar a la última de ellas con el nombre de Tawfa, Basta, o Izana, Suficiente, ambos nombres simbolizan convicción y suficiencia, y en ello culmina una clara señal de deseo de tener varones, anhelados por mucha gente, que los prefieren a tener hembras, y que es un deseo que se prolonga en la mentalidad asentada, en el pensamiento del ser humano de las comunidades agrícolas y trashumantes… y de esta forma se dice al hombre que acaba de tener una niña que "se le ha caído una cocina" o que “ha sufrido un chichón”. Sin embargo al que acaba de tener un hijo varón todo el mundo se apresura a felicitarle, por el hecho de haber "tenido una jaima".<br /><br />Antiguamente los hasanitas recompensaban a la niña seguida de su hermano varón poniéndole lo que se conoce como redila, trenza en la frente, decorada con muchas joyas y perlas especiales y abalorios que producen sonidos siempre que la muchacha mueve su cabeza. Los habitantes del Sahara interpretan dichos sonidos como sustituto de petición de salvación, paz y longevidad.<br /><br />Otra costumbre popular común en el Sahara, y que se inscribe en la interpretación mística de los acontecimientos de la vida y sus dificultades, es la de que muchas mujeres de recurrir inmediatamente después de peinar sus cabellos y cortar sus uñas a librarse de esos restos escondiéndolos en un lugar secreto por creer que existen quienes los manipulan para efectos malignos. En medida de la proliferación de estas creencias se extiende la incapacidad de enfrentarse la realidad y entender sus secretos. Hecho que hace que la persona corra engañada detrás del dominio místico de su presente y futuro mediante la atadura de su esperanza en imágenes engañosas y hacer que se desvanezca miedos, debilidades e incapacidades ante enemigos místicos simbólicos visibles e invisibles<br /><br />En el ámbito de los sueños hay muchas explicaciones que no salen del círculo de las creencias populares por los cuales se interesan los hasanitas y que se ligan a las imágenes y visiones que llenan su oculta imaginación durante el sueño, "siempre el sueño es hermano de la muerte" como dicen. De entre estas explicaciones las lágrimas durante el sueño, son signo de muerte de un conocido; soñar con una boda es una señal de muerte, por el contrario soñar con la muerte significa longevidad y larga vida; ver el mar en sueños significa que se va a entrar en batallas; el hundimiento se interpreta con el fracaso, mientras soñar con la henna (tinta para tatuaje tradicional) se interpreta con un pleito; soñar con la subida a una montaña podría significar que el soñador ocuparía un cargo supremo, y ver pescado asado durante el sueño podría simbolizar la obtención de abundancias; mientras que el sueño con escorpiones y serpientes podría significar la existencia de envidia… y hay muchas otras interpretaciones que toman su significado de diferentes observaciones y audiciones de sueño que no se pueden creer en muchos casos.<br /><br />De entre los otros rituales populares extraños hay que destacar la opinión de los saharauis sobre los días de la semana. Prefieren viajar y poner nueva ropa el martes, contrariamente al viernes, designado a la pureza y a la ablución siguiendo la Doctrina Profética. También se aconseja no lavar la ropa el miércoles y sábado y no peinar el pelo y cortar las uñas en el domingo, y acompaña a estos días recitar una serie de refranes seleccionados que reflejan el temor de la comunidad hasanita de las desventajas que pueden atraer esos días, entre ellas:<br /><br />- Leznein ifikna min si chein: Lunes que nos salve del mal<br />- Ezlaza ifikna min waaza: Martes que nos salve de las enfermedades<br />- Lareba ifikna min daawa mgareba: Miércoles que nos salve de un insulto maligno<br />- Lejmis ifikna min dihlis: Jueves que nos salve de los túneles oscuros<br />- El jumoa la isaiel aleina demaa: Viernes que vertamos lágrimas<br />- Esebt sabet we saad nabet: Sábado alentador y suerte creciente<br />- El had ibati anna lahd: Domingo que tardemos mucho en ver el sepulcro…<br /><br />En el Sahara, los hasanitas no pasan por encima de una persona si está dormida ni hacen pasar por encima de su cuerpo un recipiente por temor a que lleve puesto un escapulario que contenga los nombres de Al-lah.<br /><br />Las creencias populares del Sahara incluyen igualmente las piedras preciosas, cundiendo la fe de la eficacia de la piedra zinzira, de color verde, en la prevención del mal de ojo para los niños pequeños así como la piedra chriaa, usada con frecuencia en los collares y anillos, pues se cree que tiene la cualidad de proteger del mal de ojo y la envidia. Igual ocurre con otras piedras como “El Puro Leban”, de color amarillo, el Kus, piedra preciosa de color, y piedras como el Meyal, a la que recurren las mujeres cuyo parto se ha retrasado quemándolas como incienso… Semejantes creencias juegan el papel de mecanismos de defensa, crean psicológicamente un grado de satisfacción ante el incierto destino y siembran la calma en la psicología del hombre que sufre tensiones.<br /><br />Hay muchos ejemplos ligados a los ritos del matrimonio en el Sáhara. Pasadas pocas horas después del clima festivo animado por los igawen (cantantes populares tradicionales), durante los días de la boda, se presenta el novio, al que se apoda Sultán o Mulay, con todos sus uniformes y rodeado por todos los individuos de su familia en una marcha fervorosa llena de aplausos, sgarits (grito de júbilo de la mujeres) y canciones con las que se desea expulsar a los malos espíritus y los demonios que participan habitualmente en este tipo de eventos para hacerlos fracasar. Por ello se aconseja al novio tener un cuchillo (o cualquier otro utensilio de hierro) en su mano o en su bolsillo, debido a que los demonios o diablos rehúyen el metal.<br /><br />El novio antes de entrar en la jaima, debe dar tres vueltas alrededor de ésta creyendo con ello en el inicio de una alegre vida matrimonial, contrariamente a la novia, que no se presenta hasta que acabe la fiesta, a horas tardías de la noche, una vez embellecida, trenzados sus cabellos, cosida a sus ropas conocidas con el nombre de baisa, una ropa blanca y otra negra que no deben ser cosidas por una mujer divorciada o viuda, por superstición a que el destino de la novia sea idéntico al de la costurera.<br /><br />Añadimos a esto zikaf, rabt o gbid dhar, que en dialecto hasani significan un tipo de magia practicada por un mago o por una bruja que solicita a los demonios que el novio sienta la total impotencia en el momento de yacer con su esposa. Estas prácticas son conocidas en caso del hombre como Atar y de las mujeres Anudar, a partir de un proceso de magia consistente en cerrar y abrir, y basado en un grupo de herramientas que se abren y cierren como el candado kifl, las tijeras mikas, la puerta bab, las latas ulab. Y se prohíbe al novio o la novia responder con la voz a cualquier persona que les llame por su nombre.<br /><br />Otras prácticas populares preventivas contra la impotencia que ejercen los hasanitas para hacer fracasar el efecto de zikaf o gbid dhar y evitarlo es que el novio se siente encima sobre sus sandalias en la jaima de la boda o que ponga una aguja de coser en su sandalia derecha o camuflarla en el interior de la pernera derecha de sus pantalones<br /><br />En cuanto a la mujer, hay otros rituales preventivos que se emplean en vista de proteger su honor y su castidad. De entre ellas se puede señalar que la madre recurra a agujerear un antiguo plato con agujero grande que permita ser atravesado por la niña siendo aun pequeña, de arriba hacia abajo comenzando por la cabeza, tres veces al menos. Durante esta operación la madre debe repetir lo siguiente Minti hait, uld nas jait, es decir "Mi hija es una pared, y el hijo de la gente es un hilo" y luego procede a ocultar el plato agujereado en un lugar seguro.