11 diciembre 2010

El mentiroso

El insomnio un hecho perdido

en mi casa irrumpió el vecino

para que dejara la suya al otro lado de la frontera.

Hundió la casa hasta el tejado, los cimientos

y hasta la cocina.

Barrió las cuatro esquinas,

arrojo sus desechos y

permaneció a mi lado insostenible en

larga espera a que abandone mi cuerpo tullido.

Su habla y locura me llevaron enseguida por camino desconocido.

Olvidé el viejo vecino de la próxima esquina, su semblante

y su dulzura.

El vecino prosaico se perdió en el cielo, en la tierra, en mi mar

de agua de piedras

con el que construye a sangre viva

mi refugio para toda la vida.

Mi vecino degolló el gallo del alba

en un intento fallido.

La protesta llego a sus oídos y

mi cuerpo aún fallido, tullido,

abierto a mar de barlovento

para que siga la vida. La geografía y el destino,

y me olvide que más vale comprar primero

el vecino.

Y me costó el coste de toda una vida.