<br /><br />Otros rituales y creencias especificas a Id El-Adha (Fiesta del Sacrificio):<br /><br />La cultura hasanita que caracteriza al hombre del Sahara, como dato ideológico y de conocimiento, resultante de un ambiente beduino, ha estado y de manera constante atada a los buenos métodos y valores tribales, se ha interesado por resolver muchos temas y asuntos extensamente relacionados a los comportamientos e ideas de las personas y sus comportamientos individuales y colectivos.<br /><br />Entre estos temas, encontramos ritos y costumbres populares y las creencias y prácticas místicas que las acompañan, que se han arraigado en la memoria de la gente, se han reproducido y han obligado su presencia en el tiempo y en el lugar, entre ellos las manifestaciones de alegría, miedo y tristeza. Se trata de comportamientos etnográficos que implican vacío de pantomímica y exageración, revelando la existencia de una cultura paradójica que recoge sus elementos de una mentalidad compleja, difícil de analizar en muchos casos. De la profundidad de esta cultura popular que promueve un conflicto dialéctico entre el medio natural y la cultura (o “Lo crudo y lo cocido” según el ensayo del antropólogo Claude Lévi-Strauss) ponemos de manifiesto algunas de las prácticas populares caracterizadoras del festejo de la comunidad hasanita en la celebración de Id El Adha<br /><br />Encarnación simbólica de la muerte:<br /><br />Id El-Adha es una alegría que se arraiga en los corazones de los musulmanes y un evento de sacrifricio antiguo en el tiempo. Durante el mismo la gente expresa su alegría y felicidad mediante el uso de nueva y pura ropa, limpiar las casas y preparar los utensilios y muebles. En él también prevalece la tolerancia y se refuerza la atracción de la reunificación mediante el intercambio de visitas entre los parientes y seres queridos.<br /><br />Id El-Adha simboliza en la memoria popular hasanita los acontecimientos conmemorativos que encarnan la simbolización de la muerte (matanza y sacrificio). Se trata de un antiguo ritual de sacrificio en la historia del Islam en el cual mencionó Alah Todo Poderoso la historia del profeta Abraham, quien estaba a punto de matar a su hijo Ismail en respuesta a la petición de Alah, pero finalmente cambió a Ismail por un gran cordero en pro de Alah. Por eso se le llamó Id El Adha, por ligarse al sacrificio. Y en el Hadiz se dijo que “los habitantes de cada hogar están obligados cada año al sacrificio". Los sacrificios de El Id constituyen la principal actividad de la fiesta de conmemoración de Achura. Es típico de esta festividad utilizar el fémur del cordero para hacer la marioneta conocida como Achur. Entre los marroquíes se utilizan las pieles de ovejas y cuernos del carnero.<br /><br />Rituales y prácticas populares:<br /><br />La gente del Sahara vela a menudo a recibir El Id con muchas preparaciones siguiendo en ello la tolerante doctrina profética, puesto que durante la noche de El Id, las mujeres saharauis proceden a pintar sus manos y piernas con alheña y tatuajes resultantes de su uso (o el bienestar como se conoce localmente), como forma de celebración simbólica con el cuerpo. También limpian las casas y preparar los utensilios y los equipamientos necesarios para dicha ocasión.<br /><br />La celebración de Id El-Adha comienza con la realización de la oración del Id en la mañana del primero de sus cuatro días y la culminación del sacrificio. Durante éste salen los niños después de haber vestido sus nuevas ropas y nuevas joyas o adornos. A lo largo del día la gente intercambia las palabras de enhorabuena y bendición y continúan las visitas entre ellos hasta el rezo del mediodía, donde se comienza a almorzar y donde, y aun persiste, tiene lugar una de las tradiciones de los habitantes del Sahara que es presentar incienso y perfumes a los huéspedes antes de que salgan. Elegir las mejores calidades de perfume aun constituye un asunto común y habitual entre los hasanitas<br /><br />Después de la oración se matan a los corderos poniéndoles pequeñas mezclas de cebada y alheña en sus bocas, y sacrificándoles en dirección de La Meca, Kebla, mientras se recita el versículo: ‘Es cierto que te hemos dado la Abundancia, por eso reza a tu Señor y ofrece sacrificios"<br /><br />Y a partir de una mentalidad que brota del pensamiento supersticioso común, cunde la habitud entre los habitantes del Sahara en este evento, Fiesta de la Carne, de guardar parte de la sangre del sacrificio, de color rojo oscuro, en un recipiente del hogar, asumiendo esta misión el ama de casa, cundiendo la convicción del efecto de este ritual en mantener y reforzar los lazos entre la familia. Esa sangre más tarde se seca y se utiliza como incienso para el mismo propósito.<br /><br />Y a pesar de la gran ambigüedad de esta totémica práctica, algunos relacionan la forma y color de la sangre de los sacrificios a ciertas explicaciones y predicciones metafísicas ligadas al futuro de los miembros de la familia. También se puede utilizar dicha sangre en recetas mágicas o médicas, bajo forma de amuletos o escapularios para proteger los niños lactantes y su prevención de todo daño al que pueden estar expuestos durante su primera cuarentena de días de edad, o para embellecer o decorar su pie derecho con una línea roja en forma de pulsera de tobillo empleado por la mujer para adornar sus piernas.<br /><br />Además de crear para el público en general gran sensibilidad y ambiguas sensaciones por ser compatible, en color y olor, a muchas de las complicadas características y rituales de la magia. Por ser un útil de pureza según la creencia popular hasanita puede desempeñar el papel de magia curativa o de medicina terapéutica contraria, ¿acaso no es la medicina hija de la magia como dicen?<br /><br />Algunas mujeres hasanitas recurren a la trituración de la sangre seca de los sacrificios y mezclarla con la alheña para curar algunas de las enfermedades relacionadas con el mundo femenino, en especial aquellas que afectan sus pechos... y hay mucho más.<br /><br />El día de nuestra fiesta es el día de nuestra hambre:<br /><br />Los rituales populares de Sahara reflejan largas experiencias de la vida de la gente durante su larga historia plena de pluralidad y diversidad. Sus creencias dejan una clara huella en el comportamiento de la sociedad marcándole con actitudes y costumbres populares profundas en su complejidad. De la profundidad de este ritual brota una extraña paradoja en el Sahara, puesto que muchas tribus y clanes prohíben comer la carne de los sacrificios en el día del Id ,conformándose únicamente con comer Afachay, el hígado, los pulmones, el corazón y Duwara el estómago, creyendo que cortar y consumir la carne del sacrificio, lo que se conoce como herir El Id, provocaría perjuicio para la familia y causaría desintegración y desorden; así, la carne del El Id solo se consumirá a partir del segundo día de la fiesta, y por ello, los hasanitas decían durante el primer día de la fiesta: "El día de nuestra fiesta es el día de nuestra hambre"<br /><br />Hay otros rituales populares que no se interpretan que en su calidad de operaciones para purificar el espíritu (sentido de catársis) de las alucinaciones y el miedo del futuro, como la conservación de la vesícula del animal y colgarla en la pared de la hogar y dejarla secarse con el paso del tiempo. Muchos ligan esta tradición con el deseo de expulsar la maldad y alejar la tristeza del ambiente familiar y darle un carácter de armonía y de coherencia, o la renovación en cuanto a la relación de los conyugues. Y algunos indican que la vesícula secada se emplea también en el Sahara para curar muchas de las enfermedades de la piel.<br /><br />Hay otras costumbres locales que marcan la naturaleza excepcional de los fenómenos populares en el Sahara, como la prohibición de comer el bazo, taihan, para aquellos cuyos padres aun viven. Contrariar este ritual constituye una forma de asesinato simbólico del padre. Además de otros muchos rituales sociales que reflejen los lazos de cohesión y comunicación familiar. De entre ellos la reunión de la familia en el hogar del más viejo o el más notable, esto radican los significados de la sinergia y de cohesión social... CONTINUARÁ<br /><br /><p></p></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-13182980496253833162010-03-21T14:43:00.002+01:002011-10-14T17:44:48.058+01:00Trabajo etnográfico: "Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular"<div align="justify"> <p></p><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 267px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5451082416716717906" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGVcRBz4UG7JoK5jS-0srOc2ocodlj6Pad9LtF6V6EcDesa1UUXPjEDvMtCgwG4_Rl6W3dmJ7ClLUFoUBWT3wXuGIy73R4d0kb1BDY-fiWi9yorxt3bTAbVs-mqDBoBWeo11wJ/s400/camellos+y+el+pozo.jpg" /><br />Presentación:<br /><br />“Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular”, bajo este título, Brahim Elhaisen con una ponderación considerable y una indagación pertinaz nos invita este extraordinario trabajo etnográfico a viajar por los fascinantes laberintos de “El reino de este mundo hasani” en el que hurgamos sin darnos cuenta en la relación implícita del pasado y el presente de las raíces del acervo cultural saharaui. Es la transición oral y material de un folclor integral y bien definido geográficamente que emergió de una estrecha convivencia, donde lo negroide, bereber, y lo árabe marcaron la huella e impronta indeleble en su surgimiento. Es el cruce de la proliferación de valores, conceptos y creencias que tejieron el conjunto humano hasani desde el sur de Marruecos, el Sahara Occidental, Mauritania, sin obviar los demás límites fronterizos, Tinduf y Tombuctú. Todo un cúmulo de facultades y experiencias adquiridas con el roce casi permanente con otras civilizaciones más próximas o más lejanas que despertaron en su día en el individuo saharaui una contemplación y una veneración de su entorno, el desierto, con su destello, magia, miedo, y la fuerza sobrenatural que invoca a la reflexión. Es por tanto el juicio contemplativo, ilusorio, real, sencillo y complejo que nos inserta una disertación favorable y contraria, en la que intervengan elementos potencializadores que encierran los secretos de los ritos, costumbres y tradiciones que configuran una simbiosis en la que nunca falta la espiritualidad y la temporalidad absoluta de la sociedad beduina.<br /><br />Por su interés, extensión y complejidad, la traducción del árabe al español de este trabajo se impone como una necesidad imperiosa y más aún con el sumo agradecimiento a todas aquellas personas que fueron consultadas tanto en la traducción como en la corrección. No obstante, ojala que el propósito deseado por todos sea cabal y como decía George Steiner: “Sin la traducción habitaríamos provincias lindantes con el silencio”.<br /><br />email: mohfakala2004 @ yahoo .es<br /><br /><br />PRIMERA PARTE:<br /><br /><br />Entre la concepción religiosa y la autoridad de la creencia popular<br /><br />El pensamiento mitológico hasani del Sahara está lleno de muchas creencias y rituales populares heredados de los antepasados y antecesores, que se pueden clasificar conforme a la concepción mística, mitos y falsas ideas de muchas cosas relacionadas con la vida cotidiana… algunos ocurren debido a causas naturales y fisiológicas ligadas al cuerpo humano y algunos son explicados mediante múltiples significados sumergidos en la interpretación.<br /><br />Casi todas estas creencias populares provienen del pensamiento místico que florece y prospera con la existencia de casos del miedo, preocupación, sensación de debilidad… y otras que emergen de las leyendas repletas de valores y principios que representan un modelo intelectual complejo que dibuja los límites de la actividad humana en la sociedad hasani. Semejantes prácticas y precauciones populares exceden la psicología para impregnar la literatura, la religión y la cultura, y refleja una cultura mística que sombrea y oscurece la mente humana. Ha tomado la atención de los eruditos e investigadores, antropólogos y sociólogos y ha tomado la atención de muchos sabios de la parapsicología, autores de estudios científicos de ciertos fenómenos naturales y humanos difíciles de interpretar desde el punto de vista científico.<br /><br />Por ejemplo, el joven Jung excava en las profundidades de los mitos y antiguas religiones, el pensamiento totémico, la secreta literatura de la alquimia (Química) y la ciencia de la astrología, que siempre ha ayudado la gente a superar sus crisis personales, o lo que él llama “Crisis de la media vida”, pues creía categóricamente que mediante la sinceridad y no ocultar las respuestas oprimidas de la mente, la gente podrá ser más complementaria. Jung utilizaba la relación de las expresiones para extraer la confesión.<br /><br />Según la definición idiomática y según los estudios que dominaron la ciencia del folklore, las creencias representan el significado religioso surgido en este término. Antiguamente las creencias eran llamadas creencias o supersticiones, especialmente para los hombres de religión cuando la creencia popular estaba arraigada en los corazones de la gente y afectaban a su alma, y les dibujaban en sus mentes diversas formas, que era una máscara de detección que llenaban el alma de la gente de sentimiento, sensación, alegría y miedo, fe y sosiego, sobre todo si se trata del mundo espiritual o algunos aspectos de la realidad vivida, resultante de ciertas condiciones con las cuales convivió el ser humano, y se convirtió más adelante en parte de su vida de la que no puede prescindir. Las creencias populares no se observan, son compatibles en su sensibilidad por carecer de los dos elementos de la racionalidad y la lógica comenzando con el pensamiento del hombre primitivo que era incapaz de explicar los fenómenos naturales, lo que le llevó a la santificación y glorificación de algunos de esos fenómenos, llegando hasta el pensamiento religioso que comprende dos elementos claros que rigen de acuerdo a la opinión de los hombres de la religión; este aspecto en la vida de las sociedades son las creencias y rituales religiosos. De allí se aclara la comprensión de las creencias como encarnación de ideas y sensaciones de la gente cara a los fenómenos naturales regulares y su concepción irregular sobre el terremoto, el relámpago, los eclipses y los fenómenos fisiológicos como el sueño, el dormir, la muerte, ver el futuro y la vida con todos sus diferentes medios, lo que les conducía a creer en las piedras, el agua, las plantas, los animales y la carne, las formas, las palabras, los números y los himnos que se crean en su modo de afectación sobre esta energía sobrenatural y su sometimiento a la voluntad del hombre.<br /><br />El árbol o la mata del lugar de residencia no se quita (Sadret lemrah ma tenglaa)<br /><br />De entre las creencias populares más famosas del Sahara que emana de una rica fuente y se basa sobre indicaciones históricas y etnográficas sumergidas en la antigüedad, el hecho de creer en muchas cosas y prácticas de las cuales se espera evitar el daño, y la expulsión de la mala suerte, la maldad y el riesgo… por ello se prohíbe silbar y ulular dentro de los hogares (jaimas: tiendas) porque atrae la muerte y la perdición. También la destrucción de utensilios de cristal y porcelana y su exposición a la rotura se explica como alejamiento de la aflicción y el riesgo. Y en este contexto se dice en hasania: “rafed el bas” (se llevó el riesgo). También las zapatillas o calzados puestos boca abajo sobre el umbral del hogar trae la mala suerte; cuando se pone una sandalia sobre la otra simboliza un inesperado y próximo viaje. En lo referido al mal de ojo y al daño que causa, se recurre cuando se juega con un pequeño niño en presencia de sus padres a describirle con palabras de no elogio (pero que se refieren simbólicamente a lo más hermoso), entre ellas el jaib (incapaz) y shouein (feúcho) diminutivo de la palabra hasani shein (feo) que es una palabra que simboliza término de fealdad. La picadura puede ser asociada a causas naturales como la sensibilidad de cuerpo o dolores en un determinado área del cuerpo (mano, cara). Se puede interpretar el guiño del ojo derecho y frotar la ceja derecha con una esperada alegría (matrimonio, el retorno de un prójimo que se ausentó por mucho tiempo…) y también frotar la palma de la mano derecha se liga según la creencia popular al recibimiento de buena fortuna o el encuentro con un ser querido en corto tiempo (como ocurre con frotar la ceja derecha) y frotar la mano izquierda se interpreta por la recepción o el depósito de dinero y su recuperación. Y hay quien interpreta el entrelazar las manos durante el desposorio con la existencia de una inesperada petición de mano…<br /><br />En cuanto al zumbido del oído izquierdo, se interpreta con la presencia de un individuo que hable bien de nosotros, o que hable mal cuando sucede el zumbido en el oído derecho, conforme al proverbio: el derecho perjuicio y el izquierdo beneficio.<br /><br />Entre los rituales sociales bastante practicados por los saharauis solicitando lluvia en ciertas zonas, se levantan en enérgica marcha pública llamada takenja (figura elaborada con la ayuda de palillos) llevando palos decorados con tela de colores y piezas de paja pintada cantando algunas palabras seleccionadas, de entre ellas:<br /><br />Takenja oh Al-lah, Al-lah<br />Atraiga la lluvia sin límite.<br />Oh, nubes que pasáis<br />Por Al-lah moja a las viejas<br />Oh, nube que no aparezca<br />Oh, Al-lah que pare una virgen, etc.<br /><br />Y también sale un grupo de niños cantando una serie de canciones específicas para la lluvia entre las que se puede citar:<br /><br />Levántate, levanta, oh, nube<br />¡Aumenta, aumenta, Oh, lluvia!<br /><br />En cuanto a las mujeres, se peleaban por los paños (regae, singular rega), un trozo de piel que se pone debajo del molino manual de piedra al moler el trigo o la cebada. Además de esto se llevaba a cabo la oración de la solicitud, que es otro ritual religioso empleado en las religiones monoteístas para pedir la clemencia y rogar a Al-lah Todopoderoso cuando la gente necesitaba agua.<br /><br />En la medida en que el agua / la lluvia representa una misericordia beneficiosa, puede convertirse en una maldición en cuanto suceda perjuicio resultante de la abundancia de las precipitaciones. Por eso los árabes recurrían antiguamente a la práctica de muchos rituales populares para parar la lluvia, especialmente el Hibas (parar), durante el cual sepultan los campesinos sus hachas en la tierra cantando de forma colectiva la palabra ahbas, ahbas (para, para), mientras realizan diferentes movimientos y gestos expresivos.<br /><br />En el Sahara, la gente que teme las lluvias torrenciales recurren a dirigir un espejo o un tamiz hacia las nubes condensadas en el cielo creyendo que este ritual retrasaría la caída del agua, lo que se se llama en dialecto hasani gbid shab (coger la lluvia). También se recurre a tal fin haciendo salir a “una mujer muy fea” (mra sheina), que desvela su cabellera bajo las precipitaciones lluviosas. Estas mujeres son muy conocidas en el medio hasani y se les conoce como “la mujer que ahuyenta la lluvia”.<br /><br />En el ámbito de la preparación del té los hasanitas interpretan el deslizamiento del vaso sobre la bandeja con una esperada y rápida visita, y cuando se pega un trozo de carbón encendido al fondo de la tetera al cogerlo de la frenna o brasero, se interpreta como la confirmada visita de una mujer.<br /><br />Además, y ligado a los conceptos de prevención y prohibición, no es deseable en el Sahara llamar a alguien inmediatamente después de abandonar al grupo o la reunión (especialmente si él se dispone a viajar) porque eso le traería apuros y peligros, por lo esta bien visto llamar a alguien cuando está saliendo de la jaima, y debe en ese caso regresar a la casa y comer un pedazo de azúcar o posponer la fecha del viaje. Como se prohíbe, por la misma razón y en el mismo contexto de próximo viaje, pasar la escoba para limpiar la casa por un periodo no inferior a tres días.<br /><br />En el Sahara también los hasanitas creen firmemente que el “árbol del lugar de residencia no se quita”, es decir que se prohíbe quitar plantas de delante de la jaima o de la guarida de los animales porque ello atrae al mal para la tribu y aniquilar al rebaño (el rebaño, el haya, significa lo que posee el hombre saharaui de camellos y cabras). También se prohíbe a cualquiera pasar por delante de la tienda, llevando en la mano, viejos cacharros como ollas de aluminio forjado, ollas oxidadas, recipientes de arcilla o calentador de agua magresh, con óxido negro. Se aconseja no beber ni comer cualquier alimento o en cualquier recipiente que haya pasado la noche a la intemperie sin estar cubiertos, puesto que cunde la creencia entre la gente del Sahara que los diablos que habitan el desierto, “aquellos que no se mencionan”, “los ocultos”, que es como se refieren a los demonios y los espíritus, dyin, han bebido o comido de ellos.<br /><br />Cuando la mujer se embaraza, se le aconseja tomar muchas precauciones, entre ellas no mirar de manera continua las cosas feas para evitar la malformación del feto que lleva en entrañas. Durante el periodo del embarazo se deben satisfacer todas sus solicitudes, puesto que privarla de las cosas que anhela puede perjudicar a su hijo, culminando con la aparición de una señal, antojo, en cualquier lugar de su cuerpo.<br /><br />Según los rituales hasanitas, durante el embarazo se puede desencadenar una mala noticia para la mujer, consistente en que su marido la haya divorciado y se haya casado con otra, por la creencia de que el miedo y los celos contribuyen a “cambiar el sexo del feto”. También existe la creencia entre los saharauis de que la mujer que haya parido muchos hijos varones, sus hijas también parirán muchos, por lo que muchos hombres quieren casarse con ellas, esperando tener varones, conforme al proverbio popular hasani: “Ponga la olla boca abajo, la muchacha asemeja a su madre”. Antiguamente, los saharauis creían que si el recién nacido tenía en la boca un pequeño diente, no era bendito, no traería el bien y la bendición, sino que era un mal presagio para la familia. Se decía que tal hecho era debido a que la madre había deseado algo durante el primer periodo del embarazo pero que no se le había dado. Por esto se recurría a la búsqueda de lo que había pedido la madre, con la creencia de que al encontrarlo, inmediatamente caería dicho diente. Después de esto aparecen los dientes de leche en su momento natural y ya no se preocupan las familias por su aparición tardía, por mucho que pasara el tiempo. Esta época es muy sensible y crucial en la vida del niño, pues se le oculta de la vista de las mujeres hasta que aparezcan sus dientes por temor al efecto del mal de ojo y la maldad de los rencorosos (el mal del ombligo).<br /><br />Cuando la mujer saharaui daba antiguamente a luz un varón, una mujer vieja le ponía tinta negra y se encargaba a un esclavo negro la tarea de agujerear su oreja, sobre todo si el recién nacido tuviera hermanos que hubieran muerto antes de su nacimiento. También se recurría a cortar a un trozo del lóbulo de la oreja y darlo a la madre para comérselo, por creer que dicha acción podía proteger al recién nacido de la muerte en su cuna. Y siguiendo antiguamente las huellas de los árabes que colgaban sobre el niño el diente de un zorro o el diente de un gato por temor a que fuera raptado o el miedo al mal de ojo. Cuando se le caía un diente de leche a un niño, éste lo cogía entre dos dedos, miraba hacia el sol y lo tiraba diciendo: “Oh sol, cámbiamelo por otro mejor” y siguiendo esta antigua tradición, los saharauis a cuyos hijos les caían sus primeros dientes, ordenaban a sus pequeños cogerlos y arrojarlos en dirección del sol. CONTINUARÁ…. </div><div align="justify"><p></p></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-27782082092700833182009-11-02T19:29:00.002+01:002009-11-02T19:31:44.574+01:00El paracaidista desconocido</p> <img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 216px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5399575475955292898" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9XU-RTkA-CKcbGQYBVc0ibFDil-Raz_w8EyX-7s7IIllkaZDUzUlPCRyURaDchQYgUVDHfALHDF9exFr30aqNhklOb7UE1LKKNzYzobcg9Mw_DAJhal3qgJ-u-YcVubLWXTLW/s400/junker0fr.jpg" /><br /><div align="justify"><br />Sin pensarlo demasiado enterró en las profundidades del ego en el anonimato para poder actuar con simpleza propia. No escatimó ningún esfuerzo para que se incorporase en la generosidad y grandeza de hombres y mujeres que se ven representados por igual en la nobleza que sólo es comparable con la mitad del cielo.<br /><br />La charla con nuestro invitado comenzó con una reflexión sobre el cambio operado en el tiempo y en la distancia de un hombre que en su juicio particular no se había percatado en su andadura de los años pasados, marcados por sentimientos que sigue enarbolando con creces Las múltiples facetas de la edad vivida con intensidad donde nunca faltó la anomalía que distorsionó el tren de vida de toda una población. Sin embargo, los escollos despertaron en la conciencia colectiva la benevolencia del pasado que sigue siendo presente. Por ello, nuestro amigo, nunca dejó de recalcar que el destino no era más que una estela que nos llevaría a donde teníamos que llegar. Nos llevaría equitativamente a lo que mereceríamos como seres humanos. Probablemente por obra y gracia de esa realidad resurgen al azar los personajes que engendra la historia en cada momento concreto. En efecto, el hombre le llevó el entusiasmo y la vanidad de un joven llegado del medio rural a incorporarse a la escuela de paracaidistas del Sahara.<br /><br />Añoraba la altura para poder ver mejor las cosas, poseía un afecto tremendo al águila que parecía impresa con moldes bien claros en su boina negra de paracaidista. Ojala que todas las boinas de esa pinta tengan el mismo significado y gloria como la de El Ché y su estrella solitaria que iluminó a medio mundo con sagacidad justiciera.<br /><br />Llegó al cuartel de las fuerzas del aire, presto a olvidar las penas del pasado y despejar la mente de tanta dualidad en un poblado sumergido en un profundo contraste que revela el dramático aspecto económico, político y social de una población hibrida.<br /><br />En el mismo lugar se sentía para sus adentros la fuerza de la continuidad, la distinción incomparable y el canto de gloria que lo elevaría contra el narcisismo. Miraba el cielo con más frecuencia. Entendía que los límites del universo no sobrepasaban las nubes grises que esconden lluvias sórdidas y otras ácidas como el limón que exprimía a solas en las noches solitarias del cuartel de las boinas negras.<br /><br />Quería pactar con los secretos del universo para rehacer la vida con ganas de vivir, pero la cosmografía le enseñó que tenía que ser un buen paracaidista, mirar con certeza la claridad del alba y la oscuridad del cielo; tanto de noche como de día, mirar hacia abajo para ver mejor desde arriba la última estrella que nunca se mueve de su propia galaxia.<br /><br />La primera lección que aprendió fue esa que rezaba: atenerse al primer paso que llevaría al vacío con el sostén del paracaídas. Había que maniobrar bien en el interior del destartalado Junkers, que espantaba a los pájaros y reventaba a los tímpanos a causa del ruido mezclado con denso humo que envenenaba por igual a cadetes y a medio ambiente.<br /><br />La tensión sacudía a los corazones de los padres del paracaidista, cuando lo vieron por vez primera viniendo del cielo encaramado a una sábana blanca de lino que despedía en el aire un aparato de las fuerzas del airea la altura del altozano de los vientos fríos (Gur -El berd). Después de las fortísimas acrobacias un camión Ford -K recibía a los mareados para llevarlos al reparto del rancho, entonces la tensión se esfumaba y todo volvía a la normalidad, era la aproximación razonable que despierta en el subconsciente la temeraria distancia entre la tierra, el mar y el cielo en un cálculo mental. La supuesta inercia con su aire frío va empujando poco a poco el paracaídas, las sogas y la angosta silla del piloto de los aires y de los vientos.<br /><br />En tierra firme, el paracaidista comenzó a reflexionar sobre la historia y la hazaña para poder olvidar el sopor y el vértigo que martilleaban su conciencia de soldado.<br /><br />Con aparente modestia se despidió con un saludo castrense sin querer revelarnos su nombre... No insistimos en que lo hiciera si así lo prefería, muchas gracias por el anonimato. Pobre paracaidista, tanta altivez con que presumía, le fue robado en un instante por una Dama de Elche.<br /><br /></p><br /></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-52519848206707741482009-08-30T12:28:00.002+01:002009-08-30T12:33:24.524+01:00El juego del viento</p> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5375717490367103170" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 240px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUMJEUGCEZ3ddgN4h9KOzKlFl_Fh95UQk0S0Vy98TUHgSIMJ-bpJ5iyRf6WXb1AvGWcajAnZq5GqGd3Rm3Rfjx4xw7JZN-JPiYoZarxL-6uU2FAGK748znhIN3RDm9KcIPgKZq/s400/SIROCO.JPG" border="0" /><br /><div align="justify"><br />En comparación con otros vientos, el siroco<a title="" style="mso-footnote-id: ftn1" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftn1" name="_ftnref1">[1]</a> cubre el rostro tanto de día como de noche en un acelerado encuentro con el litoral atlántico, en el que pierde la euforia devastadora que traía del desierto. Asegura la leyenda que no pasaría inadvertidamente sin que sus brazos de gravilla dejaran máculas sobre paredes, pedregales, hombres y matorrales. En su viaje frenético agrieta la costra y levanta el remolino a soplo de efecto sarguia<a title="" style="mso-footnote-id: ftn2" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftn2" name="_ftnref2">[2]</a> que se granjea en el pulso de la pobre vegetación del desierto.<br /><br />En efecto, es el fenómeno natural omnipresente en la vida de los hombres de las nubes y de los vientos. Es la sucesión del tiempo en su propio efecto. Los pobres habitáculos y jaimas del Sahara se levantan en contratiempo para poder seguir erguidas, con el temor a ser atragantadas por la fina arena en un proceso de recesión a causa del embate de los caprichos de los colores del viento. Sin desmesura, caravanas y ciudades del desierto fueron llevadas por el espejismo de la arena, la soledad y el silencio de este gran imperio donde no cabe la duda, la traición ni la mentira.<br /><br />El siroco renace de lo susceptible de los vientos, de los alisios, del color pardo gris del cielo, del mutismo de la tormenta; es pues el reflejo simultáneo de la tierra que va perdiendo distancia y altura en contraposición con el horizonte opaco e invisible. Por excelencia el siroco es la otra neblina con ráfagas de calor y de arena, es la válvula de escape del desierto que fluye envuelta de ensueños maravillosos a causa de las bajas presiones del mare nostrum.<br /><br />El siroco impone su propia potestad sobre el terreno en el momento en que entra en desavenencias con el ábrego<a title="" style="mso-footnote-id: ftn3" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftn3" name="_ftnref3">[3]</a>, anuncio para los ganaderos del Sahara en su cielo prodigioso de esperanza.<br /><br />Con el deseo de mojar los tobillos de afán y resistencia, el siroco persiste como la fuerza indómita que repele todo aquello que huye de su encuentro. Toda esa huida lleva a lo incierto, a lo inmutable, a lo desconocido, pero sin embargo podrá aparecer de nuevo con otro rostro y diferentes rasgos, en una escala de valores que sólo se puede medir con un buen barómetro. Es el juego desconocido y permanente ente las direcciones del viento en el que no falta nunca lo cálido, lo incierto y lo fantástico. Esa intuición no la ocultan los vientos del Sahara, con la cual a veces se fusionan en acuerdo mutuo cara al altiplano, la hamada y el erg<a title="" style="mso-footnote-id: ftn4" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftn4" name="_ftnref4">[4]</a>. Ante esta situación el fascinante paisaje no tiene otra alternativa que batir su propio tambor en una escaramuza con la que pretende domar la vida del nómada. En este medio natural y en esta lucha inevitable en la que intervienen el siroco, el irifi<a title="" style="mso-footnote-id: ftn5" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftn5" name="_ftnref5">[5]</a> y el desierto, todos unen y armonizan esfuerzos para poder mover el velero, la vela y el timón en un mar de arena.<br /><br /></div><div align="justify"><br />------------------------------------- </div><div align="justify"><br /><a title="" style="mso-footnote-id: ftn1" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftnref1" name="_ftn1"><span style="font-size:85%;">[1]</span></a><span style="font-size:85%;"> Es un viento de sudeste, caluroso y seco, de origen sahariano, generado por las depresiones que se forman en el mar Mediterráneo. Se presenta en masas de aire calientes, secas, tropicales, que son arrastradas hacia el norte por las células de baja presión que se mueven hacia el este a través del mar Mediterráneo, con el viento originado en los desiertos árabes o del Sahara. La duración del siroco puede ser desde medio a varios días y se produce generalmente durante el otoño y la primavera.<br /></span><a title="" style="mso-footnote-id: ftn2" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftnref2" name="_ftn2"><span style="font-size:85%;">[2]</span></a><span style="font-size:85%;"> Vientos cálidos del oeste<br /></span><a title="" style="mso-footnote-id: ftn3" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftnref3" name="_ftn3"><span style="font-size:85%;">[3]</span></a><span style="font-size:85%;"> Viento procedente del suroeste, templado, relativamente húmedo y portador de lluvias. Procede del Atlántico, de la zona entre las Islas Canarias y las Azores.<br /></span><a title="" style="mso-footnote-id: ftn4" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftnref4" name="_ftn4"><span style="font-size:85%;">[4]</span></a><span style="font-size:85%;"> Arenal en el que las arenas empujadas por el viento forman dunas, que se agrupan en cadenas y pueden constituir auténticos mares de arena.<br /></span><a title="" style="mso-footnote-id: ftn5" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftnref5" name="_ftn5"><span style="font-size:85%;">[5]</span></a><span style="font-size:85%;"> Viento sumamente seco y cálido procedente del Sureste, con velocidades considerables y que suele ir acompañado de espesas y molestas nubes de arena y cuyos efectos llegan a sentirse hasta en el archipiélago canario. Aunque el "irifi" no suele durarmás allá de los tres días, tiene un efecto nefasto sobre las personas al producir fuertes alteraciones sobre el sistema nervioso, sobre los animales y sobre la vegetación, que queda totalmente reseca.<br /></div></span><span style="font-size:85%;"><p></p></span>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-6323600924944584472009-06-27T10:41:00.001+01:002009-06-27T10:45:49.127+01:00El viaje de Ramón</p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5351940255402671442" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 301px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM1t429N6Vv7bsM8C8u8twJtbMU5G5TMXEGV5BkKpZYABsQi3TE-jx5zKeTkGT2j9WcD4h06OQJ_gGcZePesqc1SHRqyeko69iXjGS01YekKBaZn-qssONx_MZowDlavlRx_7V/s400/smara3_1.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"> <br />No tenía nada que ver la inquietud de Ramón con la sordera que venía padeciendo a causa de la pólvora de la Guerra Civil. Sin embargo, el hartazgo por la finalidad y las tendencias opuestas de la guerra caló sumamente en el subconsciente de ese señor cuarentón. Para superar esos estereotipos, se sumó a las andanzas de un apetito colonial que no distaba tanto de su Andalucía natal.<br /><br />Entumecido por el ruido de las hostilidades y el espejismo del Sahara, Ramón tenía el sentimiento de encontrar en su aventura la conquista de la fácil fortuna con la cual pretendía abrazar para siempre las piramidales dunas del vasto horizonte. Por eso cuando le hablaron de Smara quedó atrapado por el embrujo de las cúpulas y las paredes circulares de una aldea de arcilla y piedra, dormida en el ensueño humano y natural de una época que fue marcada por las caravanas de la sal.<br /><br />Impulsado quizás por las razones de un antiguo proverbio que reza “Mejor es ver con los propios ojos que ser informado por otro”, Ramón, sin olvidar el móvil de codicia, se encontró un día sin imaginarlo nunca frente a la vieja Qasba de negros muros de la que Chej-Malainin quiso hacer una meca y un referente en el corazón del desierto. La singular mezquita de Smara constituyó por largo periodo una obra legendaria y cultural de los hombres del Sahara, pero desgraciadamente buena parte de este patrimonio y monumento a la hulla de la resistencia fue destruido por la incursión colonial francesa, bajo el mando de Mouret en 1913.<br /><br />La predilecta fascinación de Ramón por este lugar arropó su cuerpo hasta el extremo de que su imaginación tocó fondo en el edén de la desolación y la embriaguez perdida a causa de una guerra atroz. Sin embargo, un sentimiento contrario, una diferencia de invocación en el tiempo y en el ideal, dejaron a Ramón sin poder alcanzar las fronteras colindantes de la inspiración del poeta y explorador francés, Michel Vieuchauge, que abrazó sin querer el encanto de la ciudad de Smara en un compromiso mortal a cambio de contemplar la misma por unos instantes. Pasado el tiempo, hoy esa réplica sigue clamando el silencio del viento. Es pues una llamada de una ciudad perdida en la arena, en la historia, y en la connotación de otras tantas ciudades que la asemejan en el desierto a la altura de Chinguetti, Uadane, Taudane, Tindouf y Tombuctú.<br /><br />Al poblado santo de Chej-Malainin el forastero español llegó descalzo y sentado en la parte trasera de la carrocería del Dodge, camión destinado al avituallamiento de víveres para las tropas al mando del teniente Madrid.<br /><br />Después de una travesía sin riesgos, sólo el meneo en el interior de la carrocería del camión, Ramón, con inmensas ganas, se apeó por fin en el portal del modesto economato del poblado entre el rugir del motor aun sin parar y la curiosidad de la gente, tan impaciente por descubrir las sorpresas del vehículo. Por su parte el cabo de la expedición salió disparado entre el gentío de curiosos y en voz alta anunció a su patrón: “Sin novedad, mi teniente, las tropas ya tienen para comer”.<br /><br />Asombrado por el paisaje y la gente del lugar, Ramón disimuló con un apretón de muelas las agujetas de un largo viaje y sin demora alguna se presentó ante la máxima autoridad de la ciudad. Era el primer civil español que se valía de un salvoconducto extendido para viajar dentro del territorio, por el comandante de El Aaiun, Rufino Pérez Barrueco.<br /><br />Con el visto bueno del teniente de la zona Ramón habilitó un estrecho local encarado a Dar diafa<a title="" style="mso-footnote-id: ftn1" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftn1" name="_ftnref1">[1]</a>, colindante a la Qasba que gestionaba Muhamddi Chej-Mohamed El Haiba, el español empezó a fabricar en este lugar las primeras pastillas de jabón, que por aquel entonces eran muy demandadas junto a las latas de cien gramos de tomate, más conocidas con el nombre de las “latitas de Ramón”.<br /><br />Las facetas de la aventura de Ramón fueron estimuladas igualmente por la ganancia, la ausencia de competencia y el apoyo de los señores coloniales. El andaluz en su afán por ganar y prosperar, topó y estrechó profundas relaciones con los incipientes mercaderes nativos tales como Nabet uid Jatari, Habib Lehbib, Sidahmed uld Salek y Sidahmed uld El Meiles. Entonces el trueque comenzó a funcionar a toda máquina, los saharauis surtían a Ramón gigantescas banastas repletas de lana y turjha<a title="" style="mso-footnote-id: ftn2" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftn2" name="_ftnref2">[2]</a> a cambio de novedosas mercancías fastuosas que traían las falugas<a title="" style="mso-footnote-id: ftn3" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftn3" name="_ftnref3">[3]</a> de más allá de la mar.<br /><br />Fue por eso que en las postrimerías de la hambruna de la guerra, la baraca, el economato, las iniciativas personales, la codicia de Ramón y las 350 pesetas que cobraba cada alistado en el ejército, ayudaron a que la ciudad santa prosperara hasta que todos sus habitantes civiles y uniformados les alcanzó el trigo, el mijo y la gama.<br /><br /><br />_________________</div><div><br /><a title="" style="mso-footnote-id: ftn1" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftnref1" name="_ftn1"><span style="font-size:85%;">[1]</span></a><span style="font-size:85%;"> Casa de huéspedes<br /></span><a title="" style="mso-footnote-id: ftn2" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftnref2" name="_ftn2"><span style="font-size:85%;">[2]</span></a><span style="font-size:85%;"> Lámina de corteza que se quita del tronco de la acacia o talha, y se usa para hacer cuerdas y sogas<br /></span><a title="" style="mso-footnote-id: ftn3" href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=32195040#_ftnref3" name="_ftn3"><span style="font-size:85%;">[3]</span></a><span style="font-size:85%;"> Embarcaciones</span></div><div><span style="font-size:85%;"></p></span></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-55773697025478356852009-04-24T20:57:00.002+01:002009-04-24T21:00:30.636+01:00El viejo de Tirnit</p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5328349864274439554" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 300px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8O9it1bG3uOg162MXLkwnH6GSpBEUEVPQ0YA1gx5KdkID0hN7QUkY4Fj1-mZ_MEdtxwfCvlqb4F8WXj-NGcg1OuWG9J1QakIZDa5SkS2XGLyQok-T38HgsVmJu5ZpFYzRvH8L/s400/P3040250.JPG" border="0" /><br /><div></div><br /><div align="justify">A lomo de camello la noticia de la travesía del mar se propagó por todo el desierto. A la gente le abordó un sentimiento de sorpresa e indiferencia. IBERIA había protagonizado uno de los hechos más importantes de su historia el 22 de septiembre de 1946. Ese día el cuatrimotor Douglas DC-4 bajaba del cielo en Dajla en escala técnica proveniente de la capital de la metrópoli, Madrid, en su trayecto hacia Natal en Brasil. La gesta supuso un reto de la aviación civil española al alcanzar Al atlántico sur desde las costas saharauis.<br /><br />A las pocas horas de surcar el Douglas el cielo hacia su destino final, a Salek le cortaron el cordón umbilical en medio de la soledad del desierto. El séptimo día de haber nacido, la abuela convocó a Dada para bendecir al niño con el ritual del amuleto. Según la práctica tradicional al recién nacido se le ofrece el nombre definitivo a la luz de la bruma de los inciensos fruto de la reflexión y la heredada generosidad de los abuelos.<br /><br />La educación que recibió Salek por parte de su añorada abuela le ayudó a despuntar como un auténtico hombre del desierto. De todos sus atributos podríamos reseñar su sabiduría y la íntima relación con el pedregal Tirnit. En este lugar es donde por vez primera conoció la posición de Aldebarán en el cielo como referente de rutas de agua y pastos en tiempos de paz.<br /><br />Salek mostraba claramente su temperamento de viejo revolucionario mascando un palito de mesuak entre los mástiles de la jaima de lona, donación del alto comisariado para los refugiados. Salek durante su estancia lejos de la tierra de Tirnit soportó más que nunca el dolor que le producía su enfermedad asmática, pero él nunca dejó de luchar por sus expectativas de futuro y tenía una personalidad capaz de crecerse ante las circunstancias adversas. También poseía el instinto para percatarse de la importancia de las cosas más sencillas; como el rebaño de ovejas, la inmensidad del hemisferio, el océano de tierra y el ajuar sin ordenar en la vivienda que no ocultaba el logotipo azul de la comunidad europea.<br /><br />El paso de los años y la crisis de asma debilitaron sumamente al viejo hasta el extremo de ser capaz de presentir cualquier cambio atmosférico. El viejo frecuentemente caía en estado melancólico sensibilizando sus afectos hasta que la longeva abuela extraía el remedio más adecuado con sus dulces palabras. Palabras que tenían la facultad de hacerle regresar de su viaje nostálgico. En el relato de la abuela siempre estaba esa relación directa del Douglas DC-4 y los peculiares gritos de júbilo que sentenciaron el nacimiento de Salek.<br /><br />Entre el anhelo y el suspiro el viejo pretendía encontrar lo que no pudo percibir en otros sitios donde dejó huellas y vagos recuerdos que todavía fluían en su comportamiento.<br /><br />El alumbramiento del único hijo de Salek creó una sensación de esperanza de continuidad para vivir mejor. El padre en el ascetismo de las santuarias tierras de Tirnit grita el nombre del hijo, una enseña para hacer retornar la razón al espíritu de los vivos.<br /><br /></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-28244729018067110042009-03-23T23:25:00.003+01:002009-03-24T22:34:14.387+01:00La parcela de El Mubarek<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgahzK2UZATVMYAuRlfQDkX5FWB5E0-_AWv13UCQy7_5VVhM0oTA-oEu11RPUSvsKsNe4HIvehSroNwJ7-jGvYMmsizgHyhPZtLpmVoVbniAIljNqztIjZOliHip49wnzJbOPrW/s1600-h/Copia+de+CONFERENCIA+TIFARITI+FEB.09+077.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5316513187338679714" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 300px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgahzK2UZATVMYAuRlfQDkX5FWB5E0-_AWv13UCQy7_5VVhM0oTA-oEu11RPUSvsKsNe4HIvehSroNwJ7-jGvYMmsizgHyhPZtLpmVoVbniAIljNqztIjZOliHip49wnzJbOPrW/s400/Copia+de+CONFERENCIA+TIFARITI+FEB.09+077.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><br /><div align="justify">Es indiferente para quien no conoce al pragmático El Mubarek, que con fe propia pisó de nuevo estos lugares con muchas ganas de vivir después de haberlos abandonado un día que no recuerda del todo bien. De los parajes de Tifariti salió despavorido a causa del ruido de las armas más la plaga que carcomió la parcela verde que el capitán de turno de la antigua guarnición dejó entre sus manos, hasta el regreso de una misión urgente allende de los mares.<br /><br />La somnolencia de paz con ceñida libertad empujó a El Mubarek como una libélula a delimitar con evidentes linderos los escombros del pretérito huerto donde hoy se afana en levantar pieza a pieza el barracón de hojalata y cartón en una explanada que considera su terreno liberado.<br /><br />Empeñado en que la reconstrucción no es nada ilusoria, El Mubarek se muestra fascinado entre la desperdigada chatarra de la guerra y los dibujos de calaveras en placas de metal que anuncian el peligro de minas. Martillando contrarreloj a lo largo de todo el día para hacer realidad el soñado cobijo de su vida, sin negarse a prestar ayuda a todo aquel que tenga la ilusión de convertir el lugar en un dedal de barracones, mientras tanto el iluso hombre espanta la soledad en la cañada próxima a la intersección de las pistas que llevan a todas partes. En la misma dirección se asoma de vez en vez la vetusta cisterna sin matricular que provee de agua potable a uniformados y civiles por igual en la medida en que el viejo motor tenga la suficiente fuerza de alcanzar las incrustadas favelas que abrazan el mercadillo. Un humilde lugar de compra y venta que se regula por sí mismo sin la intervención ni de dependientes ni de intermediarios. </div><div align="justify"></p></div><div align="justify"></div><div align="justify">Antes de abandonar el lugar el viajero, perplejo ante su propio asombro, toma impulso y sombra en una superviviente acacia antes de continuar el incómodo periplo, que en todo caso no disipa el recuerdo del retumbar del tambor de El Mubarek, el hálito de humo del rudimentario horno de pan y la compacta polvareda que los neumáticos despiden hacia el cielo para dejar entrever la parcela que se aleja en la dirección contraria.<br /></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-15092756601511962642009-02-17T21:09:00.004+01:002009-02-18T21:08:17.201+01:00Sidati Salami: una manera de contar<div align="justify"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5303863325048393970" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 373px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIK1n90KqhP6ZH7RQZCkePQLlO38jC5Tinl98Xf-W64a168NWenAu46ZP3LEroEoBo-8O5T_Amle9KmM9KnqHR8qlmNzwmbSpP6FaK9l6OTEl2rz2vGiKwxwwFmk-iFFpZwzL_/s400/CUENTOS+SAHARAUIS_Portada.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">El modo de vida operada en la sociedad a causa del flujo mediático y la nueva visión que azota el mundo ha dejado algunas costumbres y tradiciones en la cuneta del olvido. De ello no se salva la narrativa oral que hoy en día se lame las heridas de la decepción y el desinterés. Sin embargo esta manera de expresión tan antigua como actual al menos aquí sigue en las buenas manos de un brillante poeta saharaui que la guarda con amor y coherencia indeleble como algo muy personal y de interés general.<br /><br />Un hombre majestuoso en el aspecto, en la expresión y en la manera de hacer llegar la palabra hasani como eco cultural al margen de la dualidad y los entresijos, en un pacto carnal y espiritual, de vuelta hacia atrás a la memoria social, a fin de asomarse al futuro en escala inmediata en el presente, atiborrado de contradicciones permanentes que a veces perturban el natural sosiego que bebe de la benevolencia de la identidad y el desarrollo cultural.<br /><br />No era fácil el reto pero parece ser que la voluntad se había sumado aprisa al ímpetu de este pionero de la radio de El Aaiun, sonrisa a flor de boca y una poblada barba gris que compagina con el atuendo tradicional que exhibe con elegancia particular, sin duda es un hombre de su época y un Mualem de generaciones. Privado de la vista a temprana edad sin que el corazón nunca haya dejado de sentir con preocupación la melodía y el ritmo que le sopla al oído sigilosamente una fiel musa que reúne en su instinto la danza, la trova y las alabanzas que azuzan el sentimiento y la emoción del hombre de las tierras inhóspitas.<br /><br />Para Sidati Salami Lehbib llegar a viejo es cuando ya no hay alguien que encomienda a velar por el patrimonio cultural tanto oral como material que dibuja la huella del porvenir, que en realidad no es más que el presente que nunca acaba. Por ello no debe faltar nunca la aureola de los adagios, refranes y proverbios que continúan despertando en la sucesión del tiempo una buena manera de contar, una enseñanza moral y un apego del individuo a ese amor frenético, noble y audaz, en una simbiosis donde la tierra, los animales, el agua y la luz entran como vivencia de libertad expresa que repele con modestia todo alboroto y cacofonía de una conjura que no se detiene en estar braceando contra el medio y la idiosincrasia del hombre del desierto.<br /><br />En esta concatenación de elementos se destaca la identidad como medio de existencia que rehuye, para no perecer de molicie y lujuria en un habitat bien determinado, honesto y parco, como prueba de desarrollo de cultura y sociedad, lejos de toda postración y costumbres perniciosas.<br /><br />Una narrativa milenaria donde no falta la nostalgia y el tórrido deseo hacia parajes, montes y páramos que no desbordan los limites de Tiris y Zemur, escenario por la supervivencia de algunos animales personalizados de la fauna que encarnan la guerra, la pena, la alegría, la paz, el trabajo, la sequía y la abundancia de los habitantes del desierto. Toda esta representación va desde el erizo pasando por el zorro hasta el temible "GARFAF". Una verdadera fábula donde el bien y el mal no coinciden nunca y donde el misterio y la mitología aportan más virtudes que quimeras, e insuflan valor y determinación a grandes y chiquitines, aunados por una llana narrativa popular y por mucho más... </div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;">*Ilustración: portada del libro Cuentos saharauis de Larosi Haidar</span></div><div align="justify"></div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-32195040.post-69294280156661297502008-12-05T22:15:00.001+01:002008-12-05T22:22:46.098+01:00El panadero Moulud<div align="justify"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5276419541156973522" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 267px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhspx4zgaLFNeDHouvzOpM3QgCSVVSds-ghOvuXARQCtFZ9wn6I5cx5bpgH7TtN67plBP3MT_ocHG3tUYkbAH3P-4bRiv7gXJKVRedjNoSy-2r7PwH__eO8RpQgLajyND4NELvM/s400/horno-de-pan-sandoval-2005.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Las buenas espigas de la adorable Tadjist, sureste de El Aaiun, habían despertado en el panadero Moulud un amor eterno hacia esa profesión que defendió con creces, hasta que no pudo introducir la paleta de madera en el interior de la boca del horno para sacar el pan. El resultado del empeño con el que ganaba la vida con fe de satisfacción, era un pan de harina natural cocido a base de leña del indomable izik, cuyas graras parecen ser un cinturón de vida verde que acorralan a una ciudad en la que su gente y su historia siguen dispersos.<br /><br />El calor humano sorprendía a la entrada de una estrecha callejuela de los barrios emergentes de Colominas, donde se destacaba una casa-favela de construcción humilde, afeada por una rehabilitación posterior, laberíntica e iluminada a la hora del trabajo por una llama tenue dentro de un agujero, el horno. Sus pasillos retenían como una caricia el olor crujiente de la pasta amasada con delicia por las manos de Moulud, quien trabajaba pensando siempre en los lugareños y en los niños curiosos que traían el pan ácimo para hornear.<br /><br />Los chavales vivían la vida con intensidad y años después aún recuerdan el esfuerzo de ese hombre genial, aferrado continuamente a su tarea en aras de mitigar el hambre de los demás.<br /><br />El horno lo levantó con piedra, hierba y arcilla, mixtura de esfuerzo de un hombre sin sosiego que amaba su profesión. De aspecto impresionante, voz casi inaudible, enjuto y misterioso para muchos que no conocían el secreto y el misterio del panadero, haría falta mucha imaginación para reconstruir los lugares que recorrió en su faena para conquistar el pan. Muchos se han olvidado de él, pero algunos todavía recuerdan vagamente aquella enseñanza que repetía a diario en el horno: que todo lo que se hace con amor, con corazón, tiene que salir bien.<br /><br />Moulud hacía las cosas muy bien, era honesto, auténtico, resultado de su gente y de su paisaje, un hombre firme, lejos de ser veleidoso para no volverse hostil con el paso del tiempo, temía a los pies de barro, como la traición y la mentira, porque sabía que no llevarían lejos.<br /><br />Los últimos años una enfermedad sin reparos le robó parte de ese ímpetu y energía para dejarle inmóvil, impedido de recorrer las zigzagueantes estelas de una ciudad que le llevó a la prosperidad y al cariño.<br /><br />La embriaguez de felicidad sigue patente a su manera, los ojos no lo ocultan y tampoco las pálidas manos, que de un momento a otro viajan con dificultad para reencontrarse con las ruedas de caucho de la antigua silla que alguien dejó a su paso, y que constituye hoy sin embargo un eficaz medio con el que se menea de un lado para otro sin cambiar de posición.<br /><br />Por ello y por todo el esfuerzo, el corazón de este hombre sigue latiendo para sus adentros, sin haber soñado nunca con el estrellato, sólo con vivir como un simple panadero a la altura del señor Suilem y el noble Manolo. </div>Mohamidi Fakalahttp://www.blogger.com/profile/05270710243855153748noreply@blogger.com1